ESPACIOS DE ENCUENTRO
La dependencia debía reflejar la cultura nacional, consideraba el primer titular de Educación
Los muros de la SEP, constancia de la visión educadora de Vasconcelos
Obras de Rivera, Siqueiros, Orozco, Charlot, Chávez Morado y Nishizawa plasman los ideales de la Revolución
El edificio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
Ampliar la imagen Detalle del mural de Diego Rivera La danza de los listones, ubicado en el Patio de las fiestas Foto: Tomadas del libro Tina Modotti y el muralismo mexicano, editado por la UNAM
Ampliar la imagen Dos detalles de la obra de Diego Rivera en la SEP. Fragmento de La Lluvia, en el patio de las Fiestas Foto: Tomadas del libro Tina Modotti y el muralismo mexicano, editado por la UNAM
Ampliar la imagen El tianguis, en la planta baja Foto: Tomadas del libro Tina Modotti y el muralismo mexicano, editado por la UNAM
Los artistas de la época posrevolucionaria Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Federico Canessi y Roberto Montenegro, entre otros, plasmaron su obra en los muros, techos de pasillos, escaleras, oficinas y bóvedas del edificio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), pues consideraban que el arte debía cumplir una función social.
Las paredes del inmueble que se ubica en el Centro Histórico de la ciudad de México, narran la historia de un pueblo y trasladan a los transeúntes a diferentes épocas al apreciar las obras más representativas del muralismo mexicano, que han maravillado al mundo desde el siglo pasado por su fuerza expresiva.
En la calle República de Argentina, que hasta 1565 se denominaba Itztapalapan, y República de Brasil, antiguamente De los Sepulcros de Santo Domingo, se encuentra el edificio de la SEP, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En el conjunto arquitectónico de la dependencia están los frescos de Rivera, Siqueiros, Montenegro, Canessi, Eric Mosse, Jean Charlot, Amado de la Cueva, José Chávez Morado y Luis Nishizawa, quienes plasmaron los orígenes de una nación en sus etapas históricas más importantes, con la idea de transmitir a la población el pasado cultural del país.
La labor de Rivera
Antes de comenzar un paseo por los corredores del edificio es necesario señalar que por invitación del entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, Diego Rivera (1886-1957) comenzó la decoración del edificio en el año de 1923 la que concluyó en 1928. En los pasillos del inmueble central, así como en el patio principal y Juárez, conocidos como los patios del Trabajo y de Las Fiestas, respectivamente, el pintor guanajuatense plasmó las regiones geográficas del país, el desarrollo de las ciencias y las artes, la exaltación a los héroes nacionales, y en las escaleras interiores, paisajes naturales y humanos, desde sus litorales hasta el altiplano.
La mayoría de los murales de Rivera hacen alusión a la vida, el trabajo, las fiestas, costumbres, luchas, logros y anhelos del pueblo.
En la planta baja del patio principal o del Trabajo, están pintadas diversas labores inspiradas en las regiones geográficas. Los murales evocan escenas de la Pasión de Cristo, ya que el artista consideraba que de esta forma su mensaje sería mejor asimilado por el pueblo.
En el primer piso de ese patio, Rivera pintó murales en claroscuros, sin color, debido a las dimensiones reducidas de las paredes, mientras que en el segundo piso exaltó a los héroes del trabajo y de las luchas revolucionarias. Aquí destacan los frescos sobre Cuauhtémoc, Felipe Carrillo Puerto, Emiliano Zapata y Otilio Montaño.
Durante el recorrido, los visitantes podrán admirar en los muros de la planta baja del segundo patio de Las Fiestas las tradiciones del pueblo de México y sus festividades populares, religiosas y políticas. Del artista Jean Charlot (1898-1979); hay dos frescos en la pared norte de este patio y dos de Amado de la Cueva (1886-1979), se dice que pintaron estas obras a pesar de la oposición de Rivera.
