Colegas y lectores celebran el cumpleaños 80 del notable escritor
Al margen de su talento mayúsculo, Gabo es un gran amigo: Rubem Fonseca
Leerlo es una verdadera fiesta, considera Daniel Sada
El Senado de la República manifiesta un reconocimiento a la persona y trayectoria literaria del narrador
Ampliar la imagen El creador del mítico Macondo, en imagen del 22 de julio de 2004, cuando Gabriel García Márquez asistió a la embajada de Francia en México con motivo del otorgamiento a su colega y amigo, Alvaro Mutis, del grado de oficial de la Legión de Honor Foto: José Carlo González
Colegas y amigos de varios países expresaron ayer su admiración, respeto y afecto por Gabriel García Márquez y su obra.
Un caudal de felicitaciones, recuerdos afectuosos, evocaciones y anécdotas se sumaron ayer en estas páginas con los que el Nobel colombiano recibió en su casa de la ciudad de México, con motivo de su cumpleaños 80. Efeméride que inclusive generó un reconocimiento y felicitación a su vida y obra en el Senado de la República.
A continuación algunos de los testimonios de quienes lo consideran el primer creador de literatura épica en la historia de América Latina.
Desde Brasil, Rubem Fonseca comparte con La Jornada: ''Profeso por Gabriel García Márquez una gran admiración como escritor y como persona. Indiscutiblemente me siento afortunado por ser su amigo; al margen de su talento mayúsculo, lo destaco precisamente por eso, por ser un gran amigo. Le deseo mucha felicidad".
Federico Campbell: ''Lo que García Márquez siempre ha sido en el fondo es telegrafista, si pensamos en aquella idea de Juan José Arreola de que el escritor es un transmisor en la historia de la humanidad. Y ha comprobado además que los telegrafistas suelen tener muy buenos hijos escritores.
''De cuando lo conocí en un bar de Barcelona, en 1969, y hablamos unos minutos, sólo recuerdo que me decía, ¿dónde está el tiempo en Pedro Páramo? Esa novela me la sé de memoria, me decía. Lo genial es que no se sabe dónde está el tiempo en Pedro Páramo.
''Por otra parte, me parece que nadie mejor que García Márquez ha fundido en un solo oficio el periodismo y la literatura. Si algún escritor tiene derecho a llamarse periodista ha sido él, porque sabe lo que es el trabajo de campo y el tedio de las redacciones en las madrugadas de guardia."
El derecho de llamarse periodista
Antonio Alatorre, a su vez, dijo: ''Si tuviera ahora de frente a Gabo le diría ¡bravo!, o algo así. Sus libros me han encantado, casi todos. Le diría lo que todo mundo dice: que es un grande, un fregón. Tengo el orgullo de haber sido probablemente el primero que habló, explicó, dio una clase sobre García Márquez, en 1966, porque en aquel entonces todavía no era conocido. Leí en una antología chilena un cuento publicado en un periódico de Bogotá: Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, que me fascinó. Entonces les compartí a mis estudiantes mi regocijo por ese cuento maravilloso, que era como un anuncio de Cien años de soledad".
Emmanuel Carballo puntualizó: ''Hay muchos Gabos. El que más me gusta e interesa es el que llegó a México en los años 50: el que ha vivido en Colombia, en Europa y llega al país, donde ha habido tantos colombianos ilustres. Llegó, pues, comenzó a platicar y a intimar con nosotros; yo estaba ligado a Ediciones Era, los editores ligados a Gabo. Era, para nosotros, un muchacho extraño por fuera y afín por dentro; por fuera, un costeño y nosotros de la alta altiplanicie de México. Era muy extrovertido y nosotros introvertidos; pero comenzando a platicar sus gustos, sus lecturas, sus libros, éstos eran parecidos con los de Rulfo y otros escritores de México, como Elena Garro.
