Usted está aquí: lunes 5 de marzo de 2007 Opinión En grave peligro, nopal y cactáceas

Iván Restrepo

En grave peligro, nopal y cactáceas

Hace siete años, en enero de 2000, nuestro diario dedicó el suplemento de La Jornada Ecológica al nopal, a los múltiples productos maravillosos que se obtienen de él: desde las brillantes coloraciones obtenidas de la grana cochinilla que se cultiva sobre sus pencas, hasta los medicamentos naturales que, dicen, pueden curar casi todo. Se dijo en dicha publicación que el nopal es también barrera contra el viento, cerca que delimita, techumbre, alimento, medicina, espina, pigmento: la diversidad no es sólo paisaje, también es sustento de la vida que hace a este planeta único en el universo. Siendo becaria de la Fundación MacArthur, la maestra Mayra Pérez Cuen elaboró el texto del detallado y oportuno suplemento que en su mensaje central advertía a nuestras autoridades y al público en general del peligro que se cernía sobre miles de hectáreas sembradas con nopal y que podían desaparecer si resultaban infestadas con un insecto, Cactoblastis cactorum, catófago utilizado en algunos países como control biológico del nopal, considerada planta invasora.

El insecto proviene de Sudamérica y hace 57 años se introdujo al Caribe para controlar dos tipos de nopal invasor. Luego, en 1989, llegó a Florida en un embarque de cactus infestados en viveros de República Dominicana. Pérez Sandy señalaba en La Jornada Ecológica que de llegar a México, el Cactoblastis cactorum causaría graves daños a la industria de la tuna y el nopal, así como a la gran variedad de cactáceas endémicas que tenemos.

En efecto, de las mil 600 especies de cactáceas identificadas en el planeta, mil 88 se encuentran en nuestro país y forman parte inconfundible del paisaje nacional: desde los viejitos, los órganos y los nopales, hasta los cardones y las pitahayas. Pero a pesar de su enorme importancia cultural y ecológica, las cactáceas no han recibido la atención que merecen y son vistas con desdén, quizás porque su enorme capacidad de sobrevivir en medios ambientes hostiles hace creer que, virtualmente, son invulnerables. Pero no es así: en estado larvario el insecto citado consume rápidamente los tejidos internos del nopal.

La investigadora señalaba que por lo menos esto podía ocurrirle a 217 especies de cactáceas que solamente existen en nuestro territorio. Con razón el famoso entomólogo Helmuth Zimmermann dijo que México corre el riesgo de ver cercenado su escudo, ya que si el insecto llega a nuestro territorio, el águila se quedará sin nopal para posarse.

En su afán de evitar el peor escenario, Pérez Sandy enumeró las acciones que, de urgencia, deberían haberse puesto en marcha a fin de prevenir los daños de la plaga.

En primer lugar, era fundamental la labor de la Secretaría de Medio Ambiente Recursos Naturales, responsable de normar, regular y vigilar el uso, posesión, protección y conservación de los recursos naturales. Luego, alertar sobre el problema al personal de aduanas y de Sanidad Vegetal que se encontrara en los sitios de acceso al país. Dicho personal requería un programa de entrenamiento para asegurar la rápida identificación del insecto y conocer los serios daños que causa. En paralelo, debía establecerse un control más estricto de las plantas silvestres de la familia de las cactáceas. El monitoreo constante de la migración de la plaga de Florida hacia el oeste puede permitir predecir el momento en que ingrese a México.

Los investigadores involucrados en la producción de tuna en México debían ser informados de los peligros inherentes al Cactoblastis cactorum y ser entrenados para facilitar la identificación de la larva y sus daños. Y como los productores de nopal y tuna difícilmente pueden enfrentar los costos para controlar una plaga de esta naturaleza, las autoridades debían asumir su responsabilidad y ofrecer los recursos materiales y humanos para enfrentar el problema en caso de presentarse.

El insecto ya está en México: se localizó en Isla Mujeres y causará un daño considerable, sobre todo en los lugares donde crecen las variedades del nopal silvestre. De propagarse, será imposible controlarlo. El gobierno del señor Fox supo de él con oportunidad y tal parece que no hizo nada para evitar lo peor.

 
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