TOROS
El Pana, vetado en Texcoco, toreará en Nimes, Francia
Lo que son las cosas: el empresario Simón Casas acaba de firmarle un par de corridas a su majestad Rodolfo Rodríguez El Pana para que actúe en la feria de la localidad francesa de Nimes, durante la feria que se realizará allá después de Semana Santa. Lo paradójico es que mientras el artista de Apizaco se dispone a volar sobre el Atlántico en busca de las plazas europeas que hasta ahora no se habían fijado en él, aquí en el país, como de costumbre, sus enemigos lo vetan.
Eso es lo que acaban de hacer tanto Eulalio López El Zotoluco como el también tlaxcalteca Rafael Ortega, quienes accedieron a estampar la huella digital sobre los contratos de las ferias de Texcoco y de Aguascalientes si les garantizaban que no correrían el riesgo de ser bañados por El Pana, cosa que se les cumplió. Por eso, en los festejos hidrotermopolitanos (gentilicio con el que ahora quieren ser conocidos los individuos que antes eran más fácilmente llamados hidrocálidos) estarán los nombres de siempre.
A éstos, sin embargo, se añaden dos que sin duda agotarán el boletaje y traerán consigo la peste de los revendedores. Me refiero por supuesto al extraordinario torero francés Sebastian Castella y al español José Mari Manzanares Chico. El primero se presentó en la México durante la temporada 2005-2006 después de haberse convertido en el triunfador de Las Ventas de Madrid y la Maestranza de Sevilla. Como ya es sabido, iba a regresar al embudo de Mixcoac el 21 de enero pasado pero no pudo por culpa de una paliza que recibió lidiando un marrajo en Colombia.
Repuesto de esas fracturas de las costillas volverá a México y se internará en los cosos del Bajío, sin incorporarse a la feria de Texcoco, en donde nada interesante aguarda a los aficionados que tenían la esperanza de tirar los sombreros a los pies de El Pana, algo que debido a la mezquindad de Ortega y Zotoluco no ocurrirá. Allá los empresarios que se prestaron a tales manejos. Pero al margen de esas reprobables conductas, sigue levantando ámpula la noticia del regreso de José Tomás a la más trágica de todas las fiestas.
Algunos lectores -al saber que el gran artista madrileño venía rumiando la posibilidad de vestirse nuevamente de luces y que sin embargo sólo tomó la decisión el pasado 7 de enero en la Plaza México, al ver los trincherazos ya inmortales de El Pana- escriben a esta sección para preguntar si por casualidad no se tienen contemplados carteles que unan los nombres de los dos matadores. Hasta ahora, para decirlo pronto, no se sabe que haya planes al respecto. De todos modos nos mantendremos pendientes.
Y mientras en Tlaxcala se dice que otro que volverá a la guerra es Jerónimo, ayer en Guadalajara hubo una novillada donde el tapatío Pepe Murillo sacó la casta y estuvo muy bien ante un encierro que "ya quisiera el público de la México", de acuerdo con la reseña de un querido amigo de este espacio informativo cuya crónica desgraciadamente se quedó a medias debido a fallas en los sistemas interestelares de comunicación.