La CEDH medió para obligar al director a recibirla
Regresará a la escuela menor violada y preñada en Sinaloa
Palmillas, Municipio de Escuinapa, Sin., 23 de marzo. Con 14 años de edad y cuatro meses de embarazo, Sandra Alicia volverá a la secundaria Gabina Aguilar, localizada en la comunidad Ojo de Agua, municipio de Escuinapa, donde cursaba el primer año cuando fue expulsada, tras ser violada sexualmente, informó la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), organismo que intervino para obligar al director del plantel, Cecilio Arenas Domínguez, a aceptar el regreso de la menor.
"Yo no sé qué voy a hacer con un niño, pero se lo voy a dejar a mi mamá para que lo cuide, ella sí sabe, ya tuvo tres, o entre las dos, para irme a la secundaria, porque quiero terminarla, porque voy bien y a mí me gusta, y si me dicen algo en la escuela, no les hago caso, o les parto la madre a los que me quieran sacar" de nuevo, dice la niña en charla con La Jornada.
Eric Tiznado Sánchez, visitador regional de la CEDH, informó que además de la queja contra el colegio, el organismo defensor de las garantías individuales continúa la integración del expediente 011/07 relativo a otra denuncia por dilación de justicia que presentó María de la Luz Aguilar Hernández, madre de Sandra Alicia, contra la agencia del Ministerio Público, y una más contra el Sistema Municipal de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), que ya comenzó a dar atención sicológica a la menor ultrajada.
Tiznado Sánchez señala que en el caso de Sandra Alicia existen elementos de abuso sexual cometido en su contra desde hace años por su padrastro, a quien sólo se identifica como Pedro, según un reporte entregado por el DIF a la CEDH sobre una investigación de campo que realizó.
El pasado 23 de enero Sandra Alicia cumplió 14 años, 11 días antes acompañó a su madre a la agencia ministerial para presentar una denuncia por violación.
En la averiguación previa 04 /07 se acusa a Ramón Peraza, El Diablillo, y a Soledad Prado Hernández, tía de la menor, quien, según la denuncia, la explotaba sexualmente, aprovechando que se quedaba a su cuidado mientras su madre trabajaba.
Días después incluyó en su declaración a dos personas más, a quienes sólo conoce por los alias de El Pitufo y El Benja, además de señalar que El Diablillo pagaba 50 pesos a la tía, quien le proporcionaba anticonceptivos a la niña.
El agente ministerial Luis Fernando Escobar Ibarra expresó que a pesar de que hay un señalamiento directo contra una persona en las indagatorias, se tienen varios indiciados por este delito perpetrado en septiembre pasado.
En la pequeña población de Palmillas, localizada sobre la carretera internacional, a 35 kilómetros de Escuinapa, y dedicada a las actividades del campo y a la venta de camarón, Sandra fue "noticia" cuando se supo que le habían impedido continuar sus estudios en la escuela secundaria de Ojo de Agua por las presiones de padres de familia, según justificó el director Cecilio Arenas Domínguez.
Su madre, de 38 años de edad, trabaja en el corte de chile y mango o en el empacado de camarón por 100 pesos al día, a lo máximo. Tiene dos hijos más que procreó con Pedro, de quien se separó hace años.
Sandra vive en una choza de adobe y palmas; durante la charla con La Jornada, juguetea con un pedazo de piedra amarrado a un pabilo. Sus huaraches dejan ver sus diminutos pies empolvados. Casi toda la ropa que usa, desgastada, se la obsequiaron sus vecinas. En su rostro no hay tristeza, preocupación o alegría.
Con el vientre que ya se le empieza a abultar, dice: "el que me hizo la panza es El Diablillo, no hay otro, fue ese señor, pero también fueron muchos otros, yo sabía que la Sole -su tía- vendía algo como droga, y cuando ella no estaba El Nico -esposo de su tía- me llevaba y entre los dos hacían negocio conmigo".
"Soy una niña, no soy una señorita", replica Sandra; reitera que quiere acabar la secundaria, "y a los que me quieran sacar les voy a decir: qué les importa, así nomás".