En 12 años los salarios se recuperaron y la inflación era menor que en EU: Calva
Ortiz Mena logró una economía con resultados palpables para la gente
No hay milagros económicos sin mercado interno, y eso significa tener poder adquisitivo
Ampliar la imagen Antonio Ortiz Mena, secretario de Hacienda de 1958 a 1970 Foto: La Jornada
En los 12 años del periodo conocido como el Desarrollo estabilizador, entre 1958 y 1970, el poder adquisitivo de los salarios aumentó de manera consistente y también se dio una mejoría en la distribución del ingreso. Fue un resultado de la política económica palpable para la gente común. Visto de otra forma, también reflejó coherencia entre el pensar y el hacer de Antonio Ortiz Mena, el responsable de la economía mexicana en esos años. Ortiz Mena, quien falleció el lunes pasado a la edad de 99 años y 11 meses, fue secretario de Hacienda en los gobiernos de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
Un ejemplo de la coherencia intelectual de Ortiz Mena es comentado por José Luis Calva, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, estudioso de la historia económica de México y quien mantuvo un contacto cercano con el ex funcionario en los últimos años:
''Un ejemplo de esta coherencia y al mismo tiempo una muestra de éxito en la realización de la estrategia económica es la política salarial. Actualmente está de moda entre la elite empresarial y la derecha la visión de que los salarios no deben crecer más de la inflación esperada, porque de lo contrario se desencadena una escalada entre precios y salarios'', plantea.
La visión de Ortiz Mena fue diferente, añade. Propuso una estrategia que dio como resultado un incremento sistemático de los salarios reales, que crecieron más que la inflación. Ello permitió ir ganando poder adquisitivo. Propuso, además, no sólo aumentar los salarios reales, sino mejorar la participación de los salarios en el ingreso nacional disponible.
''Ortiz Mena tenía una visión integral de la política económica'', comenta José Luis Calva. La inflación era, incluso, menor a la de Estados Unidos en algunos años; el tipo de cambio permaneció estable y las finanzas públicas sanas, sin recurrir al endeudamiento. Un punto fundamental, que el profesor Calva resalta como muestra de coherencia intelectual, es que en esos 12 años hubo una recuperación real de los salarios, propiciada por la política económica diseñada desde Hacienda.
A la par de esa estabilidad, que no era sólo financiera, se avanzó en mejorar la distribución del ingreso. ''Los milagros económicos no ocurren sin mercado interno, y el mercado interno significa población con poder adquisitivo''. En esos 12 años los salarios crecieron a una media anual de 9 por ciento. También por contraste, desde hace 24 años el salario mínimo ha perdido 70 por ciento de su poder adquisitivo y el contractual 50 por ciento.
''Todo el crecimiento de la economía desde la época del gobierno de Lázaro Cárdenas (1936-1940) no se entiende sin el mejoramiento continuo de los salarios, los mínimos y los manufactureros, y esto se impulsa de manera muy conciente durante el Desarrollo estabilizador'', añade.
''Desde los años de Alberto J. Pani (secretario de Hacienda de 1923 a 1927 y de 1932 a 1933) y hasta la época que terminó con Ortiz Mena en la Secretaría de Hacienda, México tenía rumbo, un proyecto nacional y de desarrollo. Con el neoliberalismo se dejó a la economía a la deriva del mercado global, dejamos de tener destino. Ese no es el camino del éxito. No hay país que haya tenido éxito sin tener antes un proyecto propio'', destaca Calva.
Como el periodo de mayor crecimiento con estabilidad de precios, el Desarrollo estabilizador no surgió por generación espontánea. Sus antecedentes son de índole histórica (la atención económica a las demandas sociales enarboladas en la Revolución de 1910); política (la reforma agraria y la política cimentada desde el régimen de Lázaro Cárdenas); internacional (el margen de industrialización abierto en el y tras el conflicto de la Segunda Guerra Mundial), y la emergencia y consolidación de una clase media que fincó en la educación universitaria y tecnológica sus esperanzas (convalidadas en los hechos) de movilidad social.
Debajo de la modernidad que sustentó las políticas de industrialización para impulsar una planta manufacturera con capital nacional privado y público, el campo fue la base en que se sustentó el que llegó a llamarse ''el milagro mexicano''.
En lo social al periodo del Desarrollo estabilizador se le denominó también de economía mixta, no sólo por la concurrencia de las inversiones privadas y públicas en proyectos conjuntos de interés nacional, sino por la injerencia deliberada del Estado en la economía para garantizar beneficios sociales a los dos factores fundamentales de la producción: capital (ganancias monetarias garantizadas) y al trabajo (salarios y prestaciones remunerativas delineadas en los preceptos constitucionales).
En el sector industrial, la política fiscal fue determinante para impulsar las inversiones privadas, en el marco de una política económica más general hacia este sector, aplicada en el marco de la sustitución de importaciones: apoyar la producción interna de insumos para reducir la dependencia de las impostaciones de los mismos.
En el sector de los servicios, particularmente en la banca privada, el marco regulador obligaba a garantizar cuotas de financiamiento hacia el resto de los sectores (a esas cuotas se les conocía como ''cajones'') determinadas por el ''encaje legal'', el cual era una porción de financiamiento impuesto a los bancos para garantizar los flujos de dinero a través del crédito.
Lo menos visible en el Desarrollo estabilizador, quizá porque fungió como una especie de cimiento en el que se sustentó este modelo, fueron las funciones asignadas al sector agrícola, base también del bajo crecimiento de la inflación en el periodo. El campo fue apoyado con financiamiento y tecnología. Las exportaciones agrícolas aportaron 50 por ciento del ingreso de divisas del país y, en ese sentido, sirvieron para financiar la industrialización del país.