"No somos botín, sino pedestal de muchos": lideresa
Malena Acuña, una de las 25 principales líderes de comerciantes ambulantes en el primer cuadro de la ciudad, y a cuya organización, Comerciantes Unidos de Vía Pública del Centro Histórico, se le adjudican 455 agremiados, habla de los mitos y realidades que rodean al comercio en la vía pública.
Admite la anarquía en las calles, que obedece, según ella, a la complicidad de las autoridades y a la desmedida ambición de algunos representantes por ocupar todos los espacios posibles, pero también a la necesidad de la gente por contar con una fuente de trabajo.
"A la semana llegan a mí cerca de 100 personas a solicitarme un espacio, ya sea de nuevo ingreso o gente que busca desdoblarse porque el hijo o el sobrino se les casó", comenta.
Se dice del PRI, "pero no porque me haya convertido en vendedora, soy así porque así nací, de una madre que vendía y no aprendí otra cosa", apunta al señalar que más que "botín político", los comerciantes ambulantes "somos pedestales de muchos".
"Somos ignorantes y nos dejamos dar cuerda de alguien que le sirve nuestro grupo, pero mucha gente ni credencial de elector tiene ni sabe votar. Es cierto, si nos dicen griten, gritamos, mienten madres, mentamos, pero te puedo decir que mucha gente se dice priísta porque viene del estado de México, pero ya aquí dice soy perredista, porque aquí vendo".
No es un mito, agrega, que se venda robado o mercancía que entra de contrabando, pero no es generalizado. "Que se vende ilícito sí, que se distribuye droga sí, pero que vengan las autoridades e identifiquen en dónde, esa es su tarea, la mayoría somos auténticos vendedores, pero se han colado algunos malosos y el comercio ha degenerado".
Del tema evade profundizar, al igual que de la relación entre líderes y agremiados. "Todos nos conocemos desde hace muchos años, pero de los demás no me atrevería a opinar, en mi caso te puedo decir que tengo mis reglas de operación y en el protocolo de mi asociación se establecen los gastos de representación".
Con 56 de sus 60 años de vida dedicados al comercio en la vía pública, 18 de ellos en el callejón Tabaqueros -a unos metros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)- donde se extienden 100 de sus agremiados, prefiere hablar de las bondades del comercio ambulante.
Detrás de cada vendedor, dice, hay toda una cadena. "Los comercios establecidos se quejan, pero de qué, si ahí también nos surtimos, quisiera saber cuáles serían sus ganancias en un diciembre sin nosotros, nos dan crédito por 200 o 300 mil pesos".
Aún más, agrega, "en mi caso, lo fuerte son los recuerdos para bodas, bautizos, primera comunión, quince años, nada de piratería, todo es hecho aquí, en talleres caseros, de familias enteras que hacen el moñito, otras que hacen las muñequitos de migajón o de plástico".
"Dónde está la ilegalidad en eso, por qué la satanización", exclama al señalar que la petición de diálogo con el jefe de Gobierno "es para que conozca nuestra realidad. A lo mejor su decisión ya la tomó y nuestras propuestas le valgan un 10 de mayo, pero quizá no".