Aseguran que las enmiendas lo harán retroceder
Molesta a priístas visión centralista en propuesta de reforma del tricolor
El pretendido cambio integral en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se ha convertido en proyecto a la deriva. A una semana de la realización de la cuarta asamblea nacional extraordinaria del tricolor -en la que se revisarán los documentos básicos de este partido- crece la inconformidad de dirigentes y legisladores, porque consideran que las enmiendas propuestas son recesivas e incluyen líneas antidemocráticas al otorgar más poder a la dirigencia nacional.
De acuerdo con el cronograma delineado, en enero se difundió un proyecto de documento base de estatutos, que fue "enriquecido" con propuestas de los sectores, grupos y corrientes (hasta el 15 de febrero), con la finalidad de presentar los nuevos documentos, para su discusión, en la asamblea del 4 de marzo.
Sin embargo, en el cierre de la recepción de propuestas legisladores y dirigentes priístas alertaron que el documento inicial contiene una "visión centralista", de ahí que se espera un intenso debate en los próximos días.
En principio, el ansiado cambio se encuentra sin perspectiva de avance porque la presidenta electa del PRI, Beatriz Paredes, ha comentado que apuesta por una dirigencia horizontal, pero sobre todo, está enterada de la inconformidad y posible rebelión que ocasionaría avalar un viraje de esa naturaleza.
La alerta ha sido emitida en diversos encuentros. En la segunda semana de febrero, 22 de los 32 dirigentes estatales -reunidos en Cuernavaca- acordaron no aprobar los proyectos originales, especialmente el relativo al nuevo estatuto, y así lo hicieron saber, por escrito, al presidente Mariano Palacios Alcocer.
En principio, porque el proyecto base deroga la representación 50-50 entre hombres y mujeres; relega a las dirigencias locales de programar los recursos recibidos (prerrogativas); desaparecen las secretarías de Gestión Social y Asuntos Indígenas para convertirlas en "unidad", así como las coordinaciones de asuntos internacionales y de prensa. Asimismo, saca de la jugada a los líderes locales para decidir los candidatos a puestos de elección popular por la vía plurinominal.
"No queremos un partido centralista", advirtió en entrevista Marco Antonio Leyva, dirigente del PRI en Guerrero. Y en similar sentido se manifestaron senadores y diputados.
En el Senado se redactó inclusive un amplio documento en el que se detallan los "inconvenientes" de la mayoría de los artículos propuestos en enero pasado. Es un documento ya rechazado porque -consideran legisladores- muchos de los planteamientos harían retroceder al partido, porque disminuye atribuciones de los órganos de dirección (como el consejo político).
Los cambios
En el documento base se propone la reducción del Consejo Político Nacional (CPN), al pasar de mil 200 consejeros de los órganos de dirigencia, representantes populares, estructura territorial, sectores, organizaciones y militancia territorial a otro formado por unas 300 personas; la desaparición de la secretaría técnica del CPN y de la Comisión Política Permanente, donde hasta ahora se desarrollan los procesos de deliberación.
También proponen la sustitución de la Comisión Nacional de Procesos Internos (donde "siempre se escuchaba la opinión de sectores y organizaciones y se incluía la representación de diputados federales y senadores) por una "Comisión Nacional de Democracia Interna", cuya integración se reserva exclusivamente al presidente del partido.
Dejar de lado la Defensoría de los Derechos del Militante; permitir que sólo la Secretaría de Organización determine, unilateralmente, quién debe ser expulsado del partido y, al mismo tiempo, impulsar la elección de dirigentes y candidatos por el método de encuesta.
El aspecto anterior -se advierte en los documentos de protesta entregados a Mariano Palacios- llevaría al PRI a dirimir múltiples asuntos internos en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
En las observaciones particulares, los inconformes destacan que el proyecto "elimina la naturaleza del partido", respecto al enunciado vigente de que el PRI "es un partido político nacional, popular, democrático, progresista e incluyente, comprometido con las causas de la sociedad".
El proyecto elimina también el capítulo sobre las normas internas, donde actualmente se da fundamento al Código de Etica Partidaria y a los reglamentos que rigen en lo interno al tricolor.
Además, quita a los delegados a la asamblea la facultad de iniciativa para reformar los estatutos y deja estas atribuciones a los órganos colegiados, con la venia del presidente del partido. También se elimina la representación de los comités seccionales, a los delegados de organismos especializados (Fundación Colosio e instituto de capacitación).
En la integración de sus órganos de decisión se elimina la participación de 480 consejeros electos democráticamente (a razón de 15 por entidad federativa) y, en cambio, se incorpora una figura de elección sobre un universo de 15 por ciento de los 300 prelectos.