Presionará al gobierno para seguir explotando la barrera natural contra huracanes
Prevé Greenpeace arremetida de IP por manglares
Frente a la entrada en vigor de las modificaciones a la Ley General de Vida Silvestre, que protege los manglares, se prevé que el sector turístico presionará al gobierno para que realice cambios y continúe con la explotación de esa vegetación, de la cual queda sólo 50 por ciento 800 mil hectáreas de la que existía el siglo pasado, advierten organizaciones ambientalistas.
La visión empresarial de cortar los manglares vegetación que tardó cientos de años en crecer y que es imposible reforestar para construir hoteles, no toma en cuenta que son barrera de protección natural contra huracanes e inundaciones, además de fuente de generación de 70 por ciento de las pesquerías comerciales, entre otros aspectos.
El sector empresarial se amparó el año pasado contra los cambios a la norma oficial mexicana (NOM 022) sobre manglares, porque argumentó que se buscaba modificarla antes del tiempo que establece la ley, lo que no consideraron cuando el ex secretario de Medio Ambiente Alberto Cárdenas cambió unilateralmente esa normatividad para beneficiarlos.
Luego de que en diciembre pasado el Senado aprobó las modificaciones a la ley para proteger ese ecosistema, las presiones empresariales llegaron hasta los gobernadores, y 17 entidades con litoral, con excepción de Yucatán, firmaron un desplegado en demanda de que no se publicara la regulación.
Las presiones también corrieron por parte del Grupo Quintana Roo, la Asociación de Propietarios e Inversionistas de la Rivera Maya, la Asociación de Hoteles de Cancún, la Asociación de Clubes Vacacionales, el Centro Coordinador Empresarial y del Caribe y la Asociación Mexicana de Desarrolladores Turísticos, señaló Greenpeace.
María Elena Sánchez, de la agrupación Telleliz, aseveró que los empresarios echaron a la basura los resultados del grupo de trabajo de la NOM 022, que durante 2006 elaboró la modificación de la regulación; se ampararon contra un proyecto en el que obtenían un margen de explotación de 5 por ciento del manglar, y ahora es cero.
Agregó que las mayores presiones turísticas están en Quintana Roo, donde los empresarios insisten en un sistema de desarrollo turístico encima de la vegetación milenaria, sin respetarla, y tampoco a las dunas costeras. "Las consecuencias se vieron con el huracán Wilma. Querían el hotel en la playa, y la arena terminó en los cuartos; las playas están erosionadas y a los desarrolladores les importa más recuperar rápidamente su inversión, lo que hacen en unos cuantos años, y después es ganancia".
Con la nueva legislación queda prohibida la remoción, relleno, trasplante, poda o cualquier obra o actividad que afecte la integralidad del flujo hidrológico del manglar, del ecosistema y su zona de influencia, de su productividad natural, de la capacidad de carga natural del ecosistema para los proyectos turísticos, de las zonas de anidación, reproducción, refugio y alimentación, o bien de las interacciones entre el manglar, los ríos, la duna y la zona marítima.