Críticas a Wolfowitz, peón del presidente estadunidense
Crisis en el Banco Mundial por la imposición de políticas de Bush
Washington, 23 de febrero. El Banco Mundial (BM) ya decidió que tendrá a un director residente en Irak, informaron fuentes del organismo. De concretarse la designación, habrá una tormenta de críticas contra su presidente, el ex subsecretario de Defensa estadunidense Paul Wolfowitz.
Representantes de gobiernos y la sociedad civil se aprestan a cuestionar el nombramiento, porque viola procedimientos del banco sobre operaciones en zonas de conflicto. Además, resucitaría las críticas a Wolfowitz por su papel en la invasión de 2003.
La designación indicaría la intención del BM de asignar nuevos préstamos a Irak, país ocupado por Estados Unidos donde reina la inseguridad y cuyos esfuerzos de reconstrucción son objeto de acusaciones de corrupción.
Wolfowitz fue uno de los principales arquitectos de la guerra lanzada por el gobierno estadunidense, desde su oficina de subsecretario de Defensa. Bea Edwards, del no gubernamental y estadunidense Proyecto de Responsabilidad del Gobierno (GAP), consideró que "esto es exactamente lo que no debería hacer y lo que la junta (de gobernadores) del BM temía que hiciera".
El objetivo detrás del nombramiento de un director residente del BM y de la reanudación de los créditos sería "bajarle la temperatura al Tesoro" "y a la política" de Washington hacia ese país árabe.
"La evidente determinación de Wolfowitz de usar al BM para promover cuestionables objetivos militares estadunidenses en Medio Oriente es una deformación fundamental de la misión" de la institución, "una violación" de sus normas fundacionales y "un insensato derroche de recursos de donantes", había advertido Edwards en una declaración anterior.
Una norma del banco, el Procedimiento 2.30 sobre Cooperación para el Desarrollo y Conflicto, obliga a preparar un "informe de observación" antes de operar en un país que emerge de una guerra. Después de presentado ese informe, el BM debe desarrollar una estrategia de apoyo de transición y participar en la reconstrucción. Sólo entonces podrá comenzar a recibir préstamos.
A diferencia de la Oficina Interina del BM para Irak, radicada en Ammán, un director residente manejaría sólo los asuntos de ese país desde Bagdad y sería el primero en filtrar la información, según el GAP, que cita fuentes internas del organismo.
Otros informantes dentro del banco aseguraron que el nuevo director residente ya está seleccionado y que las autoridades de la organización mantuvieron diálogo con él en enero y comienzos de febrero, pese a que no se ha dado a conocer su nombre.
Los informantes indicaron que representantes del BM negocian los términos del contrato con el aspirante, que tiene cierta experiencia en regiones que atravesaron conflictos y que habla un poco de árabe.
Estos hechos molestaron a miembros de la junta de gobernadores del banco, integrada por representantes de países miembros del organismo, y a altos funcionarios preocupados por la seguridad del personal y por la corrupción en Irak.
Estas preocupaciones tienen su origen en numerosos informes de trabajo en malas condiciones, mala administración y abusos laborales de contratistas privados convocados para la reconstrucción del país.
Cuando Wolfowitz fue designado al frente del BM, en junio de 2005, hubo protestas en la junta por su participación en la planificación de la guerra de Irak. En el pasado año y medio, Wolfowitz tuvo un papel discreto e intentó moderar sus inclinaciones ideológicas neoconservadoras.
La junta del BM emite periódicamente declaraciones oficiales -una medida muy inusual- sobre la situación de Irak, lo que se interpreta de mensaje directo a Wolfowitz: cualquier plan de la institución para ese país deberá contar con la participación de los representantes nacionales.
Algunos críticos señalan que Wolfowitz intenta limpiar su nombre con una muy publicitada campaña contra la corrupción. Sin embargo, ahora avanza con nuevos proyectos para Irak, pese a evidencias de actos deshonestos en la reconstrucción.
El BM participó en el Fondo de Fideicomiso de Irak, dentro de los esfuerzos internacionales por la reconstrucción por los cuales se financiaron 15 proyectos por 410 millones de dólares para mejorar la educación, la salud, el censo de hogares y los servicios de irrigación, suministro de agua, saneamiento, protección social, telecomunicaciones e infraestructura urbana.