Presenta en la feria de Minería su nuevo libro, La supremacía de los abismos
Pérez Gay: la vida debería tener carácter sagrado, pero se dilapida
Afirma que a partir de la rebelión de adolescentes en Francia afloró "el subsuelo de Europa"
"Leer es poner las neuronas en ebullición, el cerebro en acción; nadie que lea está solo", dice
Ampliar la imagen José María Pérez Gay durante la presentación de su libro La supremacía de los abismos, publicado por La Jornada Ediciones, en el cual aborda el tema del genocidio Foto: Yazmín Ortega Cortés
En una argumentación en favor de la defensa del "carácter sagrado de la vida", por parte del escritor José María Pérez Gay, se convirtió la presentación de su nuevo libro, La supremacía de los abismos, en el cual aborda el tema del genocidio.
Ante un público integrado sobre todo por jóvenes, Pérez Gay compartió un pregunta fundamental: "¿Qué es lo que me llevó a hablar de los genocidios? Perverso no soy". Enseguida narró que, desde muy joven, había quedado marcado por una visita, en 1965, al campo de exterminio nazi de Auschwitz, en Polonia.
Pese a que Pérez Gay reconoció que la memoria es fundamental para que el horror del Holocausto judío no se repita, antes y después se han cometido otros genocidios, entre ellos los de los pueblos armenio y kurdo, así como en Camboya, la ex Yugoslavia y Ruanda, en los que fueron asesinados millones de seres humanos.
Publicado por La Jornada Ediciones, este volumen fue presentado por el autor junto con el historiador César Moheno en el salón de actos del Palacio de Minería, en el contexto de la Feria Internacional del Libro.
Luego de criticar el muro que Estados Unidos construye en la frontera con México, sobre todo por su inutilidad, de recordar la rebelión de los adolescentes en Francia como la "aparición del subsuelo de Europa" y de abundar sobre diversos casos de exterminio por odio racial, el escritor y ex director del Canal 22 se refirió al conflicto "sin salida" que representa Irak para el presidente George W. Bush.
Fueron una "desmesura" los bombardeos de Estados Unidos en Afganistán -sin haber logrado capturar a Osama Bin Laden- y la posterior invasión a Irak.
Y ante preguntas del público de una posible perspectiva pesimista, Pérez Gay recordó como una experiencia "civilizatoria" la protesta ciudadana de hace unos meses contra el "robo de la democracia" que representó el fraude electoral contra Andrés Manuel López Obrador. "Ni un vidrio roto ni violencia alguna".
Ahí fue cuando, a partir de Elías Canetti, planteó la critica de que casi siempre la vida es dilapidada, pese a que debería de tener un "carácter sagrado".
La fuerza de la palabra
En su momento, César Moheno también propuso otra disyuntiva a partir de una reflexión sobre ética y literatura, y en torno al planteamiento de la escritura como una forma de romper el "sino" de la guerra:
"¿Qué podemos hacer todos mediante la palabra en un mundo donde la paz ha dejado de existir? Ese es el núcleo del presente trabajo de Pérez Gay, quien pese al tema no escribió un libro oscuro."
Pérez Gay también habló del fracaso de la educación en México, de que somos un pueblo que no lee y que cuando se enciende el televisor comienzan a perderse horas que podrían ser para la lectura.
Para leer, dijo el escritor en torno a la promoción de la lectura, se necesita un programa avalado por quienes sí han leído. Y recordó una verdad contundente: "Somos los libros que leemos", sean uno o mil.
Asimismo, criticó la aversión de los gobiernos de derecha por la cultura y las artes, como cuando el ex secretario de Gobernación Carlos Abascal desacreditó la novela Aura, de Carlos Fuentes, con lo que en realidad hizo que aumentarán sus ventas.
Y en relación con los bajos índices de lectura en México, retomó: "Algo hemos hecho mal cuando tenemos esa cuota de lectura exigua". Leer, agregó de manera apasionada, "es poner las neuronas en ebullición. Lectura quiere decir poner el cerebro en acción. Nadie que lea está solo. El aburrimiento no es una virtud. El único lugar donde hablan los vivos con los muertos es la lectura. No conocí a Vasconcelos ni a Juárez, pero los he leído".