''El ambiente de México le dio a Gabo la oportunidad de que escribiera la obra que siempre quiso escribir desde los 15 años; antes no había encontrado la estructura ni el cómo. Después de El coronel no tiene quién le escriba encontró aquí la manera para hacer Cien años de soledad. Me tocó estar cerca de ese libro y profetizar que no sólo sería el mejor del año, sino uno de los mejores de la narrativa en español y quizá uno de los mejores de los que se iban a hablar en todos los idiomas en toda la historia. Lo dije antes de que Cien años de soledad apareciera, porque lo leí en originales".
Hugo Gutiérrez Vega recordó: ''Lo traté cuando hacía periodismo mediante amigos comunes, por ejemplo, el fotógrafo Rodrigo Moya, y se dio una circunstancia curiosa: su hijo Gonzalo anduvo, como dicen los jóvenes, con mi hija Lucinda, y por poco emparentamos; nos decíamos consuegros, algo que de hecho todavía hacemos, con mucho cariño. Eso es un honor, porque es un escritor fundamental del siglo XX.
''No sólo es continuador de un estilo, lo que se ha dado en llamar realismo mágico, sino que va más allá. Hablaría de dos novelas: El coronel no tiene quien le escriba y El amor en los tiempos del cólera, son mis predilectas, y tengo en mi buró Cien años de soledad y con frecuencia regreso a leer uno de sus capítulos; es uno de los mayores prodigios de la literatura de todos los tiempos en lengua española."
Hito en la narrativa de Hispanoamérica
Gonzalo Celorio: ''García Márquez es un hito en la historia de la narrativa hispanoamericana, sobre todo con Cien años de soledad, en 1967, logró crear una literatura épica por primera vez en la historia literaria de nuestro continente. Lo portentoso de su obra es que amplía las escalas y las categorías de la realidad, incorporando a la descripción los sueños, la imaginación, los mitos de la colectividad. Y eso hace que la novelística latinoamericana cobre una función épica que no había tenido. El ejerce además una influencia retroactiva, porque no sólo influye en las generaciones posteriores sino que, al enseñarnos a leer de una manera distinta, también modifica las obras de los anteriores".
Daniel Sada enfatizó: ''Para García Márquez el arte no necesariamente es una aclaración, sino que tiene ese estigma de los escritores antiguos: el arte como enigma. Su literatura está llena de asombros y éstos hacen verdaderos discursos.
''He leído siempre a García Márquez, es parte de mi formación. Que haya llegado a los 80 años, superado un cáncer, escrito una novela después de una enfermedad tan riesgosa, lo aplaudo y lo celebro. Leer a García Márquez es una verdadera fiesta. A él lo he tratado mucho y en diversas ocasiones hemos hablado del cuento, que hay que recuperarlo. El dice que ojalá el cuento tenga el peso que tenía hace unos años, e insiste en que hay que buscar nuevos cuentistas.
''Un escritor no tiene que tener experiencias vitales para escribir, sino que basta y sobra la imaginación para vivirlo todo.''
En tanto, el Senado de la República formuló este martes un reconocimiento a la vida y obra del escritor colombiano con motivo de su cumpleaños 80.
La presidenta de la Comisión de Cultura, María Rojo, destacó ante el pleno senatorial la obligación de celebrar dicho aniversario del autor de Cien años de soledad, la obra que amplió las posibilidades del castellano en la segunda mitad del siglo XX.
Ese libro ''es el álbum familiar, en cuyas páginas junto con las fotos de un abuelo de enorme mostacho, encontramos recortes de periódicos, donde se da cuenta de hechos históricos que no requieren otra justificación para estar ahí que ser una combinación de nuestra vida privada y esa vida colectiva que compartimos a través de los siglos".
La senadora perredista logró concentrar la atención y el consenso del resto de los legisladores a pesar de que el tema lo llevó a tribuna ya casi al final de la sesión. Hubo aplausos cuando señaló que si bien acercarse a los 80 años de edad puede ser sólo motivo de celebración personal, en este caso se convierte en un gozo de todos, porque se trata de un hombre ''que ha ocupado su vida en ejercer el bendito oficio de contar y lo ha hecho de tal manera que pareciera fabricar prodigios".