Su cultivo aumenta el uso de plaguicidas, revela estudio de Amigos de la Tierra
"Nada" han hecho contra el hambre los transgénicos
Los cultivos transgénicos no han resuelto los principales problemas a que se enfrentan los agricultores ni se han extendido a todo el mundo, ya que 70 por ciento de estas plantaciones se concentran en sólo dos países: Estados Unidos y Argentina.
En un análisis de 1996-2006 denominado ¿Quién se beneficia con los cultivos transgénicos?, la organización Amigos de la Tierra indica que ninguno de los productos genéticamente modificados que están a la venta ofrece ventajas al consumidor en lo referente a precio o calidad y, hasta ahora, "no han hecho nada para aliviar el hambre o la pobreza".
Refiere que la experiencia de más de una década de siembra comercial de estos productos deja como saldo que no han dado respuesta a los principales problemas y desafíos que enfrentan los agricultores en la mayoría de los países, "no han probado ser superiores a los cultivos convencionales".
Agrega que a pesar de la adopción masiva de la soya transgénica en Paraguay y Brasil, los agricultores de estas naciones "continúan en una profunda crisis, y la producción ha caído en los últimos dos años a causa de los precios bajos y el incremento del costo de los insumos, como las semillas modificadas genéticamente".
Indica que los productores de algodón transgénico de Sudáfrica, Colombia, Argentina, Australia y México se han visto seriamente afectados por los bajos precios y las condiciones adversas del tiempo, como la sequía; ese producto "no ha contribuido a mejorar las condiciones de vida, y la crisis del sector algodonero en esos países ha continuado a pesar de la introducción de algodón BT".
Este producto no da respuesta a los principales problemas que enfrentan los agricultores, por lo que un importante número de pequeños productores nacionales están atrapados entre la pobreza y el endeudamiento. "Los cultivos transgénicos han contribuido muy poco o nada a dar respuesta a los grandes problemas que enfrentan los campesinos de la mayoría de las naciones", agrega.
Además señala, los cultivos transgénicos han sido liberados acelerada y ampliamente, sin una adecuada evaluación de su desempeño ni de sus impactos para la salud y el medio ambiente. Sólo el descubrimiento de arroz genéticamente modificado en la cadena alimentaria de Estados Unidos, Europa, Africa y Asia, proveniente de ensayos experimentales, "demuestra la incapacidad o falta de voluntad de la industria en controlar sus productos".
Advierte que la creciente susceptibilidad de la soya transgénica a la sequía pasó inadvertida en Brasil y Paraguay, donde los agricultores sufrieron mucho por las enormes pérdidas de sus cosechas a causa de ese fenómeno climático.
De acuerdo con el informe, los productos transgénicos que se comercializan no han hecho disminuir, sino aumentar el uso de plaguicidas, y su productividad no es mayor que la de las variedades convencionales. "El medio ambiente no ha ganado nada con los transgénicos, que se volverán cada vez más insustentables a mediano y largo plazos", advierte.