Vendedor de hot dogs, bien cultural de Venezuela
Caracas, 24 de enero. Un vendedor de hot dogs italiano pasó de expendedor ambulante en una calle de Caracas a ser un "bien de interés cultural" de Venezuela y parte de la identidad del país sudamericano.
Filippo Costa, quien nació en Sicilia hace 66 años, ha dedicado 40 a servir pan relleno con salchicha en una plaza en Altamira, zona de clase media en el este de la capital, donde muchos acuden a cenar.
El Ministerio del Poder Popular para la Cultura decretó la semana pasada una serie de inmuebles, lugares, objetos y tradiciones con el nombramiento de "bien de interés cultural", luego de una consulta comunitaria para detectar "aquello que es característico y significativo para la identidad de los venezolanos".
"Ya eres famoso Filippo", dijo, hot dog en mano, un cliente del puesto.
"¡Desde hace tiempo!", respondió Costa, minimizando el reconocimiento que considera uno más en su haber. Aunque el propio homenajeado muestra indiferencia, su sobrino y ayudante afirma que está "súper contento".
Sencillo, a pesar de la fama
Ni las condecoraciones municipales ni las entrevistas de los periodistas que recurren con frecuencia al callado vendedor cambian su cara, que sonríe a los clientes que lo saludan por su nombre antes de elegir de entre el limitado menú.
La carta ofrece hot dogs a 2 mil bolívares (0.9 dólares) o hamburguesas por 4 mil bolívares (1.9 dólares), aderezados con cebolla, repollo, salsa de tomate, mostaza y mayonesa.
Para acompañar el menú, sólo ofrece jugo de piña. Nada de gaseosas, porque hinchan a los comensales y hacen que pidan menos comida, comentó Costa.
Con la declaración de Costa como "bien de interés cultural", su carrito de hot dogs, fundado por su cuñado "el primer Filippo" hace 55 años, el municipio de Chacao tiene la obligación de preservarlo y difundir su conocimiento.