Balance de la Jornada
La irregularidad, signo del futbol mexicano
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Edgar González (derecha) y Pablo Quatrocchi, en una acción correspondiente al partido entre Diablos y Necaxa
Foto: Ap
La irregularidad del futbol mexicano se refleja, sobre todo, en los inicios de cada torneo. Cuando van dos fechas disputadas sin contar el partido nocturno de Santos ante Chivas, ocho equipos suman un triunfo por una derrota. Ganan hoy y pierden mañana.
En esta lista se inscriben equipos poderosos como América, Cruz Azul, Pachuca, Monterrey y Tigres, y modestos como Chiapas, Tecos y Atlante. O sea que los altibajos no son característica del poder económico de los clubes, sino de nuestro balompié en general. Y ello impide ser certero en las quinielas, pero también depara sorpresas semanales que, vistas positivamente, le dan emoción a la competencia.
Morelia es el único equipo que lleva dos triunfos y San Luis el único con dos derrotas. Los Ates tuvieron una mala pre Libertadores, pero ya enmendaron el camino de la mano de elementos como Fernando Arce y Luis Gabriel Rey, quienes están obligados a ser más consistentes, mientras Raúl Arias no encuentra la fórmula para dar solidez a unos Tuneros amenazados por el descenso.
Preocupa la situación de los Pumas. Desaprovecharon su inicio como locales y el sábado recibieron un auténtico baile de los Tiburones, que se cansaron de fallar oportunidades, pero luego fueron favorecidos por Sergio Bernal.
No se trata de hacer escarnio con el veterano guardameta auriazul, pero esa ha sido su característica en la mayor parte de su carrera, en la cual ha pasado de acciones memorables a pifias imperdonables. Hugo Sánchez le dio la confianza necesaria, habló con los porristas universitarios para que no le silbaran durante los partidos y el arquero fue uno de los baluartes del bicampeonato.
Bernal ahora deberá superar la presión que representa su yerro precisamente cuando fue llamado al Tri. El Pentapichichi aseguró que no se trata de una selección de amigos, pero hasta en el propio cuerpo técnico tricolor existe incertidumbre por el llamado del guardameta. Sin embargo, están seguros de que Hugo no se jugará una chamba a la que tanto le costó llegar tan sólo por cuestiones de amistad. Y es que "si no hay resultados, ¡cuello!", como ilustró el mismo estratega.
Otro hecho negativo para la causa auriazul fue que algunos de sus fanáticos usan de pretexto al futbol para su vandalismo y volvieron a romper butacas, ahora en el Pirata Fuente, como lo habían hecho el torneo anterior en el estadio Hidalgo. Lo único positivo es que Francisco Palencia ya anotó con la playera de Pumas.
Ni los propios americanistas se llegaron a creer las dos goleadas que obtuvo su equipo. Y es que ante San Luis se fueron al frente en el marcador en el momento en que las Aguilas eran dominadas y el escandaloso 5-0 del repechaje de la Libertadores sólo mostró la debilidad del Sporting Cristal, que reflejó por su parte a un futbol peruano que antes producía el talento de Teófilo Cubillas, Juan José Muñante y Jerónimo Barbadillo, y ahora sólo causa decepciones.
Los Tigres jugaron al filo del reglamento y contuvieron por las buenas y las malas a un Cuauhtémoc Blanco que empieza a tener su segundo aire y que sin duda será llamado por Hugol para enfrentar a Estados Unidos.
Los Cementeros también regresaron a la realidad a sus seguidores. Jared Borgetti, que había sido luz en el debut, ahora fue sombra al fallar un tiro penal. Pero quizá lo más destacable es el portero Federico Vilar, quien se sigue reafirmando como el emblema de unos Potros famélicos y, con el suéter usado en el Azteca, nos hizo recordar al mismísimo Superman Marín.
Hace unos años era notorio el poder exclusivo de Televisa en el futbol. Ahora, al igual que lo hace en otros aspectos del ámbito nacional, es el bipolio televisivo el que determina la forma de rodar del balón. Tv Azteca cambió el horario del partido entre Santos y Chivas. Aprovechó que el diminuto estadio Corona ya tiene alumbrado y modificó el juego para un horario estelar, con más público y anunciantes.
Lejos quedaron aquellos tiempos en que se criticaba la influencia de las televisoras en el balompié. Ahora, de tan normal, nadie dice nada.