La madre de Agustín Aguayo, nacido en Jalisco, demanda asistencia legal
Piden ayuda al gobierno de México para el soldado acusado por EU de deserción
Susana Aguayo, madre del soldado mexicano-estadunidense Agustín Aguayo, demanda al gobierno de México protección consular y asesoría jurídica para su hijo, acusado de "deserción" por el Ejército de Estados Unidos tras su negativa de combatir en Irak, por lo que en breve podría ser sentenciado a siete años de prisión. El médico militar nació hace 35 años en Guadalajara, Jalisco, y "nunca ha renunciado a ser mexicano".
Hoy, la mujer, que llegó ayer de Los Angeles, California, se presentará en las oficinas de la cancillería con objeto de entregar una carta a la titular de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, a quien solicita ejercer el programa de acción consular, y además pide que el embajador de nuestro país en Alemania, Jorge Castro, "le otorgue un abogado para brindarle asistencia legal".
Agustín obtuvo la nacionalidad estadunidense hace varios años, y en 2003 decidió ingresar al ejército de ese país "con la idea de superarse", relata su madre en entrevista para este diario, pues Aguayo deseaba concluir sus estudios como médico militar, grado que obtuvo en las fuerzas armadas. "Quería retribuirle a la nación que nos abrió sus puertas algo de lo que nos había dado, por eso se enroló en el ejército", afirma.
Un año después, en febrero de 2004, fue enviado a Irak. Su madre comenta que su idea era ir como paramédico de las fuerzas castrenses de aquel país, pero una vez en la zona de conflicto "fue obligado" a formar parte del frente de batalla.
La señora Aguayo declara que 2004 "fue el peor año de mi vida", al saber que su hijo se encontraba en Irak, formando parte de la invasión estadunidense a esa nación. Relata que el médico militar no deseaba que ella se enterara que lo habían enviado a ese país; sin embargo, la esposa de éste, Helga (de nacionalidad guatemalteca), tuvo que confesárselo.
Declara que Aguayo no le ha comentado a detalle lo que vivió en aquel país asiático: "no me atrevería a preguntarle, porque sé que lo lastimaría; sólo él sabe lo que vivió y vio ahí".
Un año más tarde, el soldado regresó a la base militar Ramnstein, que el Pentágono tiene en Alemania, donde estuvo acompañado por su esposa y dos hijas (Rebeca y Raquel, gemelas de 11 años). "Siempre entrenado y trabajando", aduce su madre.
El primero de septiembre de 2006, mandos superiores informaron al soldado mexicano-estadunidense que sería enviado de nuevo a Irak, pese a su solicitud de "objetor de conciencia", a lo que Aguayo se negó, por lo que tuvo que escapar de Alemania hacia España, donde obtuvo -en palabras de su madre- un pasaporte mexicano en el consulado de nuestro país para regresar a Guadalajara, Jalisco, de donde es originario, pues desde sus tres años vive en Los Angeles, con sus padres y hermanos.
La señora Aguayo relata que su hijo decidió entregarse de manera voluntaria a las fuerzas castrenses de ese país 24 días después en la base militar de Fort Irwin, en California, "porque no quería que lo acusaran de desertor; él quería entregarse y que todo se hiciera con justicia, y que su caso como 'objetor de conciencia' continuara adelante, que se lo reconocieran"; aunque el ejército estadunidense lo consideró un "desertor".
Desde entonces está preso en la base militar de Estados Unidos en Alemania, sujeto a proceso militar, aun cuando los reglamentos del ejército estadunidense establecen que un soldado puede ausentarse hasta por 30 días, y tras ese límite su nombre es incluido como desertor.
Las fuerzas armadas de ese país consideran a mi hijo "un criminal de guerra por negarse a matar personas", aseguró Susana Aguayo, pues narra que el soldado "jamás" cargó su arma, aunque realizaba patrullajes y guardias.
Hace tres años, el médico tramitó ante tribunales militares y civiles que se le reconociera como "objetor de conciencia", pues ha declarado en diversas ocasiones que la guerra en Irak es "inmoral, injustificada y cruel".
Dicha petición le ha sido negada en tres ocasiones, la más reciente el pasado viernes, cuando un juez federal argumentó que "no existían elementos suficientes" para demostrar que Aguayo tuviera la convicción necesaria contra esa guerra. Ante esta decisión, corre el riesgo de ser juzgado como "desertor" por una corte marcial, la cual emitirá su fallo los próximos 6 y 7 de marzo, donde se le podría condenar hasta a siete años de prisión.
Por ello, su madre viajó a México en búsqueda de ayuda de las autoridades federales, la cual confía obtener.