''No son fantasmas light, sino duros y rasposos'', manifestó Paco Ignacio Taibo II
Los ''espectros'' de Villa y Zapata convocaron a tres escritores
Caerán velos de mentira y de hipocresía sobre el caudillo del sur, dijo Pedro Angel Palou en el Palacio de Minería
La génesis de la División del Norte, en un libro de Pedro Salmerón
Anécdotas chispeantes sobre Francisco Villa, además de comentarios sobre la figura y parca expresividad de Emiliano Zapata fueron los ''fantasmas" históricos convocados por los escritores Paco Ignacio Taibo II y Pedro Angel Palou en el contexto de la versión 28 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
El domingo, en el salón de actos de ese inmueble de la Universidad Nacional Autónoma de México, los visitantes al encuentro editorial disfrutaron de los comentarios de Taibo II y Palou sobre los personajes de sus respectivos libros, así como los de Pedro Salmerón, quien presentó el volumen La División del Norte.
Paco Ignacio Taibo II inició: ''Estamos convocados por los fantasmas de Pancho Villa y Emiliano Zapata, quienes no son fantasmas pinches, light y descafeinados, sino espectros cabrones, duros y rasposos".
El escritor afirmó que en su libro Pancho Villa, editado por Planeta, recupera, mediante la narrativa, al personaje que encarnó al Centauro del Norte, quien fue un hombre sagaz y abstemio, sin el cual sería imposible comprender la Revolución Mexicana.
''Villa -explicó Taibo II- también tuvo infinidad de mujeres y fue un hombre de naturaleza desconfiada, porque casi siempre tenía que despertarse en un distinto lugar del que había elegido originalmente para dormir.''
En esa biografía narrativa, Paco Ignacio Taibo II describe la vida y obra de Pancho Villa, con datos nunca antes revelados e imágenes inéditas. ''Era un individuo que a pesar de definirse a sí mismo como un hombre simple, adoraba las máquinas de coser, las motocicletas y los tractores".
Hacerles justicia
Pedro Angel Palou, autor de, Zapata, también de Planeta, explicó que adentrarse en este personaje lo obligó a cambiar su percepción sobre la situación del país.
Para contar a Villa, continuó, ''hay que proceder por acumulación, por exceso, porque dilataba en el tiempo todas sus pasiones; para contar a Zapata se debe restar, era un personaje prácticamente monosilábico, mudo, e inclusive de las pocas entrevistas conocidas a este personaje parecen estar inventadas por algún novelista".
Algunas discrepancias -comentaron los escritores- entre Villa y Zapata fueron en las cuestiones agrarias y en que el Centauro del Norte no bebía alcohol, pero sí llegaba a pedir "una malteada de fresa". Ambos, alguna vez, tuvieron un desencuentro a causa de la naturaleza abstemia del duranguense.
Palou concluyó: ''Contar a Villa y Zapata es hacerles justicia, y acercarse a estos libros es la mejor manera de luchar, soñar y despertar con ellos; esto deseamos como autores".
Emiliano Zapata, puntualizó Palou, es representado en el libro ''con toda su integridad; no es una figura mítica, sino el verdadero revolucionario. Además, caerán varias leyendas después de la lectura de esta cruel, dura y directa novela. Velos de mentira y de hipocresía detrás del hombre que combatió a todos: Díaz, Madero, Huerta y Carranza, antes de caer víctima de la traición".
Pedro Salmerón, especialista del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, escribió en La División del Norte (Planeta), sobre los hombres que dieron vida a la Revolución Mexicana, pues nadie se había ocupado de los orígenes de este grupo del villismo, como movimiento revolucionario autónomo con rasgos propios.