Pésima atención en EU a heridos de guerra
El principal hospital militar, en ruinas y plagado de ratas y cucarachas: Post
Ampliar la imagen El Hospital Militar Walter Reed desata escándalo en Estados Unidos, debido a las deplorables condiciones en que se encuentra Foto: Ap
Washington, 23 de febrero. El presidente George W. Bush y su equipo emplean la consigna "apoyen a nuestras tropas" como letanía ante toda crítica a su política bélica, pero el escándalo que estalló esta semana aquí puso en tela de juicio esa retórica, al revelarse que el tratamiento médico a soldados en el principal nosocomio militar del país se realiza en pésimas e insalubres condiciones y bajo procesos burocráticos inoperantes.
The Washington Post realizó una investigación secreta durante cuatro meses, en la cual documentó las condiciones en las cuales unos 900 soldados traumatizados -algunos físicamente y otros mentalmente- reciben atención médica.
En el edificio 18 del Centro Médico Walter Reed, el vasto complejo ubicado a unas cuantas cuadras de la Casa Blanca, los reporteros Dana Priest y Anne Hull descubrieron ratones, cucarachas, tapetes manchados, colchones baratos, paredes en estado de descomposición y agujeros en los techos podridos de algunos baños.
Es aquí donde han sido atendidos cientos de soldados que se están recuperando de las heridas sufridas en las guerras de Irak y Afganistán, reportó el Post en su extenso reportaje, publicado el domingo pasado.
Con ello estalló un escándalo en Washington, donde los principales encargados de servicios de salud militar, el alto mando del Pentágono y hasta el secretario de Defensa expresaron su sorpresa y ordenaron acciones para empezar a reparar partes del complejo médico y afrontar los daños políticos que la situación está causando.
El secretario de Defensa, Robert Gates, calificó hoy de "inaceptables" las condiciones sanitarias y anunció la formación de una comisión independiente para investigar a fondo el asunto. Asimismo, prometió que los responsables del problema "rendirán cuentas".
Repentinamente, personal del ejército comenzó a pintar, limpiar y reparar secciones enteras del complejo médico militar más importante de Estados Unidos, en lo que los periodistas del Post caracterizaron como un esfuerzo para "blanquear" el escándalo.
Mientras un general declaraba a los reporteros: "Francamente hemos enfrentado todos los problemas", un grupo de hombres con uniformes sellados, diseñados para el manejo de materiales tóxicos y con máscaras antigás, caminaba por el recibidor.
Poco después, el mismo oficial tuvo que admitir que el edificio completo tendría que ser clausurado para realizar una renovación total.
Los soldados no sólo están sufriendo por su convalescencia, sino que además padecen los efectos de síndromes postraumáticos y, en el colmo, se enfrentan a un infierno burocrático administrativo, como reportó el Post.
El soldado típico tiene que registrar unos 22 documentos en ocho comandos diferentes para ingresar y egresar del sistema de procesamiento médico. Los obstáculos burocráticos profundizan los niveles de estrés, resentimiento, ira y desesperación de los heridos, señaló el diario.
"Batallaron con nuestros enemigos externos; no deberían tener que batallar con la burocracia estadunidense", expresó hoy el secretario de Defensa Gates.
El Post señaló que una parte del problema es que cinco años y medio de combate sostenido han transformado lo que era un famoso hospital de cirugía en un complejo para alojar a pacientes física y mentalmente dañados. Su estancia promedio es de diez meses, aunque algunos han permanecido hasta dos años.
Aunque una parte del centro ha sido empleada por Bush y otros políticos como escenario de arengas, otra había permanecido invisible hasta ahora.
La monótona letanía de "apoyar a nuestras tropas" se escucha cada vez más hueca, como bien lo saben los soldados heridos, que convalecen entre cucarachas y ratones, ante la falta de interés de la Casa Blanca.