La sátira The Boss of It All, de Lars von Trier, abrió el encuentro con función de gala
Con salas repletas, comenzó el Festival de Cine de Gotemburgo
Se proyectó en competencia The New Man, del sueco Klaus Häro
Pese al apoyo estatal a la industria, en Suecia poco claro defender y fomentar las cintas de calidad: Jannike Ahlund
Ampliar la imagen Unas de las salas sede del festival, en el que participan producciones de 70 países Foto: Juan José Olivares
Gotemburgo, Suecia, 31 de enero. En un país de 9 millones de habitantes, en el cual hay más cinematógrafos per cápita que en cualquier otro país de Europa (alrededor de 800 con mil 200 salas de proyección) y donde la temperatura invernal promedio ronda los grados bajo cero, el cine es igual de placentero que tomar un vaso de chocolate caliente.
Y lo pueden constatar los cientos de personas que desde el pasado sábado se han dado cita en las principales salas, como la Draken, Folkteatern, Pustervik o Handels, sedes del 30 Festival Internacional de Cine de Gotemburgo, que se efectúa en esa ciudad y en el que se han presentado cintas en competencias oficial y regional, cortometrajes internacionales y nacionales, documentales y películas de animación.
Cubiertos de pies a cabeza, los asistentes al festival han atiborrado las salas para degustar platillos fílmicos de 70 países, incluidas nuevas producciones locales y foráneas, sin el menor prejuicio cultural. Aprecian películas nórdicas, así como las hechas en cualquier continente.
Han llamado la atención cintas en competencia como The New Man, dirigida por el sueco Klaus Häro; esta película se perfila para recorrer diversos festivales en el mundo: la pobreza desde una perspectiva regional.
También destaca el documental Pasolini Prossimo Nostro, dirigido por Giuseppe Bertolucci, exhibido en la muestra de Venecia 63. Se trata de 50 horas de entrevistas, tres mil metros de negativo, siete mil fotos, miles de transcripciones de audiotape y 23 meses que resultaron en un filme de 63 minutos, extraído en su mayoría del making off de la cinta de Pier Paolo Pasolini, Saló, o los 120 días de Sodoma.
Otra de las películas relevantes que se presentó en función de gala fue la satírica comedia The Boss of It All, del danés Lars von Trier, que también se proyectará en el próximo Festival Internacional de Cine de la Ciudad de México (Ficco).
Amplio programa
El programa es amplio, desde cortometrajes actuales, retrospectivas de cine escandinavo, ciclos de cine de la ex Yugoslavia o de Vietnam, en las que resalta una producción de 2006 llamada Chuyen cua Pao (algo así como La historia de Pao).
Debido a la vitalidad que ha tenido el cine nórdico en los recientes años y a la incorporación de las nuevas tecnologías digitales se prepararon algunas secciones especiales, como Luces Nórdicas, Retrospectiva Sueca y cortometrajes experimentales y en competencia.
La actual globalización, en opinión de los organizadores, ha permitido obtener un crisol "impresionante" de producciones de diversas latitudes.
Haciendo un poco de historia, Jannike Ahlund, directora del Festival de Gotemburgo, comenta que la cinematografía sueca ha tenido dos periodos de auge absoluto: el cine mudo de la década de los años 20 y el cine radical de la década de los 60. Entre esos periodos y luego de ellos ha sido Ingmar Bergman el que ha compensado las deficiencias con obras a intervalos durante sus más de 50 años de trayectoria. En esa temprana década de los 20 se hicieron cintas como La carreta fantasma o El tesoro de Arne, creadas por Víctor Sjöstrom y Mauritz Stiller, quienes emigraron junto con la actriz Greta Gustafsson (Greta Garbo). Sin olvidar el éxodo de otra figura femenina de la actuación, Ingrid Bergman, quien actuó a lado de Humprey Bogart, Gary Cooper y Gregory Peck, entre otros.
Industria subvencionada
El caso del cine en Suecia es muy particular. Según comentarios de Ahlund, este ramo y el Estado regulan sus relaciones mediante el acuerdo sobre el cine: una reforma de política cultural que en 1963 (aplicada por el político socialdemócrata Harry Schein) exoneró a esa actividad de un impuesto de 25 por ciento sobre espectáculos a cambio de que las empresas de cine aportaran 10 por ciento de entrada vendida al Instituto del Cine Sueco, fundado en ese tiempo. De esa forma, los ingresos de películas extranjeras contribuyeron a la "producción de cintas suecas de calidad".
El acuerdo sobre el cine como instrumento de apoyo a la cultura sigue vigente, con su mezcla de subvenciones culturales e industriales, pero la contribución es la única parte que ha permanecido intacta en la asignación, que se "modifica cada tres años más o menos".
Según datos de 2004, el Ministerio de Cultura aporta dos tercios del apoyo total al cine, que asciende a 300 millones de coronas suecas (7 coronas equivalen a alrededor de un euro). "Hoy ya no queda muy claro cómo se ha de defender y fomentar el cine de calidad, ni qué decir de cómo definir una cinta de calidad", subraya la directora, quien agrega que la cuestión es más compleja de lo que parece, ya que es subjetiva la manera en que los consultores definen qué película se apoya y cual no. Afirma que ya no está segura si se le puede llamar así, ya que algunas empresas, sobre todo televisivas que han apoyado un cine comercial, han resultado beneficiadas por estas leyes.
Por lo pronto, en el encuentro se realiza el Mercado de Cine Nórdico, que en opinión de la responsable, Lisa Taube, pretende promover cintas producidas recientemente por Suecia, Noruega, Dinamarca, Islandia y Finlandia. "Es con la intención de crear un bloque de distribución para películas coproducidas por estos países. Sólo se ha dificultado un poco por el caso de Finlandia, que tiene una serie de políticas un tanto rígidas en cuanto al destino final del dinero invertido. Pero al final, los países de la región comparten cultura en común e idiomas similares como para trabajar en conjunto", afirma Lisa Taube.