"Vamos a defender la tierra", responden en Tenojib a sentencia del Tribunal Agrario
Opddic aumenta la larga lista de agravios contra vecinos zapatistas
Ampliar la imagen Indígenas zapatistas sufren los embates de la Opddic en varias comunidades del municipio autónomo Olga Isabel Foto: Víctor Camacho
Ejido Morelia, Chis., 17 de marzo. Los conflictos generados tras la creación oficial del ejido Mukúlum Bachajón, en particular cuando sus dirigentes se sumaron a la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic), mantienen en recurrente zozobra al municipio autónomo Olga Isabel, cuya cabecera colinda con el mencionado ejido. La problemática afecta más agudamente a unas 250 familias zapatistas, según las autoridades autónomas.
Las comunidades de Olga Isabel ocupan unas 3 mil hectáreas de tierras recuperadas, pero en muchas la presión de Opddic por arrebatárselas es grande, y cuenta con el abierto apoyo de las oficinas y los tribunales agrarios. La organización priísta insiste ante sus agremiados que el municipio autónomo "no es en realidad zapatista". El dirigente Juan López Demeza, originario de Batibultic, Bachajón, arguye que la región de Chilón "no pertenece a la zona de conflicto" y por eso los zapatistas no deben ser reconocidos. Y bueno, si no es "zona de conflicto", entonces es inexplicable la militarización y las bases castrenses que prácticamente sitian la región.
"En la comunidad de Yaxté los de Opddic rompieron la puerta de la pequeña escuela y robaron el material educativo. Están buscando, con todo lo que pueden, provocar que reaccionen nuestros compañeros". El concejo autónomo de Olga Isabel lleva la cuenta precisa de provocaciones y agravios padecidos en meses recientes. La agresividad de sus vecinos, que han ingresado a las filas de Opddic, inició en 2006, cuando el 22 de enero le cortaron el suministro de electricidad al municipio zapatista; aquello causó que se echaran a perder vacunas y medicamentos que guardaban en un refrigerador.
"Entonces destrozaron un pedazo de milpa y derramaron tres tambos de miel, de 19 litros cada uno, que era la recolección de un compañero". El ambiente hostil afectó también a miembros de Yomblej, organización perredista que actualmente gobierna el municipio oficial de Chilón. "Expulsaron a su gente del ejido San Sebastián Bachajón". Pero, apunta el concejo de Olga Isabel, "también ellos nos amenazan a los que estamos en la resistencia".
Agrega que "apenas este miércoles 14, llegó a la comunidad de Tenojib un paquete con la sentencia del Tribunal Agrario para el desalojo de los zapatistas". No obstante, declara: "Ahí estamos para la resistencia. Vamos a seguir siendo rebeldes. No vamos a entregar la tierra, la vamos a defender".
En otras partes, como ocurre en la región autónoma de San José en Rebeldía, la pretensión de desalojar a los zapatistas obedece a intereses turísticos. Visitadores gubernamentales han dicho a la comunidad de San Miguel Agua Azul que allí se planea la construcción de cuatro hoteles, y proponen a los indígenas trabajar para los turistas, "con la condición de que abandonen el Ejército Zapatista". De lo contrario, los van a echar de su poblado.
Después de deliberar e intercambiar información en el caracol Torbellino de nuestras palabras, las autoridades municipales autónomas concluyeron en conjunto: "Desde 2006 Opddic surge como verdadera amenaza", con el respaldo de las instancias gubernamentales. "Por eso vienen de México abogados, para presionarnos y que nos dé miedo". Los priístas han dicho: "Esto se va a acabar porque va a venir otra guerra". Una que, se infiere, pelearían ellos mismos contra otros indígenas.
Colectivo de pan
La risa de las mujeres esperando que se caliente el horno ya en llamas. Bajo la tosca cúpula de barro, está que arde en un extremo del caracol. El bloque de masa de trigo es un animal crudo que alza su lomo sobre la mesa de palo, en espera del momento de cocción. Es un trabajo que les divierte hacerlo juntas a las campesinas, un colectivo de mero tojolabales. Ahora toca hacer pan para los compañeros de las comisiones, la junta y la guardia.
Ellas, unas diez, se mojan las manos mientras siguen hablando. Clavan sus dedos en la bestia de masa que yace y la pedacean, confeccionando uno a uno los bollos por venir.
Los pasan a la charola. Bien formaditos hasta que la ocupan toda. Sobre ella son deslizados al recinto del fuego. Harta brasa, no hace falta más leña. Se abre otro compás de espera mientras los panes se hornean. Siguen sus voces, risas, exclamaciones agudas y melodiosas. Como murmullo de aves de monte. Música con el sabor de la tierra.