Usted está aquí: lunes 29 de enero de 2007 Política El retorno frustrado de un migrante guanajuatense: herido y sin trabajo

Cayó en el hoyo de una mina, en el intento de cruzar el desierto de Nuevo México

El retorno frustrado de un migrante guanajuatense: herido y sin trabajo

Manuel Ramírez González, de Tierra Blanca, buscaba un empleo como albañil en EU

MARTIN DIEGO RODRIGUEZ

Tierra Blanca, Gto., 28 de enero. Manuel Ramírez González sintió la muerte cuando cayó en el respiradero de una mina abandonada en el condado de Demming, en el desierto de Nuevo México, Estados Unidos. "Ya estoy aquí en el pueblo, ¿y ahora qué?", dice el migrante guanajuatense, quien agrega que le espera una vida sin trabajo, lastimado, "a la mejor ya no voy a poder trabajar bien".

Tierra Blanca es uno de los municipios más pobres de la entidad, a poco más de 300 kilómetros de distancia de la capital del estado, y con una población mayoritariamente de la etnia otomí.

Según el secretario del ayuntamiento, Ricardo García López, el presupuesto anual de esta localidad es de 40 millones de pesos, "con lo que no podemos hacer nada", y hace una comparación con la construcción de un puente en la ciudad de León, donde en las próximas semanas el gobierno estatal invertirá 200 millones de pesos: "¿se imagina lo que haríamos con ese dinero para todo el pueblo?", señala.

Las mismas autoridades reconocen que en Tierra Blanca "no hay futuro, nos perjudica un poco la ubicación, estamos lejos de todo y de todos", dice el funcionario. Es por eso que Manuel emigró el miércoles de la semana pasada con algunos amigos, en busca de un mejor futuro como albañil en California.

"Era de noche, ya habíamos cruzado la frontera, ya estábamos del otro lado, por Nuevo México. Ibamos caminando por el cerro y me encontré un hoyo y me caí, fue algo de una mina", recuerda el frustrado migrante.

De hecho, las autoridades de Estados Unidos confirmaron que el joven de 21 años de edad, y quien en siete meses será padre por primera vez, resbaló en el respiradero de una mina abandonada y cayó 15 metros de profundidad.

"En el accidente me fracturé un brazo (el izquierdo) y tengo dos heridas en la cabeza", relata en la antesala del Hospital General del municipio donde fue atendido y le recetaron medicamentos para aminorar el dolor.

El consulado mexicano en Texas, explica Manuel, lo puso en un camión de Tijuana a Querétaro recién operado, todavía las heridas le duelen, pero más estar en un lugar donde "lo único que pasa es el tiempo".

¿Por qué emigrar?, se pregunta y respira hondo. Se responde a sí mismo: "necesito trabajo, necesito un empleo para mantener a mi familia y a mis papás"; luego envía un mensaje: "yo le quiero decir a mis amigos que se van, que lo piensen dos veces, que tengan cuidado, que si tratan de cruzar lo piensen dos veces, porque está difícil. Aquí en México también está difícil". Luego se enjuga las lágrimas que esconde con su brazo sano.

Su vecino, Roberto Aguilar Mauricio, emprendió el pasado jueves un viaje a Querétaro para recibir a su amigo: "lo vi en las noticias, cuando escuché el nombre de Manuel González se me vino a la mente que era vecino de aquí, de Las Moras".

Y comenzó otra travesía: "me comuniqué a la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero ellos sólo trabajan en la mañana; hablé a León, a la base de la secretaría, y también trabajan sólo en la mañana; después me comuniqué a la Secretaría de Desarrollo Social y Humano en Guanajuato, porque ellos tienen una dirección que se llama Ayuda de comunidades en el extranjero, ellos trataron de contactarme con el consulado mexicano en El Paso, Texas, pero fue difícil, muy difícil".

La noticia conmocionó a todo el municipio cuya población total es de 14 mil 500 habitantes. "Es que aquí la mayoría de la gente emigra a Estados Unidos por necesidad, somos la parte noreste del estado de Guanajuato donde las oportunidades de trabajo no son muy viables".

Y es verdad. El secretario del ayuntamiento reconoce que, año con año, 10 por ciento de los niños de entre 10 y 13 años de edad "se van para allá en busca de una mejor vida, es el sueño americano de ellos. Los que vienen los contagian de sus sueños e inclusive no han terminado ni la secundaria ni la preparatoria y se van".

En un municipio donde los ingresos por impuesto predial no deja ni 20 mil pesos anuales, de acuerdo con García López, "es difícil vivir, hay poquitos recursos. Una de las situaciones que nos preocupa es la ubicación geográfica del municipio, que no se presta mucho para realizar diferentes actividades económicas que pudieran ayudar a solventar los gastos de los ciudadanos".

La noche en el municipio avanza, pero desde la tarde ya no hay nadie en el centro de la ciudad, ni autos, ni camiones, ni nadie, sólo algunos ancianos que desde el pórtico de su casa, sentados en sillas de palma, ven pasar el tiempo.

 
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