Logra la Iglesia ortodoxa retirar el lote "sacrílego"
Subastan por Internet huesos de un santo de origen ruso
Moscú, 11 de febrero. Por exigencia de la jerarquía de la Iglesia ortodoxa rusa, que hizo pública su indignación respecto de lo que su vocero llamó "inaudito sacrilegio", las autoridades de San Petersburgo obligaron a Antiquariat.ru, conocida casa de subastas por Internet con sede en la segunda ciudad más importante de este país, a retirar un polémico lote francamente macabro.
Con un precio de salida fijado en mil euros, un vendedor que se identificó como Boris Gueorguiev después trascendió que actúa de intermediario y que esas y otras piezas similares pertenecen a una enigmática dama, ofreció al mejor postor una calavera y un par de huesos.
Pero el vendedor llegó a asegurar que no eran restos mortales cualquiera, sino parte del esqueleto de un venerado santo local, de lo cual acaso alguien podría inferir que poseen cualidades milagrosas.
Durante varios días, hasta ser quitado del sitio web de la casa de subastas, junto a la foto de la calavera, se podía leer el siguiente mensaje de Gueorguiev: "Un lote ideal para quienes saben apreciar el pasado ruso, los restos de un santo ortodoxo (la calavera se conserva en perfecto estado, igual los huesos del brazo), que adquirió un particular después de que estuvieron en la Catedral de Kazán en San Petersburgo, adonde llegaron de Novgorod en los años veinte del siglo XX".
También se informaba que la calavera tiene una inscripción prerrevolucionaria, esto es, anterior a 1917, con el nombre del santo, el año que se incorporó al depósito de la Catedral de Kazán (1899), y el número de inventario.
A partir de estos datos, corroborados en la pequeña imagen difundida por Internet, los expertos locales no tardaron en presumir que los restos pertenecen a San Filipp de Irap, el mismo que en 1517 fundó un monasterio cerca de Cherepoviets, a orillas del río Maly Irap.
La Iglesia Ortodoxa pone en entredicho que se trate de los restos de un santo. Asevera que la reliquias de San Filipp descansan en la capilla del monasterio que fundó y tacha de amoral al vendedor: "Al margen de si los restos ofrecidos en una subasta por Internet pertenecieron a un santo o a una persona común, el intento de venderlos es una falta de respeto a la memoria del muerto, que se contradice con las normas de la moral y las tradiciones culturales rusas y europeas", afirmó el vocero de la jerarquía ortodoxa, Vsievolod Chaplin.
Gueorguiev, el representante de la propietaria de las supuestas reliquias, reviró que la Iglesia ortodoxa debería sentir vergüenza por haber permitido que los restos de San Filipp y de otros santos, con la caída del sistema socialista, hayan acabado en el basurero del antiguo Museo de Historia de la Religión y el Ateísmo, que albergaba la Catedral de Kazán.
"Mi representada tiene en su apartamento (en San Petersburgo) una caja llena de huesos de santos", lanzó desafiante.
Ante la indignación expresada por la Iglesia ortodoxa, el diario capitalino Moskovsky Komsomolets se preguntó este jueves si no era igualmente amoral que lo primero que salta a la vista al entrar a cualquier templo es la lista de precios de los bautizos, bodas y misas de cuerpo presente, entre otros "servicios cristianos".
Por lo pronto, y como la venta de calaveras y huesos humanos no está tipificada en el Código Penal ruso, la policía investiga de qué manera llegaron a manos particulares.
No se excluye que, en el convulso periodo previo a la desintegración de la Unión Soviética en 1991, pudieran haber sido hurtados del mencionado museo.
Pero, de no ser el caso, conforme a la legislación local no hay delito qué perseguir y, gracias al escándalo, los controvertidos restos pronto podrían engrosar alguna colección particular, aunque su nuevo dueño tenga que desembolsar una cantidad muy por encima del precio de salida en la frustrada subasta.