Balance de la Jornada
Violencia en el futbol: primero, controlar a los directivos
Ampliar la imagen
Tolo Gallego fue expulsado en el partido contra Pumas
Foto: Reuters
Los directivos del futbol mexicano pretenden terminar con la violencia mediante decretos... o con el poder de una manta. "Por un juego limpio también en las tribunas", fue la frase más brillante que se les ocurrió, cuando en realidad la leyenda debió ser algo así: "Por un juego limpio también en las oficinas de los clubes".
No es un secreto que son los propios directivos los que propiciaron y fomentan esas barras. Con tal de que sus equipos tengan apoyo, regalan boletos, rentan camiones y costean los viajes de los porristas, además de que los líderes tienen muchos privilegios.
Andrés Fassi, en Pachuca, fue el iniciador de las barras argentinizadas. Y el clásico y candoroso "a la bio a la bao" cambió a cánticos y groserías que unificaron tristemente a las porras.
En el América, el ex presidente Javier Pérez Teuffer llegó con la idea de "correr a todos a patadas", ante el bajo rendimiento de sus Aguilas, pero su legado fue la creación de La Monumental, una de las porras más agresivas de nuestro balompié.
Y ahí está el propio Tuca Ferre-tti, quien no se cansa de justificar a sus porristas, cuando esos aficionados que se disfrazan de universitarios hacen que cada partido se convierta de alto riesgo.
Así que las medidas anunciadas no son más que el pretexto de los directivos para escudarse cuando surjan los problemas que ellos mismos se encargaron de crear.
La cuarta fecha tuvo buenos partidos y tres goles para el recuerdo: Francisco Palencia y su definición de antología; Vicente Sánchez, con su veloz dribling y certero tiro, y Emanuel Villa con el gol de inglesita que muchos delanteros sueñan marcar.
Ellos tres representaron ese futbol-arte que, pese a todo, se niega a desaparecer de las canchas mexicanas.
Las Chivas ratificaron una vez más su dominio sobre Cruz Azul. Pero ese partido también sirvió para demostrar otras dos facetas: la indisciplina de Adolfo Bautista y la intermitencia de César Delgado.
El Bofo siguió con sus berrinches al ser relevado y ahora hasta tachó de loco a su técnico José Manuel de la Torre, mientras el Chelito dio un gran pase para el gol de Sabah, pero falló una inmejorable oportunidad de marcar. De seguir así, ambos se quedarán en simples intentos de las figuras que pueden ser.
El que no necesita tanta calidad y le basta su pundonor es Francisco Fonseca, quien con base en entrega anotó su primer gol con Tigres y rescató un valioso empate ante San Luis, otro equipo involucrado en el descenso.
El Kikín fue más efectivo para el técnico Mario Carrillo que la vidente a la que el apodado Capello acostumbra recurrir. Al parecer Ricardo La Volpe dejó escuela en eso de consultar magas.
América respira luego de dos semanas difíciles. No todos sus rivales le darán las ventajas que tuvo en Veracruz, aunque es de destacar que el Flaco Tena improvisó a una defensa central que le dio resultados. Los Tiburones lograron el empate momentáneo a dos goles mediante Cesáreo Victorino, una de esas promesas eternas de nuestro futbol.
Y mientras el Atlas marcha como puntero, el Toluca se ratificó como el rey del empate y sigue sin ganar luego de cuatro fechas, al igual que Santos y Querétaro, los principales candidatos al descenso.
Otra jetattura que se ratificó fue la de Estados Unidos sobre México. Y, al parecer, se trata no sólo de un dominio futbolístico ya que los goles se anotan por calidad técnica y estrategia, sino de una supremacía mental. Los estadunidenses son los rivales a los que los verdes no desean enfrentar y tan sólo hay que recordar la eliminación en el Mundial 2002.
En esa Copa, Rafael Márquez se dejó llevar por la impotencia y lanzó una alevosa patada sobre Cobi Jones. Ahora el turno fue de Oswaldo Sánchez, quien intentó patear a Eddie Johnson cuando éste festejaba el tanto de Landon Donovan.
"Le tiré una patada de ardido", reconoció el guardameta y, de paso, expresó el sentir de los millones de fanáticos mexicanos que ya ven más fácil ganarle a los gringos en cualquier deporte, pero no en el futbol.