Muestran el arte que surgió en el país en torno a varios movimientos sociales
Inauguran en el MUCA la exposición La era de la discrepancia, 1968-1997
Destaca la recuperación de montajes efímeros surgidos luego del movimiento estudiantil
Ampliar la imagen Una de las creaciones que pueden verse en la exposición Foto: José Antonio López
Considerada como uno de los acontecimientos del arte contemporáneo mexicano más importantes en la reciente década, ayer fue inaugurada la exposición La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México 1968-1997, en la que participa un centenar de artistas con más de 300 obras entre pintura, fotografía, escultura, cartel, ilustración, cine, video y documentos.
La muestra representa una "primera revisión" histórica, académica y crítica de las búsquedas que, de modo disidente con los usos tradicionales del arte, se produjeron durante ese periodo que va del movimiento estudiantil de 1968 al levantamiento zapatista de 1994 y la crisis política y social de 1995, etapa además poco investigada y descuidada.
De La era de la discrepancia, que permanecerá en el Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA-Campus) hasta el 30 de septiembre, Oliver Debroise y Cuauhtémoc Medina, los curadores junto con Pilar García de Germenos y Alvaro Vázquez, quienes desarrollaron una investigación de más de cuatro años mediante un programa de apoyo de la UNAM, destacan el esfuerzo de reconstrucción de obras destruidas y efímeras de dicho periodo.
Tal trabajo de reconstrucción, coordinado por Tatiana Falcón, fue realizado en colaboración con los propios artistas, como Helen Escobedo, con Corredor blanco (1973); Marta Palau, con Ambiente alquímico (1970); Hersúa, con Ambiente circular (1973), y el grupo Pentágono, con la obra Pentágono (1977).
No se trata, dijeron, de una visión panorámica de todas las corrientes en esas tres décadas, sino de "cortes transversales" para llamar la atención acerca de momentos en que creadores de generaciones y orígenes diversos se propusieron transformar formal o políticamente el sentido de producir arte.
El título de la exposición proviene de la proclama que hiciera el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, un años después de la matanza de estudiantes en Tlatelolco: "¡Viva la discrepancia!", que avalaba una nueva actitud de la sociedad frente el poder y el autoritarismo.
La amplia exposición se divide en nueve secciones. La primera, se informó, se articula en torno al Salón Independiente (SI), grupo de creadores que decidió apartarse de las actividades artísticas gubernamentales y apostar por la independencia cultural.
La segunda, Mundo pánico, aborda temas de la contracultura, como los trabajos en torno al Movimiento Pánico fundado en París en 1963 por el controvertido dramaturgo, actor y cineasta chileno Alejandro Jodorowsky.
Una tercera sección, Sistemas, busca poner en cuestión el concepto de "geometrismo mexicano", mediante una propuesta de lectura de obras conocidas de Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Kazuya Sakai y Hersúa.
Márgenes conceptuales está dedicada al desarrollo de formas de arte no-objetual, generalmente relacionadas con la aparición del arte conceptual, con obras de Felipe Ehrenberg, Martha Hellion y Ulises Carrión.
Otras secciones son: Estrategias urbanas, Insurgencias, Identidad como utopía, La expulsión del paraíso e Intemperie. Además, como parte de la muestra habrá un ciclo de cine y video de producciones universitarias e independientes.
La exposición, dijeron los curadores, pretende presentar una genealogía del arte mexicano actual, valorado recientemente a nivel mundial. Por ello, agregaron, "la muestra busca dar profundidad histórica e intelectual a una clase de experimentación visual que tiene cada vez mayor circulación entre los públicos del arte de la era global".