Carlos Montemayor da a conocer su tercer disco grabado con el pianista Antonio Bravo
La música de María Grever tiene ''el linaje de la canción de arte''
El polifacético creador prosigue su trabajo interpretativo ''de individualización expresiva''
Se trata del primer material monotemático dedicado a la legendaria compositora
Ampliar la imagen Antonio Bravo y Carlos Montemayor, en la casa del también escritor, durante la entrevista con La Jornada. Hoy presentarán su disco con un recital, a las 19:30 horas en el Conjunto Cultural Ollin Yoliztli Foto: Carlos Ramos Mamahua
El poeta, narrador, ensayista, traductor de grandes autores en griego, latín y lenguas indígenas, autor de un trabajo cultural definitivo en nuestra sociedad, el maestro Carlos Montemayor, da a conocer su tercer disco compacto en su carrera como tenor: Canciones de María Grever, publicado por Ediciones Pentagrama, en el cual continúa un trabajo interpretativo de ''individualización expresiva, como resultante del trabajo anterior desarrollado con el lied vienés y la romanza napolitana", dice en entrevista con La Jornada.
''Me da gusto -explaya Montemayor- concentrarme en una compositora mexicana de tal excelsitud, de tal clase, nitidez y calidad.
''Nos acercamos, el pianista Antonio Bravo y yo, a una expresión musical que exige atención a la música y al texto.
''Mi condición de poeta me hace también muy sensible al trato musical del género romanza y de las canciones o canzonettas, porque estudiando los lieder alemán, las romanzas españolas y napolitanas queda clara la naturaleza de una música muy cercana a la ópera. Los poemas que trabajaron Schubert, Hugo Wolf y otros autores son un acertadísimo y afortunadísimo encuentro de poesía y música en un plan de excelencia y exigencia vocal e instrumental.
''Por tanto, se requiere de un estudio a conciencia y capacidad elevada para poder interpretar estas obras, entre cuyo linaje se ubica la música de María Grever."
Sonoridad tipo romanza
El disco compacto titulado Canciones de María Grever contiene 14 partituras escritas por esta compositora legendaria, que no obstante su relativa popularidad debida a temas de arraigo y empuje emotivo y melódico tan profundos como Júrame o Te quiero dijiste, no es conocida a cabalidad en obras de igual o mayor valía técnica.
El nuevo disco compacto del tenor Carlos Montemayor contiene tanto obras conocidas como las poco conocidas de María Grever.
Se convierte en el primer disco monotemático dedicado a esta autora fundamental en muchos años en México. Fue grabado en la Sala Hermilo Novelo del Conjunto Cultural Ollin Yoliztli (Periférico Sur, esquina Zapote, colonia Isidro Fabela), donde será presentado esta noche, a las 19:30 horas, con un recital a cargo precisamente de Carlos Montemayor, acompañado al piano por Antonio Bravo, autores ambos de ese disco.
La víspera, en casa de Carlos Montemayor, explican: ''María Grever exige un estudio a fondo de cada composición. Tiene matices, estructuras armónicas, líneas melódicas que hay que entender, preparar. Para interpretar su música realizamos el mismo trabajo técnico que hicimos para interpretar la música alemana e italiana en nuestros discos anteriores".
Esos álbumes son El último romántico y el doble titulado Canciones napolitanas e italianas.
A ese linaje, al de la canción de arte, pertenece el material que ahora presenta Carlos Montemayor en su nuevo disco.
Acota el pianista Antonio Bravo: ''El repertorio de María Grever no es para que en una fiesta alguien diga: 'A ver, échate esta', y luego: 'échate esta otra'. Ameritan un estudio previo y una estrategia artística que involucran conocimiento de causa, leer y entender la partitura original, y calidad interpretativa".
Los primeros intérpretes de María Grever fueron tenores belcantistas: José Mojica, quien era integrante de la Civic Opera de Chicago; Nicolás Urcelay, conocido como ''el Caruso yucatanense", y otros tenores como Alfonso Ortiz Tirado, Néstor Mesta Chaires y Juan Arvizu.
En la actualidad, tenores modernos como Plácido Domingo, Ramón Vargas, Fernando de la Mora y José Carreras han visitado también el repertorio de María Grever.
Todas esas versiones, empero, fueron revisadas por Carlos Montemayor y Antonio Bravo, para desecharlas y apropiarse del sentido original de las partituras y realizar una versión personal.
''Al escuchar aquellas versiones -explica el tenor- descubrimos que las canciones de Grever son distintas en cada uno de ellos. Es decir, no se trata de la repetición de un texto sino de la forma de apropiarse de una estructura melódica del momento que da como resultado una individualización de la interpretación.
''El secreto reside en la naturaleza del género romanza, donde resulta evidente que una romanza de Schubert o de Grieg no suenan igual en cualquier intérprete, sino que suenan como el intérprete ha logrado entenderlas. Es en ese sentido que existe en México mucha música tipo romanza, lied, mucha música valiosa, canciones de arte. Así que empezamos con las de María Grever."
Confesión íntima de búsqueda
-¿En qué consiste la individualización que ustedes realizan?
-Es posible que la singularidad de estas interpretaciones -responde Carlos Montemayor- pueda explicarse por tres razones: una, la naturalidad y llaneza de la expresión; dos, el no interpretarlas a partir de las referencias musicales de los antiguos intérpretes mexicanos, sino, tres, debido a la carga de apertura, vigor, fuerza o decisión que traemos Antonio y yo del estudio de la música italiana, es muy posible que la tradición que nos está influyendo en este disco es la de la interpretación napolitana y vienesa. Creo que estos rasgos, que podemos distinguir nosotros porque hemos trabajado tras bambalinas, no son visibles en otros intérpretes.
-¿Cuál es la apreciación de usted como poeta, y más allá del factor prosódico evidente, de la obra de María Grever como poeta?
-Me gusta la intimidad de ella -define Montemayor-. En la mayor parte de los casos está hablando desde sí misma para sí misma, y esto la aparta de lo fácil, la acerca más a la sencillez, a la sinceridad, a una expresión interior.
''La música de María Grever -anota el tenor Carlos Montemayor- es muy sugerente; muy interior también, como una reflexión compartida, o como una confesión íntima de búsqueda, soledad o júbilo.
''Su música contiene diversas resonancias de época, escuelas y ritmos. Cultiva, en la música de concierto, el arte delicado y fino del lieder, por ejemplo, como se aprecia en el caso de la canción Despedida.
''Pero también desarrolla una gran armonización, al modo vienés, en baladas como Un instante, a la manera del tango en Júrame, o con un formidable ritmo sincopado en Lamento gitano, que es un conjuro, o en Devuélveme mis besos.
''La música francesa, la música de Franz Lehar, incluso la música estadunidense de la primera parte del siglo XX, asoman con una feliz concordancia en cada una de las piezas que hemos estudiado el pianista Antonio Bravo y yo para preparar este disco."
Después de escuchar y escuchar y escuchar el nuevo disco del tenor Carlos Montemayor, el oyente confirma y aplica lo que Borges decía de Carlos Gardel: Carlos Montemayor canta cada día mejor.