Durante tres días explicaron cómo entienden la democracia, la justicia y la educación
Avanzados aprendices de la tarea de gobernar
Ampliar la imagen Bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ayer en Oventic, Chiapas Foto: Tomás Vázquez
Oventic, Chis. 2 de enero. Desde un costado del estrado, al fondo de este caracol que desciende al corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo, como aquí se llaman, una cadenciosa cumbia se sobrepone progresivamente a las voces de la sociedad civil que se demora dando avisos e indicaciones por el micrófono. Con suavidad, la cumbia eléctrica va tomando forma este mediodía, y canta de pronto el vocalista encapuchado del grupo: "Desde el hondo crisol de la patria/se levanta el clamor popular/ya se anuncia la nueva alborada/todo el pueblo comienza a cantar". La han anunciado como "un bonito tema revolucionario", para el agrado del público.
Venceremos, el conocido himno popular chileno que la APPO y los maestros de Oaxaca adoptaron como propio y lo tienen hoy como marcha y símbolo de su ardua lucha, los tzotziles zapatistas decidieron bajarlo a las caderas y hacerlo una cumbia cariñosa. "Todos juntos haremos la historia" canta con inocencia el vocalista para amenizar los prolegómenos de la ceremonia de clausura del Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, el cual ha resultado, además de una congregación internacional de gente en pie de lucha, una notable presentación de lo que los gobiernos autónomos rebeldes, en lo más bajo de la denominada escala social, han logrado en pocos años. Un testimonio colectivo de lo que los pueblos han aprendido.
Unos 200 hombres y mujeres, jóvenes la mayoría, hablaron sin pausa durante tres días ante millares de personas, explicando cómo entienden la democracia, la justicia, la educación, la cultura. Y sobre todo, cómo las practican. La participación de la mujer alcanza ya un peso extraordinario. Es una lucha dentro de la lucha, pero ya no una asignatura pendiente. La educación en términos indígenas y rebeldes, y la salud preventiva y conciente, rústicas y globales a la vez, han generado centenares de nuevos cuadros y líderes comunitarios.
Sin miedo al micrófono ni las preguntas capciosas de un público paneuropeo, panamericano y hasta de más lejos, explican lo que hacen. Cómo aplican justicia en cuestiones agrarias, comerciales y hasta criminales. No son comandantes, ni jefes insurgentes. Campesinos, promotores de educación, responsables de salud en su comunidad. Madres cargando a sus hijitos y hablando en público, lo mismo que lo hacen cuando participan en el gobierno de sus caracoles o municipios. Pueden ser analfabetas, aunque la mayoría no lo son. Como dijo una de ellas, "sabemos pensar". Rosa, quien gobierna en la zona norte de Chiapas, en la JBG de Roberto Barrios, reveló con llaneza el secreto: "Somos mujeres libres".
Ellos y ellas llevaron los trabajos del encuentro, no obstante la presencia y hasta la palabra en las ceremonias de numerosos comandantes, entre ellos Tacho, David, Hortensia, Moisés, Javier, Felipe, Abel, Abraham, Brus Li, así como el teniente coronel Moisés y el subcomandante insurgente Marcos.
Mientras la academia local y nacional los declara inexistentes, al unísono con la intelectualidad dominante del país, los pueblos zapatistas han cambiado su vida, y no porque hayan salido de pobres, sino porque se convirtieron en los aprendices más avanzados de la delicada tarea de gobernar. Vinieron a constatarlo personas de China, Australia, Rusia, Polonia, Colombia, Costa Rica, Kurdistán, Israel y muchas naciones de cuatro continentes, incluyendo a centenares de visitantes de origen más habitual, como italianos, catalanes, estadunidenses, griegos, alemanes, suecos, eusquerras, argentinos o canadienses.
La experiencia de más de mil pueblos nuevos, viejos y hasta ancestrales, de decenas de miles de choles, tojolabales, tzeltales y tzotziles, y no pocos zoques y mames, quienes no salen en las cuentas institucionales, fue lo que estuvo en el centro de estas jornadas inéditas. Un tipo nuevo y civil de pueblos indios que luchan y resisten con otras armas y construyen una opción de gobierno democrático. El Congreso Nacional Indígena acudió a compartir la experiencia. También las resistencias de Atenco, Oaxaca, la frontera norte, o bien, las calles de Nueva York, en voz de un joven activista originario de Sri Lanka, o los anarcoecologistas de Francia.