Usted está aquí: lunes 29 de enero de 2007 Política Locutora emblemática del movimiento oaxaqueño vive huyendo con sus hijas

"Sé que el gobernador ha enviado a sus sicarios a encontrarme", denuncia

Locutora emblemática del movimiento oaxaqueño vive huyendo con sus hijas

Me he convertido en obsesión para Ulises Ruiz porque osé enfrentarlo

Hoy "tengo una familia desintegrada, pero nuestra convicción de lucha la mantenemos muy en alto"

ALMA E. MUÑOZ

Después de conseguir que radiodifusoras de Oaxaca, tomadas por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), se convirtieran en espacio de lucha contra el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, la maestra María del Carmen López Vázquez se considera una perseguida política del gobernador del estado y el Ejecutivo federal.

En entrevista, la mentora narró que luego el desalojo de los integrantes del movimiento, a finales de noviembre pasado, tuvo que alejarse de sus tres hijas adolescentes y las cuatro, en suma, vivir escondidas para evitar las represalias del mandatario.

Sobre ella pesan una serie de denuncias por robo, sedición, motín, ataques a la vías de comunicación, daños en propiedad ajena, entre otras.

De ser una de las locutoras improvisadas más reconocidas entre los oaxaqueños, la profesora de prescolar hoy trata de pasar desapercibida en la ciudad de México, para evitar que me encuentren, porque "sé que el gobernador ha enviado a sus sicarios a encontrarme".

Abascal "pedía mi silencio"

"Me he convertido, sostuvo, en una especie de obsesión para Ulises Ruiz porque tuve la osadía de enfrentarlo desde los micrófonos y denunciar todos los males que al pueblo de Oaxaca ha hecho." Así, recordó, "fui tema recurrente en las mesas de negociaciones que la APPO sostuvo con el ex secretario de Gobernación Carlos Abascal Carranza, quien cuestionaba lo que transmitía y de una u otra manera pedía mi silencio".

Como concejal de la APPO trabaja desde la capital del país, junto con otros de sus compañeros, en la reactivación del movimiento, segura de que en algún momento "habremos de ganar la lucha".

López Vázquez inició como locutora de Radio Universidad, en junio del año pasado, después de que un grupo de jóvenes tomó la radiodifusora para continuar trasmitiendo comentarios sobre las problemáticas que se viven en el estado, y abriendo a los ciudadanos los micrófonos para que denunciaron los presuntos actos de corrupción y mal manejo de recursos públicos por parte de Ruiz, tal como hacían los maestros desde Radio Plantón, antes de que, desde el gobierno, les destruyeran el equipo.

Desde entonces, la profesora se convirtió en parte de lo que, para el secretario de Gobierno, Heliodoro Díaz Azcárraga, se convirtió en un "eje peligroso" contra Ulises Ruiz, porque la radio fue, durante meses, el mejor medio para que la APPO juntara pruebas en contra del gobernador, ya fuera de manera anónima o con documentos oficiales.

La constante de mi vida, a partir de entonces, manifestó la maestra, ha sido impulsar o apoyar acciones, como tomas de estaciones de radio comerciales o de televisión, para permitir que la gente mantuviera abierta la línea de denuncia contra el "caciquismo, la marginación y la tiranía que se vive en Oaxaca".

Ello sin importarme ­sostuvo­ vivir ­al igual que mis hijas­ en un ambiente de intranquilidad, "de zozobra, de mucho peligro por el permanente acoso que tenemos".

Han sido de dominio público, insistió, "las intenciones de Ulises Ruiz por callarme, por detenerme. Su gente llegó a realizar llamadas al aire, en los espacios de conducción que yo tenía, para decirme: maldita, cállate, tus días están contados; quieran o no lo quieran, Ulises Ruiz Ortiz se va a quedar, o cuenten cuántos minutos les quedan de vida porque en este momento vamos por ustedes".

Carmen López Vázquez explicó que desde que dejó la locución, en octubre pasado, "he tenido que andar a salto de mata, escondiéndome; temiendo por mi vida, mis hijas, mis hermanas".

Hoy, sostuvo, "tengo una familia desintegrada, viviendo en lugares distintos y cambiando constantemente de sitio para que no nos ubiquen. Mis niñas, de 18, 16 y 15 años, dejaron de ir a la escuela, pero nuestra convicción de lucha está muy en alto, porque sabemos que es legítima y justa. No nos arrepentimos y lo volveríamos a hacer".

 
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