Usted está aquí: viernes 23 de marzo de 2007 Cultura Larga salva de aplausos alumbró el adiós a José Luis Martínez

Qué afortunado por tener lucidez para crear tan vasta obra: Carlos Montemayor

Larga salva de aplausos alumbró el adiós a José Luis Martínez

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen El féretro con los restos mortales de José Luis Martínez, ayer, durante el homenaje de cuerpo presente que se rindió al maestro en el Palacio de Bellas Artes Foto: Marco Peláez

La negrura de la carroza fúnebre en la que acababan de introducir el féretro con los restos del maestro José Luis Martínez, se acentuaba aún más al contrastarse con el cegador reflejo solar que asolaba, acosaba, el blanquísimo mármol de la explanada del Palacio de Bellas Artes.

Momentos antes, adentro, en el vestíbulo del palacio, una larga salva de aplausos lanzada por los presentes había ya alumbrado de adioses el solar en que se ubica ese recinto.

Más agradecidos que desolados por el que partía, habían tronado las palmas, y en su momento hecho guardias de honor o acto de presencia escritores como Carlos Montemayor, José María Pérez Gay, Alí Chumacero, Adolfo Castañón, Eduardo Lizalde, Eduardo Reyes Langagne, Jaime Labastida y Silvia Molina.

Ese miércoles soleado también habían rendido homenaje funcionarios como Josefina Vázquez Mota, titular de la Secretaría de Educación Pública; Sergio Vela, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; Alfonso de Maria y Campos y Teresa Franco, titulares de los institutos nacionales de Antropología e Historia y de Bellas Artes, respectivamente.

En paz, el solar de los Martínez, entre ellos los tres hijos del historiador, ensayista, cronista, bibliógrafo, editor y diplomático jalisciense recibía con gratitud la cauda de pésames y las muestras de aprecio.

José Luis, Rodrigo y Andrea Guadalupe se mostraban en paz: quizá porque ya estaban preparados, o porque quedan satisfechos con la más que fructífera y luminosa vida de 89 años de su padre, o por esos y otros tantos buenos motivos que hoy consuelan sus días de luto.

Hasta ese vestíbulo habían llegado, alrededor de las 11 de la mañana, el féretro de José Luis Martínez, ''el curador de las letras mexicanas'', o ''el centro de la república cultural y literaria del país'', como fue calificado.

Ahí, guarecidos del sol intenso que relucía en la explanada y en las cúpulas del edificio, los familiares, amigos, discípulos y demás beneficiarios de la amplísima obra de José Luis Martínez le ofrendaron su pesar, sus recuerdos, su gratitud, su silencio, sus murmullos, sus palabras al micrófono.

Primero habló Sergio Vela. ''José Luis Martínez deja una obra inmensa y de un inmarcesible valor que explora y descubre los más profundos vasos comunicantes de nuestra literatura, desde los orígenes hasta el siglo XX, obra que no descuida los puentes hacia la literatura universal'', dijo.

Después, Adolfo Castañón: ''Se va don José Luis Martínez y quedamos desamparados de su presencia exigente pero risueña, rigurosa y nunca exenta de gracia y simpatía humanísima'', comentó.

Pendiente, editar el diario de Alfonso Reyes

En entrevista, Castañón consideró que lo más relevante de los pendientes que dejó Martínez es la edición del diario hasta ahora inédito de Alfonso Reyes, cuyo amplio equipo de trabajo interinstitucional coordinó el ensayista y del que inclusive avanzó unas 80 cuartillas de la introducción general.

Ultimo de los oradores oficiales, Alí Chumacero compartió: ''Pero ya que el huracán cesó, que mi amigo no se haya presente, contentémonos pensando que todo en silencio a la quietud navega, y 'lloremos -si hay que llorar- como la fuente escondida'''.

Y en declaraciones a La Jornada, Carlos Montemayor destacó: ''Qué afortunado un ser como él, que dispuso de tiempo, edad, lucidez e inteligencia para realizar una obra tan vasta; pero tanto tiempo también para organizar y trabajar por la cultura de México desde muchas instituciones''.

De inteligencia luminosa, describieron o podrían haber descrito a José Luis Martínez todos los presentes, influidos, sin duda, por su obra, pero quizá también por el sol deslumbrante que ayer asoló la república de las letras mexicanas.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.