Usted está aquí: jueves 15 de marzo de 2007 Economía Dinero

Dinero

Enrique Galván Ochoa

Cierran autopistas a ''rescatados''

El mercado de los celulares

El Alquimista ya no medirá la inflación

Aquella cena

¿De veras serán descalificadas las constructoras que tronaron y tuvieron que ser rescatadas por el Farac, el fideicomiso que inventaron Ernesto Zedillo y Carlos Ruiz Sacristán para salvar a los empresarios que tenían a su cargo las autopistas privatizadas por Salinas de Gortari? Al menos ese es el propósito del secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez: no dejarlas participar en el nuevo esquema de privatización que se echará a andar después de Semana Mayor. Tres de las empresas rescatadas fueron ICA, Tribasa y Grupo Mexicano de Desarrollo.

Celulares

Un estudio realizado por The Competitive Intelligence Unit -su director general es Ernesto Piedras- muestra la relación de fuerzas entre las cinco compañías que ofrecen telefonía celular en México. Telcel, el monopolio de Carlos Slim, el año pasado registró ingresos por 9 mil 753 millones de dólares, que equivalen a 73.6 por ciento del mercado total. Será difícil que esta situación cambie, aun cuando Movistar haya incorporado a sus filas al ex secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz y Ricardo Salinas Pliego lleve adelante la fusión de Iusacell y Unefon.

Banxico, la inflación

El gobernador del Banco de México, experto en alquimia, Guillermo Ortiz, dio ayer dos noticias: la buena y la mala. La primera consiste en que el banco central dejará al INEGI la tarea de medir la inflación. De cualquier modo había poca gente que creía en las mediciones del Banco de México; sólo han servido para no aumentar el salario mínimo. Vamos a ver si la gente de INEGI es más honesta. La mala es que se declaró incompetente para poner un alto a las comisiones y los intereses que cobran los bancos a sus clientes. Tanto que había cacareado que marcarles el alto es una inaplazable necesidad.

e@Vox Populi

el pase de charola

Con interés leímos su columma de ayer. Nos decepcionó su nota sobre Ortiz Mena. Quisiéramos que hiciera memoria sobre la intervencion del ex secretario de Hacienda en la famosa cena de ''la charola'', con Salinas de Gortari. Le envío un texto con lo que publicó la prensa de aquellos días (febrero de 1993). ''Los hombres más ricos de México comenzaron a aparecerse en la casa de quien fuera secretario de Hacienda durante 11 años, presidente del BID y, en ese entonces, director del principal banco nacional, Banamex, Antonio Ortiz Mena. Fueron 30 -y únicamente hombres- los invitados a esa cena privada con el fin de discutir un programa para fortalecer al PRI ante la elección presidencial de 1994. De lujosos autos descendieron Roberto Hernández, Carlos Hank Rhon, Alfonso Romo, Jorge Martínez Güitrón, Lorenzo Zambrano, Alberto Bailleres, Raymundo Gómez Flores, Gilberto Borja, Bernardo Garza Sada, Carlos Slim, Alfredo Harp, Angel Losada, Jerónimo Arango y Roberto González Barrera, por mencionar a algunos. En eso, y contra su costumbre de ser extremadamente puntual, llegó Emilio Azcárraga Milmo. Pidió (sic) disculpas al presidente por su tardanza, bromeó con algunos de los empresarios y rápidamente se puso al tanto de los detalles de la reunión. Tan alto como era El Tigre se puso de pie y sin titubear dijo en voz alta: 'Hemos ganado tanto dinero en los últimos seis años que creo tenemos una gran deuda de honor con este gobierno del presidente Salinas. Me comprometo a dar 70 millones de dólares y espero que me sigan muchos de los presentes. Se lo debemos al presidente y al país'".

Steve Levitzky/Nueva York

R: Lo interesante de esta anécdota es advertir la capacidad de reciclaje de nuestros magnates. En 1993 eran priístas de hueso colorado, hicieron sus fortunas a la sombra del tricolor. Algunos lloraron la supuesta muerte del dinosaurio, la noche del 2 de julio de 2000; tal vez temieron que Fox realmente reduciría la corrupción a ''niveles normales'', como había prometido. Pronto la señora Marta los consoló: el dinosaurio seguía vivo, había cambiado de color, ya era azul, y sólo era cuestión de que sus donativos, en vez de entregarlos al PRI, los canalizaran a Vamos México. Sus fortunas seguirían creciendo. Seis años después -en la elección del año pasado- se habían reciclado en entusiastas panistas; le dieron la espalda a Roberto Madrazo y al Revolucionario Institucional, combatieron a López Obrador con la campaña del terror para ayudar a Calderón. Moraleja: arriba de un millón de dólares no hay principios ideológicos.

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