Los zigzags de Nueva Izquierda
Dicen los enterados que la corriente Nueva Izquierda (NI), también conocida como Los Chuchos, es la mayoritaria en el Partido de la Revolución Democrática. Independientemente de que así sea, el hecho es que llevó a cabo un congreso nacional en días pasados. Su intención fue discutir la renovación del partido. Eso está bien, pues los partidos deben renovarse y adecuarse a las circunstancias que se viven en el país, siempre cambiantes aunque no tanto como se quisiera.
El congreso de NI mostró un movimiento zigzagueante, como puede apreciarse leyendo las notas periodísticas a partir del viernes pasado, antecedidas por declaraciones de Jesús Ortega. Este señaló que el papel de AMLO y de Cárdenas al interior del partido no sería el tema principal del congreso, sino cómo avanzar en la institucionalidad del PRD tomando en cuenta que existen liderazgos fuertes.
Sin embargo, al día siguiente, con algo que se quiso presentar como autocrítica, varios conspicuos representantes de NI se lanzaron en contra de López Obrador, con un desliz por demás elocuente, según la nota de Andrea Becerril: que el partido fue derrotado en las elecciones pasadas. Dice la nota: "en la reunión se dijo que haber centrado 'demasiado' el esfuerzo político en el candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, y los errores de estrategia del propio tabasqueño fueron factores que llevaron a la derrota". (Al fondo se oían los aplausos del autor de libelos Carlos Tello Díaz.)
El senador René Arce Islas fue suficientemente claro en sus críticas a AMLO y que, por lo mismo, no entran en la categoría de autocríticas. López Obrador, para Arce, no supo llegar a los jóvenes, a las clases medias, a los pequeños y medianos empresarios, insultó a los grandes empresarios y descuidó el norte del país. Y en este punto, según la misma nota, el legislador se hizo bolas, porque si López Obrador hubiera reforzado su presencia en los estados norteños se habría logrado expandir el voto a favor del PRD. ¿Quién lo entiende? Según lo dicho, el culpable de que el PRD no obtuviera más votos entre sectores sociales y zonas geográficas fue López Obrador, ¿y cuál era el papel del PRD, entonces? ¿Qué le hubiera pasado al PRD sin un líder carismático que logró para su partido la mayor votación en su historia? Arce es senador por el Distrito Federal, y en esta entidad el candidato a la Presidencia de la coalición Por el Bien de Todos (el que los llevó a la "derrota") obtuvo más votos que los senadores, tanto por mayoría relativa como por representación proporcional (58 por ciento contra 52 por ciento, respectivamente, y una diferencia, en números absolutos, de más de 300 mil votos).
Finalmente, el "autocrítico" Arce dijo: "No podemos quedarnos en la estrategia de la barricada, en la que se mantiene el enfrentamiento permanente con los adversarios", porque "esa estrategia termina por aislar e incomunicar a sus practicantes". Aparte del uso peyorativo de "barricada", que nunca ha construido el PRD ni sus candidatos, ¿si no se mantiene un enfrentamiento permanente con los adversarios, cuál debe ser la estrategia de un partido supuestamente diferenciado y que compite contra otros también supuestamente diferenciados? ¿Tomarse de la mano o aventarse flores?
El tono de Arce no sería importante si no hubiera sido secundado por otros de los presentes, Agustín Basave y Carlos Navarrete entre ellos. Basave, según la nota señalada, habló de "enojados y esperanzados", lo cual nos lleva a recordar a los enragés de la Revolución Francesa, los enojados, furibundos y rabiosos (como les llamaron) que desde las posiciones más extremistas se oponían no sólo a los jacobinos sino a las libertades porque son una trampa (Jacques Roux). Para Navarrete los enojados son los frustrados "porque nos quedamos a poco más de medio punto de la Presidencia de la República", lo que implícitamente es una aceptación de la "derrota" el 2 de julio (nuevamente se oyeron aplausos de Tello Díaz). Contra los enragés Navarrete apoyó a los "esperanzados", es decir a los que están por acuerdos legislativos y "que se están alejando del PRD". Pero, al igual que Arce, se hizo bolas, ya que los enojados están haciéndoles perder el 35 por ciento logrado en julio pasado. ¿Y quién logró ese 35 por ciento, si no el jefe de los supuestos enragés, atrincherados en supuestas barricadas?
Para completar el cuadro, Acosta Naranjo señaló la importancia de fortalecer el partido, pues si es débil, las corrientes y los líderes carismáticos pueden hacer de él lo que quieran. Teniendo razón, pues un partido debe estar por encima de sus líderes, en el contexto del congreso de NI resultó ser un deslinde más de López Obrador. Tan fue así que Jesús Ortega tuvo que aclarar que "no hay intención alguna de iniciar una cacería de brujas, ni de alcanzar la supremacía en el partido, y menos de deslindarse de López Obrador."
Y Ortega remató con una enmienda política a las "autocríticas" de sus compañeros de corriente en los días anteriores del congreso de NI. Según nota de Enrique Méndez, "consideró que la imagen de confrontación con López Obrador es parte de 'una trampa en la que no vamos a caer, y no vamos a meternos en conflicto. No nos vamos a pelear. Estamos cohesionados alrededor del liderazgo de López Obrador'." Y más adelante añadió: "Andrés Manuel es el líder del gran movimiento de izquierda en el país. Tiene un liderazgo indiscutible. Nueva Izquierda y el partido seguiremos apoyándolo en la lucha contra el gobierno de derecha. Somos oposición con López Obrador y nadie debe confundirse; vamos a ir juntos." En el mismo tenor se expresó Carlos Navarrete, corrigiéndose de lo que antes había dicho.
Menos mal, un zigzagueo de última hora salvó a los "líderes carismáticos" de ser comidos crudos por sus compañeros "esperanzados".