El total, 10 veces menor al promedio de los países que pertenecen a la organización
OCDE: insuficientes investigadores en México para actividades de alta calidad
Educación superior relevante, sólo con gasto público adecuado y científicos competentes, dice
Ampliar la imagen Laboratorios de Investigación de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politénico Nacional, en el Casco de Santo Tomás Foto: Archivo La Jornada
En el tema de la ciencia y la tecnología los diseñadores de las políticas en México "no han tenido éxito", sobre todo si se toma en cuenta que el gobierno se comprometió a aumentar el gasto en investigación y desarrollo a uno por ciento del producto interno bruto (PIB), refiere la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Advierte que el número total de investigadores por cada mil personas empleadas en el país es 10 veces menor que el promedio de las naciones que pertenecen a ese organismo.
Aunque el informe de la organización no incluye la reciente baja presupuestal al sector, que pasó de 0.37 por ciento de inversión del PIB a 0.35 para 2007, apunta que un gasto de 0.44 por ciento del PIB como el que nuestro país destinó en 2003 es muy desfavorable en relación con otros países de la OCDE que invierten un promedio cercano de 2.5 por ciento del PIB en estas actividades.
En el estudio Análisis temático de la educación terciaria 2006, la OCDE sostiene: "Existe consenso generalizado entre los observadores y las personas con las que se reunió el equipo revisor acerca de que México padece una insuficiencia de investigadores capaces de desempeñar actividades de alta calidad, incluso existiendo polos de excelencia como el Centro de Investigación y Estudios Avanzados".
En este sentido, señala que "la educación terciaria (superior) sólo podrá cumplir una función relevante en los sistemas de innovación cuando existen niveles adecuados de gasto público, masa crítica de investigadores competentes, un ambiente de investigación apropiado y vínculos estrechos con otros participantes en el sistema de innovación".
No obstante, añade, México dedica una "parte muy reducida de sus presupuestos" para financiar actividades de investigación porque la mayor parte de los fondos ordinarios se dedican a la docencia y al mantenimiento.
Para contrastar los limitados recursos que se destinan a la ciencia y la tecnología, cita los casos de Brasil y Chile que gastaron en estas actividades 0.98 por ciento y 0.60 por ciento del PIB, respectivamente, en 2003.
Por ello, califica de "sorprendente" que a pesar de no existir aumento en el gasto nacional en investigación y desarrollo entre 1996 y 2004, la contribución de México al mundo de la ciencia creció más del doble en ese periodo al llegar a 0.76 por ciento.
Por otro lado, observa que en nuestro país, a diferencia de la tendencia en las naciones de la OCDE, hay descenso en el financiamiento de la industria a la ciencia y la tecnología que se realiza en las instituciones de educación superior. De hecho, es "casi nula". "En 2001, la proporción del gasto del sector de educación superior en investigación y desarrollo financiada por la industria alcanzó 1.1 por ciento, uno de los niveles más bajo de gasto en este renglón entre los países de la OCDE".
Advierte que menos de 10 por ciento de los investigadores mexicanos trabaja en el sector empresarial, incluyendo las empresas que son propiedad del estado. Lo anterior significa que las empresas privadas emplean una proporción insignificante de la fuerza de trabajo de investigación, por lo que carecen del personal calificado para interactuar con los investigadores en las instituciones de educación superior, añade.