Usted está aquí: viernes 23 de febrero de 2007 Deportes Las barras de Monterrey y Tigres también son belicosas

Han imitado a la Ultratuza, del Pachuca, con cabecillas importados de Sudamérica

Las barras de Monterrey y Tigres también son belicosas

Los Tuzos quieren sacudirse el estigma y ante el América presentarán un nuevo grupo de animación

Las porras no se sienten desplazadas; piden rescatar resultados de congresos anteriores

MARLENE SANTOS ALEJO /III, ULTIMA

Ampliar la imagen Las porras de Pumas han servido de inspiración a las de los equipos regios Foto: Carlos Ramos Mamahua

Ampliar la imagen Las peleas entre porras obligan a la vigilancia policiaca Foto: Cristina Rodríguez

Las hinchadas del Monterrey y Tigres casi igualan en belicosidad a las de Pumas y América, mientras las del Atlas y Chivas luchan por no rezagarse.

En 1994 Andrés Fassi, directivo del Pachuca, creó la barra Ultratuza con apenas un puñado de aficionados, pero con tres cabecillas importados de Costa Rica, Colombia y Argentina. Jamás imaginó la trascendencia de su decisión.

No sólo fueron secundados por los aficionados de los equipos capitalinos, sino que también en Nuevo León y Jalisco, dos de las entidades más importantes en economía y población, fueron imitados.

Ahora los Tuzos se esfuerzan por sacudirse el estigma y anuncian "una nueva modalidad de grupo de animación" que será presentada el 3 de marzo, en el partido contra América.

El 24 de abril de 2004 gente de Libres y Locos de Tigres, y de la Barra 51 de los Zorros, se trenzaron a golpes en el estadio Jalisco. El saldo fue de decenas de heridos y detenidos.

La directiva del cuadro de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) envió a Guadalajara en un autobús a los familiares de los detenidos, mientras el presidente municipal de Monterrey, Ricardo Canavati, no dudó en pagar la fianza.

Libres y Locos tiene lo suyo

La barra de los Rayados, a la que líderes de otros grupos de animación acusan de ser "la única con la que no se puede hablar" y de "creerse la número uno", cuya principal característica es que cuenta entre sus agremiados con "muchos argentinos" -sostiene un elemento de la Rebel-, también acumula episodios.

El 27 de mayo del mismo año, La Adicción y Libres y Locos, barras regias antagónicas, convirtieron en batalla campal un concierto del grupo argentino Los Auténticos Decadentes.

Al siguiente mes tuvieron otra riña en un partido entre los equipos juveniles de ambos cuadros en el estadio Tecnológico. Hubo casi una decena de policías heridos.

La más reciente bronca ocurrió en la tribuna general del Tec, en un juego Monterrey-Chivas, con saldo de un policía herido y cinco detenidos.

El Atlas, en la final del torneo Invierno 99, acarició el título como nunca antes en medio siglo, pero el Toluca ganó.

La revista Proceso reportó la bronca escenificada entre la Perra Brava y Barra 51 en la esquina de Fidel Velázquez y Sierra Leona, cerca del estadio Jalisco. "Se habló de un muerto y varios heridos".

Los sitios de Internet de cada club reservan un espacio para sus seguidores, pero la gran mayoría ha sido utilizado para intercambiar insultos, burlas y hasta amenazas de muerte.

Las porras, deslucidas y obsoletas

Los líderes de las barras y hasta algunas porras rechazan categóricos a Arturo Ortiz, titular de la Asociación de Porras.

"Este señor no puede ir a la FMF para hablar en nombre de todos los grupos de animación. El lo que quiere es hacer presencia a ver si le regalan un viaje a la Copa América o le dan dinero para que organice un Congreso", acusó Erick Zanabria, de Ritual.

Rubén Fragoso, del Atlante, criticó: "Televisa ya hizo su congresito con las porras, invitó al Gordo Ordóñez y yo digo, ¿y él qué sabe de esto? ¡Cómo es posible que le den tanta tribuna!, ese tipo le iba al Necaxa y cambió al Cruz Azul, es gente que no siente los colores, que vive del futbol y está en la nómina de su club.

"Esto -señala su pliego petitorio- es una propuesta de diálogo y vamos a ver qué tan flexible es la federación. Nosotros queremos alinearnos, pero también dar nuestros puntos de vista...

"Considero que lo están manejando de manera errónea. Tal vez entre las barras haya gente no muy aceptable, pero no puedes impedir a alguien que estuvo preso pisar un estadio. Están reprimiendo", acusó.

