Experta señala que ellas son más apegadas a esa adicción que los varones
Las fumadoras, gran filón de las tabacaleras
En los años recientes, las tabacaleras han jugado un papel clave en la cultura social y económica de los países, al influir particularmente en el sector femenino para que consuma tabaco, y por ello son adictas al tabaco 250 millones de mujeres en el mundo.
Eso conlleva implicaciones para su salud y el entorno, pues se asocia con riesgo de suicidio, depresión, ansiedad, trastornos alimentarios (anorexia o bulimia); así como con la ingesta de alcohol y otras drogas, informaron investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Nazira Calleja Bello, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, advirtió que en la actualidad el tabaquismo está considerado como pandemia global. Es la primera causa de muerte prevenible, y al año ocasiona el deceso de 5 millones de personas.
Al dictar la conferencia Mujer y tabaco, en el Palacio de Minería, sostuvo que este hábito produce al sector femenino múltiples alteraciones que se conjugan con funciones estrogénicas y ováricas, por lo cual presenta menstruación dolorosa, fertilidad reducida, menopausia prematura, cánceres cérvico-uterinos y de mama, así como osteoporosis. Durante el embarazo, continuó, los riesgos se acentúan con gestación ectópica (fuera del útero), aborto, muerte neonatal, placenta previa, ruptura de membranas y parto prematuro. Si la madre fuma durante la lactancia, advirtió, reduce el aporte y calidad de la leche al bebé y éste puede presentar bajo peso, neumonía, bronquitis y todas las afecciones relacionadas con el sistema respiratorio y circulatorio.
Durante la infancia los menores expuestos al humo del tabaco generan retraso en el desarrollo, enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, cólicos y, en los años recientes, se ha encontrado que el déficit de atención y la hiperactividad también están asociados con esta adicción, destacó. Además, una madre es modelo para sus hijas; de hecho, en un estudio reciente elaborado entre alumnas de secundaria, al preguntárseles cuándo probaron por primera vez el cigarro, indicaron que su mamá fue quien se los facilitó.
Explicó que la nicotina, además de ser adictiva químicamente, también lo es sicológicamente, por eso es tan difícil dejar de fumar. Recordó que hasta hace apenas unas décadas las mujeres no consumían tabaco, pues estaba mal visto; sin embargo, en los años recientes las tabacaleras han jugado un papel clave en la cultura social y económica de los países, al influir en ellas para que lo consuman.
Añadió que las tabacaleras tienen en el sexo femeino su mayor oportunidad de negocios, porque la conducta adictiva femenina es distinta a la del hombre. A ellas les es más difícil dejar el cigarro, y es posible que tenga mayor éxito una marca dirigida a este sector, con dosis relativamente más altas de nicotina. Así, el reto corporativo es hacer que las mujeres tengan un comportamiento de apego a largo plazo. Por eso les hacen cigarros atractivos: largos, extradelgados, de colores claros, con sabores que les gusten y aromas adecuados.
Además, aclaró, por medio de la mercadotecnia hacen que sea "sexi", social, a la moda, divertido, romántico, emancipador, adelgazador, saludable y glamoroso. Particularmente, dijo, la publicidad dirigida a las mujeres jóvenes enfatiza las necesidades sicológicas de confianza en sí mismas, libertad, independencia y empoderamiento. En cambio, añadió, para las adultas los anuncios responden a las necesidades de placer, relajación, aceptación social y escape del estrés cotidiano, y si además saben fumar con elegancia es una virtud.