Agustín Estrada aceptó la dirección de ese espacio de artes y oficios
El Faro de Oriente es de quienes hemos contribuido a su desarrollo
Realizar un diagnóstico crítico de los planes y programas de trabajo, entre sus propuestas
Buscará reconstruir la relación con la Secretaría de Cultura y con colaboradores anteriores
Ampliar la imagen Agustín Estrada recibió las llaves de parte de la comunidad, como símbolo de la confianza que depositaron en él Foto: Edgar López
Agustín Estrada (1967, ciudad de México) aceptó, este sábado, el cargo de director de la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) de Oriente, que le fue ofrecido por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, organismo que reconoce a Estrada como candidato de una gran mayoría de la comunidad de este centro cultural, ubicado en la delegación Iztapalapa.
Unas 200 personas de esta comunidad (alumnos y maestros de los talleres, padres de familia, promotores culturales y vecinos, entre otros) estuvieron en el acto, y, según testimonios, mostraron apoyo unánime a Estrada.
El Faro, quizá la más importante propuesta cultural del gobierno de la ciudad de México, tan exitosa que logró que en una zona muy conflictiva la comunidad la asumiera como propia, sufrió un accidentado proceso de cambio de dirección.
Durante su discurso de aceptación, Estrada, fundador de esta Fábrica de Artes y Oficios en 2000 y a partir de entonces coordinador de Servicios Culturales de ese espacio, reconoció: "Todos hubiésemos querido que la transición de una administración a otra hubiese sido más armoniosa", y lanzó un mensaje claro, quizá refiriéndose a la división interna provocada por el cambio de poder: "el Faro es de muchos: todos los que hemos contribuido a su creación y desarrollo tenemos lugar en él. Es también de las nuevas generaciones que deberán encontrar aquí el mismo clima de libertad y creación que tanto nos ha dado".
Estrada planteó 13 pautas de acción, entre las que destaca: "Realizar un diagnóstico crítico de los planes y programas de trabajo" actuales; "hacer, en conjunto con la Secretaría de Cultura, su Consejo Consultivo y las diferentes comunidades de artistas y creadores, una reflexión profunda sobre el proyecto y su aportación a las políticas públicas en materia cultural; construir una normatividad clara, dialogada y de consenso (...) que haga posible transitar de una autoridad a otra (...) sin poner en riesgo la continuidad del proyecto"; apoyar proyectos infantiles; "reconstruir" la relación con la Secretaría de Cultura y con colaboradores anteriores, y "construir nuevas formas de trabajo y decisión que permitan conducir el Faro con mecanismos más democráticos y de consenso".
El nuevo director pidió "un voto de confianza" y se comprometió a revisar "la situación de nuestro espacio y tomar las decisiones que hagan falta".
Conflicto por la sucesión
El conflicto por la sucesión comenzó después de que la secretaria de Cultura del Distrito Federal, Elena Cepeda de León, quien asumió funciones el pasado diciembre, le pidiera la renuncia a Benjamín González (director único del Faro desde su creación, hace casi siete años). Cepeda nombró una directora que no estaba involucrada con ese centro cultural. La comunidad no aceptó la designación por tratarse de alguien externo al proyecto. La secretaria echó atrás su decisión y pidió que la comunidad le propusiera una terna. Sin embargo, el proceso se entrampó porque la comunidad se dividió.
La Secretaría de Cultura sostuvo reuniones con la comunidad y llegó a la conclusión de que el candidato que contaba con mayor apoyo era Agustín Estrada. "Mi compromiso fue escuchar a la gente y a partir de ahí escoger al candidato", explicó en entrevista telefónica Cepeda de León.
Fue así como le ofreció la dirección a Estrada.
(A partir de que Benjamín González dejó el cargo, el pasado 3 de febrero, Estrada se había quedado como responsable temporal de la dirección.)
Cuando Cepeda le propuso ser director, Estrada le pidió una semana para responder, tiempo que dedicó a consultar con la comunidad del Faro, de la cual recibió, mayoritariamente, apoyo.
Rehacer el tejido de la comunidad social
"Por medio de la cultura se puede rehacer el tejido de la comunidad social", opinó el nuevo director, en entrevista telefónica con La Jornada.
"La cultura es aquella que ayuda a la comunidad a salir de la barbarie", dijo Estrada.
El Faro se alzó en junio de 2000 en una zona sumamente conflictiva. Antes, "la gente de la colonia no salía después de las cuatro de la tarde".
Los lugareños "se dieron cuenta de la importancia de la cultura: los obreros vienen a clases de guitarra, los chavos dejaron la esquina para tomar fotos". Con el tiempo, el entorno se ha ido modificando.
El lugar tiene una doble función, como escuela de oficios y como centro cultural. Cuenta con un amplio espacio en donde se imparten talleres gratuitos de fotografía, grabado, encuadernación, carpintería, escultura en madera, vitrales, alebrijes y dibujo, entre otros. También se realizan otras actividades. Por mencionar algunas: presentaciones de libros, performances y conciertos.
"Ha sido ejemplo de promoción cultural, de formación artística y de trabajo comunitario", dijo Estrada en su discurso de aceptación.
El Faro ha ganado reconocimientos internacionales.
A raíz del éxito del primer centro de artes y oficios, se abrieron recientemente otros en Tláhuac, Milpa Alta y Cuautepec. Además, la Secretaría de Cultura está en proceso de selección de espacios para al menos cinco Faros más. "Es uno de los proyectos más importantes para la secretaría", dijo Cepeda.
En suma, el Faro no sólo se ha vuelto un referente cultural en el oriente de la ciudad. Ha ido más allá y se ha convertido, describe un tallerista, en un movimiento social; la gente se lo apropió.
Trayectoria
Agustín Estrada comenzó su vida laboral como voceador, trabajo que heredó de sus padres. Fue guitarrista en una banda de rock y miembro de un grupo juvenil de Tacubaya (estuvo recluido en el Consejo Tutelar de Menores Infractores). También participó en la fundación del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), y en 1988, en la campaña del Frente Democrático Nacional. Además, fue camillero y delegado del sindicato del Seguro Social.
En algún momento de su apretada agenda de vida logró hacer la licenciatura en historia, en la Universidad Nacional Autónoma de México.