"No es que el siquitibum haya muerto, pero de que es obsoleto, ¡es un hecho! Cuando un jugador anota o hay una gran jugada, no se dirige al que gritó siquitibum, ¡va con la hinchada, con la barra! Federico Vilar (portero) y otros jugadores nos ha dicho que no están de acuerdo con las medidas", puntualizó Fragoso.

Gustavo León, de la porra Amigos, comentó: "No nos sentimos desplazados (por las barras), pero nosotros tuvimos la culpa de ir a hacer al estadio siempre lo mismo. No salíamos del siquitibum, las goyas o los gritos con el sobrenombre del equipo que fuera. Las barras se encontraron con la mesa puesta".

Propuestas empolvadas

León sugiere a Justino Compeán, director del estadio Azteca cuando ocurrió el pleito América-Sao Caetano y actual titular de la FMF, revisar los resultados de congresos anteriores, pues aclara que todas las propuestas dadas a conocer por Decio de María están trabajadas desde hace mucho, a lo largo de diversos reuniones.

Las porras tampoco aceptan que se les prohíba acompañar a sus equipos en condición de visitantes, ni que se les impida la exhibición de telones. Así le llaman a las gigantescas mantas que en una tribuna van plegando hacia arriba o abajo, como lo hace la Perra Brava con la que lleva logos del PRI.

"En el América tenemos dos telones. Yo tengo uno y Seguridad Pública no está de acuerdo. Dice cosas absurdas porque se baja y enrolla máximo en un minuto. Apenas se sacude medio minuto, pero señala que abajo en ese lapso puede haber una violación, robos o que alguien va a fumar mariguana.

"Ellos están muy metidos en los estadios desde hace dos años y son los primeros que agreden.

"He estado presente en todos los congresos. El primero fue el 16 de noviembre de 2000 en Guadalajara, en las instalaciones del Atlas.

"Todavía en 2005 hubo reuniones con diputados de la comisión del Deporte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), pero después Alberto de la Torre vio cerca el Mundial y se olvidó del tema. Sin embargo, los puntos para erradicar la violencia ya están trabajados", recalcó León.

Sensación de poder

Un ex líder de La Monumental confesó: "Ya no traigo el cabello largo. También dejé las bermudas y hasta he pensado en borrarme un tatuaje... Pero a veces extraño todo aquello porque estando ahí te llega de todo: drogas, alcohol, te llueven las chavas, viajes, fiestas, dinero.

"Cuando caminaba entre la banda escuchaba que decían ahí va El Ray -mote inventado, pidió omitir el real- y me sentía chingón... Se maneja mucho poder y ego. Es un ambiente que te atrapa."

En el texto leído por Miguel Cancio, en junio de 2002, durante la VII Semana de Psicología en la Universidad Santiago de Compostela, España, se abordó el tema de la violencia en el futbol.

Ante el cuestionamiento de qué la genera, Cancio lo achacó "al permisivismo dominante social e institucional hacia las diferentes formas de gamberrismo e incivismo" y expuso la existencia de una "guerra futbolística-mediática que se desenvuelve en múltiples frentes, en la que grupos de hinchas disputan su propia liga y roban protagonismo a los jugadores".

Puntualiza que en ocasiones "algunos jugadores, técnicos, directivos, presidentes, federativos, árbitros y otros agentes vinculados al balompié contribuyen a alimentar material y espiritualmente la violencia futbolística".

Esa agresión "sirve como pretexto para la búsqueda de placer y espacios de impunidad, de desquitarse, resarcirse, descargarse, desfogarse, de hacer pagar a otros los malos rollos, los traumas, las frustraciones.

"Para sustituir el tiempo gris, aburrido, rutinario, asfixiado, encadenado, atado, controlado, atormentado y sin alicientes por un tiempo multicolor, de alucine, excitación a tope, desahogo y descontrol (...) asumiendo el papel de machos guerreros debidamente pertrechados.

"Cargados del sentido del orgullo, del honor, de afirmación, de fuerza, provocación y poderío, de identidad de la banda cuya violencia puede verse patológicamente reforzada, multiplicada e inclusive obligada por el grupo, el ambiente (...).

"Significa también pasar del anonimato, de no existir a ser los protagonistas máximos."

Para el sicólogo Octavio Rivas las barras involucran a gente con menor estructura de valores, personas a las que les cuesta mucho relacionarse con aspectos, situaciones o sentimientos firmes y duraderos.

"Son sociopatías que convierten al tímido en audaz en medio de la impunidad de una masa", explica. En entrevista telefónica recordó su participación en tres congresos de porras, pero lamentó que pocas conclusiones se llevaran a cabo.

Y concluye: "Mientras no haya un compromiso social, firmado, con especialistas del comportamiento, ¡pero serio!, y que la prensa pueda supervisar, probablemente no exista manera de hacer un combate serio contra la violencia".

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.