No conoce ningún informe de rendición de cuentas 97%, según una encuesta
Considera 98% de los maestros que la prioridad de sus líderes es enriquecerse
La primera encuesta realizada a 60 mil maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), para conocer su opinión sobre las prácticas gremiales, reveló que 98 por ciento cree que la principal prioridad de sus dirigentes encabezados por Elba Esther Gordillo es enriquecerse y tener poder; 97 por ciento no conoce ningún informe sobre rendición de cuentas, y 87 por ciento piensa que sus cuotas se las quedan los líderes o se utilizan para comprar voluntades.
Asimismo, 76 por ciento asocia el programa Vivienda Magisterial (Vima) al fraude y la corrupción, y sólo 1 por ciento lo relaciona con una "casa digna". Para rematar con esta pésima percepción, sólo 1 por ciento considera que quienes los dirigen están comprometidos con la educación.
Al hacer una "autorrevisión" de su quehacer, 59 por ciento asegura que lo que lo motiva para ser sindicalista es "enriquecerse" y 10 por ciento señala que "para no dar clases". Apenas 1 por ciento dice que el mayor incentivo del maestro es la vocación, mientras el programa de estudios lo cumplen en un "60 por ciento y con baja calidad".
Los resultados de la encuesta, cuyo avance dio a conocer este diario, fueron presentados ayer por la Asociación Ciudadana del Magisterio (ACM), presidida por Noé Rivera, así como por integrantes del sindicato, entre ellos el maestro Aurelio Chávez, de la sección 18 de Michoacán, así como por Octavio Gordillo y Homero Polito, estos últimos miembros de la ACM.
De acuerdo con el sondeo, cuya muestra equivale a 4 por ciento del total nacional de los agremiados del SNTE, para lo cual se cubrieron las 57 secciones sindicales, 57 por ciento de los docentes opina que el programa educativo no responde a la realidad escolar, 89 por ciento cree que la carrera magisterial impulsada por Gordillo sólo sirve para mejorar económicamente, mientras apenas 4 por ciento considera que es benéfico para la educación. La mayoría (82 por ciento) afirma que este plan es un fracaso.
En materia de capacitación, el "cero por ciento" de los maestros dedica tiempo a la actualización, porque la mayor parte de sus actividades la pasa entre el salón de clases (50 por ciento), la preparación de las mismas (20 por ciento) y las juntas (30 por ciento).
Apenas 5 por ciento considera que el desarrollo académico del magisterio es alto, 71 por ciento señala que los programas especiales impactan al proceso docente como "estorbo" y apenas 24 por ciento piensa que sirven de apoyo.
La encuesta da cuenta de la opinión que tiene el maestro de aula que fue al que se le pidió contestar el cuestionario sobre sus dirigentes, quienes son considerados, por la generalidad de la base, como corruptos y totalmente ajenos a los trabajadores.
De esta forma, 91 por ciento indica que la corrupción sindical es "mucha" o "excesiva". El 85 por ciento apunta que sus dirigentes se dedican a otros asuntos que no tienen que ver con los intereses de los trabajadores, como la "política", la "grilla", "perder el tiempo" o dedicar el tiempo a sus "asuntos personales".
El 85 por ciento no tiene confianza en sus líderes ni conoce las actividades que realizan, pues nunca cuentan con información al respecto. El 79 por ciento no conoce siquiera a los miembros de su comité ejecutivo seccional.
A pesar de los cuantiosos recursos que se manejan en los programas para beneficiar a los trabajadores de la educación, sólo 5 por ciento tiene vivienda mediante un crédito de Vima, y de esa cifra más de la mitad lo obtuvo por recomendación. De los que no han logrado acceder a ese servicio, la mayoría (73 por ciento) considera que el principal motivo es por la corrupción que impera en ese programa.
De hecho, 77 por ciento dice que cuando se logra una prestación es por recomendación o "a cambio de algo". Para 78 por ciento, el sindicalismo significa "poder" y para 15 por ciento "no trabajar". El 69 por ciento cree que la mayor motivación del maestro son las prestaciones y 30 por ciento la seguridad.
El 57 por ciento considera que no es importante la participación del SNTE en la política y 43 por ciento opina lo contrario. De ellos, la mayoría se identifica con una postura nacionalista, más que con una ideología de izquierda, de derecha o de centro.