La mejor estocada, del El Juli, que rompió el canon lidiando un manso en los medios
César Rincón, El Pana y Arturo Macías triunfadores de la temporada 2006-2007
Ahí quedan los detalles de Manzanares, Jiménez y Morante; faltó Sebastián Castella
Ampliar la imagen El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza se llevó un apéndice durante la corrida en que se celebraron los 40 años de la plaza jalisciense Nuevo Progreso Foto: Notimex
A la desolación generalizada y profunda que impera en el país se agrega, para los aficionados a la fiesta brava, el cierre otra vez indefinido, otra vez enigmático, de la monumental Plaza México. Nadie sabe en este momento si el pozo de Mixcoac reabrirá en los meses venideros para dar la temporada novilleril a la que está, por ley, comprometida la empresa. Y lo que es todavía más grave, nadie sabe siquiera si la empresa de los "renovadores" existe aún.
En los mentideros ya no se dice, pues por sabido se calla, que la alianza de Víctor Curro Leal y José Antonio Chilolín González se había quedado sin dinero para continuar el serial a principios de diciembre. O sea que tras el pago de la renta del embudo con el producto del canje del derecho de apartado -una operación financiera en la que como siempre participaron Rafael Herrería y Miguel Alemán Magnani-, a los "renovadores" apenas les alcanzó para traer a algunos diestros ibéricos, y párenle de contar ustedes.
"No llegan al 5 de febrero", me aseguró por ejemplo una conocedora del problema cuando la visité, antes de las vacaciones navideñas, en una ciudad de la frontera norte. ¿Qué sucedió? ¿Será verdad que Herrerías les levantó la canasta y los dejó ahogarse como peces fuera del agua, preparando el terreno para su regreso aunque en realidad nunca se fue? Como quiera, allí están las sospechas: hasta hace algunos días, a Jorge Gutiérrez no le habían pagado sus dos actuaciones, como tampoco le han cubierto un peso a Rodolfo Rodríguez El Pana.
Y ahora trasciende que ellos, los empresarios, propiciaron el pleito que frustró la actuación del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, en la tradicional corrida del aniversario, para ahorrarse lo que le habían prometido. Y que en el fondo de sus renovadores corazones suspiraron con tristeza y alivio cuando el excelentísimo diestro francés que se llama Sebastián Castella fue lesionado en Colombia y obligado a cancelar su contrato con la México por causas de fuerza mayor.
Los tres mejores
A falta de pan, y también de tortillas, por no hablar de la leche, la carne, el huevo y otros alimentos indispensables para vivir, los taurinos se consuelan ahora discutiendo quién fue el mejor torero de la temporada 06-07: ¿el maestro colombiano César Rincón, su majestad El Pana o el arrollador Arturo Macías? Esos son los tres candidatos al título.
El primero porque siempre que estuvo sobre la arena de la México y delante de un cornúpeta, con el capote o con la muleta, se condujo como un artista dominador, creativo e impecable. El segundo, porque tocó como nadie lo había hecho en años el fondo del alma de los espectadores, revolviendo lo que parecía estar muerto pero sólo dormía. Y el tercero, porque mediante una mezcla muy sólida de entusiasmo, valor, afición y clase logró cortar el mayor número de orejas del serial.
Habrá, empero, otros galardones. El de la mejor estocada sin duda se lo merece El Juli, por la perfecta ejecución de la suerte que mató a su segundo enemigo del 5 de febrero, al que la espada le partió en dos el corazón y lo envió al otro mundo sin que la bestia se diera cuenta de lo sucedido, recibiendo injusta pero afortunadamente una imperceptible muerte sólo digna de los toros bravos.
Pero si el ex niño madrileño al fin se sacudió el marasmo que arrastra desde hace años y se animó a fajarse con los dos ejemplares de su lote de aquella tarde, lo cierto es que la lidia que le impuso a su primero fue de lo más importante de la temporada, y casi nadie, empezando por el juez, se enteró.
Contrariando el dictado de los cánones, que ordenan torear a los mansos al abrigo de las tablas para impedir que se escapen, El Juli estructuró una insólita faena en los medios, bajando la mano izquierda en naturales ceñidos y estatuarios, y desplazándose al punto donde el animal, después de darse a la fuga, volteaba para ver qué tanto se había alejado de su perseguidor, sólo para descubrir que éste se hallaba ahí, de nuevo, a la distancia necesaria, para volver a ligarle el siguiente pase de la serie sin que ésta perdiera continuidad. Una proeza que merecía algo más que una salida al tercio.
Y luego quedaron ahí, para la nostalgia, los detalles de Manzanares Chico, César Jiménez e incluso Morante de la Puebla, y el reiterativo fracaso de Garibay y Angelino, y por supuesto la inexplicable ausencia de Rafael Ortega. Ah, y por cierto, ¿alguien recuerda algo que haya hecho El Zotoluco? Pero si no vino a la México este año. ¿O sí? Claro que sí, digo, yo creo que sí, bueno, la verdad, quién sabe...