Mediante Pidiregas empresas han financiado obras por un billón 682 mil millones de pesos
Triplica saldo de la deuda externa la inversión privada en Pemex y CFE
Tan sólo por intereses se deberá pagar 25 por ciento de ese monto, alrededor de $425 mil millones
Recurrir al capital privado ha evidenciado la debilidad de las finanzas públicas, afirma el consultor
Ampliar la imagen Plataforma de Petróleos Mexicanos KUS del proyecto Ku Maloob Zaap, en la sonda de Campeche Foto: Notimex
El monto total del endeudamiento con el sector privado para la ampliación de infraestructura energética ascendió al cierre de 2006 a poco más de un billón 682 mil millones de pesos, cifra que representa aproximadamente 18 por ciento del producto interno bruto (PIB) y prácticamente triplica el monto de la deuda pública externa ubicada en alrededor de 519 mil 717 millones de pesos, equivalente a 47 mil 247 millones de dólares.
De este monto total de la deuda contratada con los particulares vía Proyectos de Inversión con Impacto Diferido en el Registro de Gasto (Pidiregas), el 25 por ciento se pagará sólo en intereses, cifra que representa unos 425 mil millones de pesos, según se establece en el programa de obligaciones financieras 1997-2030. En tanto, las amortizaciones de capital sumarán en ese periodo un billón 257 mil 730 pesos.
Las cifras oficiales revelan que en el periodo comprendido entre 2006 a 2009 las obligaciones de pago ocuparán mayor espacio en el presupuesto público lo cual restringirá el margen de maniobra de las autoridades hacendarías.
A este respecto, Víctor Rodríguez Padilla, consultor de organismos internacionales y experto en temas energéticos, advirtió que las presiones presupuestarias que ejercerán los Pidiregas serán mayores, sobre todo si la evolución del precio del petróleo no logra compensar el efecto de la caída de la producción y se registra una disminución neta del ingreso petrolero.
Esta figura de financiamiento extra presupuestal lleva una década de haberse aplicado para extender la obras de infraestructura energética en Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Los Pidiregas se dividen en dos categorías: la primera denominada inversión directa, en la que se incluyen los proyectos en los que las entidades públicas asumen su obligación directa de adquirir los activos construidos por empresas privadas.
La segunda es la denominada inversión financiada condicionada, que son aquellos proyectos en los que los activos son propiedad privada, pero que serían adquiridos obligatoriamente por las dos paraestatales en caso de materializarse alguna de las eventualidades contempladas en el contrato.
Desde 1997, año de inicio del esquema, y 2006, el Congreso autorizó 39 proyectos en Pemex, 38 de inversión financiada directa y uno de inversión condicionada, que en conjunto totalizan un billón 257 mil millones de pesos.
El 90 por ciento de esta inversión se ha canalizado principalmente en Pemex Exploración y Producción y el restante diez por ciento se ha pulverizado entre Pemex-Refinación, Pemex Gas y Petroquímica Básica y Pemex-Petroquímica.
Rodríguez Padilla explicó que el atractivo de los Pidiregas es que han permitido ampliar sustancialmente la inversión pública pero diferir su pago en los subsecuentes ejercicios fiscales, así como registrar como deuda directa sólo una pequeña parte del compromiso financiero.
Otra ventaja para el gobierno federal ha sido la liquidez que ha obtenido pues, en algunos casos, el capital privado ha sustituido más que complementado la inversión pública, lo cual ha liberado recursos presupuestales que el gobierno ha utilizado para otros fines.
El especialista consideró que aunque los Pidiregas han sido relativamente exitosos en movilizar inversión privada en un sector reservado para el Estado, y han permitido posponer las reformas en la hacienda pública y el sector energético, no resuelven los problemas fiscales, ni tampoco corrigen los problemas de eficacia de las políticas públicas.
"Han introducido distorsiones para poner en su justa dimensión la debilidad de las finanzas públicas, pues han permitido ocultar el aumento en el déficit de las operaciones del gobierno federal compensándolo con superávit en caja de Pemex y CFE. Los Pidiregas han servido para su propósito original; sin embargo, es posible que el esquema haya llegado a su límite al haber sido utilizado desproporcionadamente".
Las obligaciones de pago derivadas de los Pidiregas en Pemex y CFE han ido en ascenso en los últimos años, pues mientras en 2006 se tuvieron que erogar alrededor de 103 mil millones para cubrir la amortización e intereses, para 2007 se tendrán que destinar 121 mil 807 millones; en 2008, 171 mil 863 y en 2009, 202 mil 85 millones de pesos, situación que representará una presión adicional a las finanzas públicas en un entorno de un descenso en las plataformas de extracción y de exportación de crudo.