Las obras del artista que se muestran en Bellas Artes, tema de una mesa redonda
Discrepan sobre exposición de Gabriel Orozco
¿Retrospectiva, antirretrospectiva, protorretrospectiva o metarretrospectiva? ¿Qué clase de exposición es ésta?, fue la pregunta que lanzó María Minera al moderar Reflexiones sobre la exposición Gabriel Orozco, mesa redonda efectuada la noche del martes en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en cuyo museo concluirá esa muestra el 25 de febrero.
No obstante sus más de 140 piezas, para la crítica de arte su finalidad no es repasar la trayectoria del expositor, porque ''aquí faltan algunas obras clave". Quizá la palabra más apropiada sería ''panorámica", porque no permite contemplar el amplio conjunto de registros en que se mueve la obra de Orozco: pintura, dibujo, fotografía, escultura, protoarquitectura e inclusive cuadernos de notas.
Miguel González Virgen, arquitecto y crítico de arte, recordó que hace dos meses en la presentación del libro/catálogo, la británica Briony Fer la llamó ''antirretrospectiva" al no permitir una lectura progresiva y evolutiva del trabajo del artista.
Gabriel Kuri mencionó la ''polémica o envidia" que suele suscitar el tema Orozco e hizo hincapié en la ''espontaneidad" de la exposición, que contrarresta cualquier rigidez académica o didáctica.
Néstor García Canclini también se refirió a ''definiciones que aparecen como un obstáculo para ver la obra". El sociólogo dio mayor relevancia a ''lo poético que a lo político en la obra. Eso no quiere decir que lo político no esté, pero lo político en este momento es algo muy difícil de definir".
Sin ser ''un entendido del mundo del arte", el escritor Pablo Soler Frost calificó al expositor como ''el verdadero heredero" de los tres grandes del muralismo mexicano: Orozco, Rivera y Siqueiros, aunque ''no un cultivador". Más bien lo llamó un ''hijo pródigo" que ha usado su herencia y ocupado ''el corazón mismo del arte nacional obligándolo a renovarse".