Usted está aquí: miércoles 7 de marzo de 2007 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Ex concesionarios de carreteras quieren más pastel

A cambio, deudores hipotecarios que cayeron en mora nunca pudieron recuperar sus viviendas

Ampliar la imagen Vacacionistas abandonan el Distrito Federal por la caseta México-Querétaro, a la altura de Tepozotlán Foto: Guillermo Sologuren

Tan convincente resultó el secretario Luis Téllez en su defensa del, según él, inocuo (léase inicuo) "rescate" carretero, que hasta los irreconciliables intereses representados en San Lázaro acordaron citarlo para que ante el pleno explique el Fobaproa de asfalto, la "reconcesión" de autopistas, el visto bueno calderonista para que en el nuevo reparto del pastel participen las mismas empresas y empresarios que diez años atrás reventaron las concesiones originales, y aquella perla de que "al contribuyente mexicano, al pagador de impuestos mexicano, no le costó un centavo el Farac" en la década transcurrida desde que el gobierno zedillista sí tuvo cash para los grandes corporativos.

Que los ocho coordinadores parlamentarios en San Lázaro se pongan de acuerdo es algo pocas veces visto (un artículo de lujo, de hecho), pero el ex funcionario salinista y zedillista, y ahora calderonista (sin olvidar las estrellitas en la frente como representante de los poderes fácticos) puede presumir que él solito logró lo impensable, y por ello los diputados ya le preparan la hamaca.

Con ese verbo tan persuasivo, Téllez tendrá que explicar por qué se ha multiplicado por tres el saldo del "rescate" carretero, y por qué el gobierno otorga su sonriente beneplácito para que los concesionarios carreteros "rescatados" (ICA, Tribasa -hoy Pinfra- y GMD, principalmente) participen en el "nuevo" reparto del pastel, mientras se niega rotundamente que los deudores hipotecarios perjudicados por el crack bancario (los propietarios originales de los bienes inmuebles embargados por el Fobaproa-IPAB) participen en las licitaciones para recuperar de lo perdido lo que aparezca.

En este sentido, José Uribe (dumorum@ hotmail.co.uk) comenta: "leo sobre el rescate carretero: se hace una exposición de cómo obtenían las licitaciones, de las grandes pérdidas, de cómo los rescataron... y ahora obtienen otra vez su premio, para que vuelvan a jodernos una vez más. Yo soy deudor hipotecario; a nosotros nunca nos han rescatado, por el contrario: nuestros juicios los han vendido al IPAB, a grandes administradoras a precios súper bajos. Nosotros nos acercamos al IPAB para poder negociar nuestra deuda principal y así finiquitar nuestro adeudo con el banco. Sin embargo, los del IPAB negociaron con administradoras nuestros juicios a un precio extremadamente menor a lo de la suerte principal, ahora dichas administradoras nos cobran cantidades estratosféricas de 2 a 4 millones de pesos por nuestros juicios".

En efecto, el Programa de Enajenación de Bienes del IPAB deja claro que no podrá participar, entre otros, aquellas "personas físicas o morales cuyas operaciones crediticias de cualquier género en las cuales sean acreditados, se encuentren registradas por una o varias instituciones en cartera vencida, en términos de la normatividad aplicable emitida por la comisión, o aquéllas que habiendo estado en cartera vencida hayan causado como consecuencia de ese hecho, un menoscabo o detrimento al patrimonio ya sea de las instituciones, del Fondo o del Instituto.

Eso por el lado del "rescate bancario", que pintó su raya, lo que no procede en el "rescate" carretero, porque éste, simplemente, se ha manejado discrecionalmente, tal cual se hizo con el Fobaproa antes de "legalizar sus ilegales pasivos y crear el IPAB, de tal suerte que los "rescatados" sí pueden meter la cuchara en el pastel, pero los "embargados" no.

El esquema del Farac es prácticamente idéntico al del Fobaproa: originalmente "rescató" (con la venia presidencial) 23 autopistas concesionadas. Eso fue en agosto de 1997; para marzo de 2007, el inventario creció a 45 autopistas y cuatro puentes.

La Auditoría Superior de la Federación nos regala un rápido paseo por ese desbarajuste llamado Farac: en la Cuenta Pública y en los Estados Financieros Consolidados del Gobierno Federal de 2002, no se revelaron 143 mil 442 millones de pesos de los pasivos del Farac, avalados y garantizados por el gobierno federal.

El Farac carece de bases contables razonables y de formulación de estados financieros, las cuales debieron ser sancionadas y emitidas por su comité técnico. En 2002, según las prácticas contables que ha seguido el Farac, registró en su activo en cuentas por cobrar al gobierno federal un saldo por 137 mil 583 millones de pesos, sin contar con el reconocimiento de la Secretaría de Hacienda para registrarlas como adeudo gubernamental.

El citado fideicomiso recibió como aportaciones del gobierno federal otros 10 tramos carreteros, los que le fueron concesionados sin que mediara pago alguno, para que se mejorara su perfil financiero con los ingresos adicionales que éstos generen; dichos tramos carreteros no están valuados ni reflejados en el activo como concesiones y con su correspondiente efecto en el patrimonio como aportaciones.

El saldo de las cuentas por cobrar referidas incluía el valor de las inversiones de los antiguos concesionarios y el saldo de los pasivos bancarios asumidos al momento del rescate; los pagos realizados a la Tesorería de la Federación como aprovechamientos por las contraprestaciones de cuatro vías generales de comunicación desincorporadas del activo de Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos y otorgadas al Farac en 2000 y 2002, como concesiones; los déficit financieros acumulados del fideicomiso entre 1997 y 2002; y actualizaciones y recargos por la concesión de la red carretera México-Cuernavaca otorgada en 2000, que en forma extemporánea Comunicaciones y Transportes le ordenó al Farac cubriera a Hacienda hasta 2002.

Transparencia ante todo, y van por más.

Las rebanadas del pastel

Esos son algunos datos sobre el desastroso cuan discrecional manejo financiero del "rescate" carretero, sin considerar la deficiente construcción de las autopistas que nos llevarían al primer mundo (Salinas dixit).

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