Los asistentes del artista guanajuatense decoraron con los escudos de armas de los estados de la República las paredes del primer piso. En 26 murales del segundo nivel, se ilustraron las estrofas de tres corridos: La balada de Zapata, La Revolución Agraria de 1910 y Así será la Revolución Proletaria. Estos frescos constituyen una alegoría de la Revolución Mexicana y una crítica a los opositores y detractores del muralista.
En este nivel se encuentran los murales El arsenal, donde la figura central es Frida Kahlo, y también aparece David Alfaro Siqueiros; en Los sabios incluye a José Vasconcelos de espalda, como reflejo del antagonismo ideológico que se había generado entre ambos.
La técnica del buon fresco sobre muro directo fue la que utilizó Rivera, que consiste en pintar con colores de origen miner al, diluidos en agua de cal, sobre un aplanado de cal y arena o polvo de mármol cuando todavía está húmedo, de ahí su nombre de fresco.
Al caminar por los pasillos del inmueble, el visitante puede observar la obra La Zandunga, que Rivera realizó inspirado en la danza tradicional del Istmo de Tehuantepec, en donde las mujeres que participan ostentan vistosos trajes y ricos collares de oro; este baile fue pintado varias veces por Diego, tanto en este fresco como en importantes cuadros de caballete.
Al ver el mural se puede uno imaginar el griterío, la algarabía, el sentido de fiesta ritual que el pintor imprimió en esta danza.
Otra obra del artista que destaca es la Danza de los listones, fiesta ritual relacionada con la agricultura, que se entreveran a cada movimiento hasta formar una red vistosa y policroma, que dio motivo a Rivera para recrear el conjunto en una danza que a la vez es un dinámico juego con listones de diversos colores. Este fresco, que se ubica en la planta baja del Patio de las Fiestas, permitirá acercar al público hasta el ambiente festivo de las tradiciones mexicanas.
En el caso del fresco Alfareros se puede mirar a los artesanos que decoran a mano sus vasijas. El rigor de la composición del mural, con sus líneas armónicas y los ritmos que las animan, imprimen al conjunto un claro sentido musical. Mientras que en la obra La minería, Rivera refleja el esfuerzo de los trabajadores en donde el pintor alterna la postura de los hombres que arrancan los tesoros de la tierra.
Otro mural que destaca en el edificio, sede de la SEP, es La liberación del peón, en el que Diego Rivera muestra a los campesinos armados, que en el transcurso de las luchas revolucionarias incendiaban las haciendas donde se ejercía la más inhumana explotación, quienes descienden de sus caballos para liberar al peón que se ve amarrado a un madero.
Sufrimiento, lucha y solidaridad se unen en esta escena donde el magistral dibujo de los caballos en escorzo, y la coloración en ocre del paisaje, armonizan para crear uno de los tableros del grandioso mural.
Evangelio laico
Uno de los más bellos y sentidos tableros que representó Rivera es la Maestra rural, donde presenta a la docente con la forma de una mensajera del espíritu que lleva al campo, con su resplandeciente libro, el nuevo Evangelio laico de la educación.
En la cosecha del maíz, el hombre y el maíz constituyen un solo cuerpo, el pintor alude los mitos prehispánicos en los cuales se atribuye al grano sagrado la creación del verdadero hombre: aquel que no sucumbe a los cataclismos terrestres, como los pobladores de la tierra en los cuatro primeros soles de la creación indígena.
Entre los frescos que el pintor realizó en el patio del Trabajo figuran: La agrimensura, La medicina, La química, Máquina eléctrica, así como el de La investigación, La Guerra y La ciencia.
Además de los frescos de Diego Rivera, en el primer nivel del patio de las Fiestas, se encuentra el mural Danza de los Santiagos de Amado de la Cueva, pintor jalisciense que desarrolla el tema de una danza popular muy conocida en el país: Los Santiagos. También en el muro norte del patio, De la Cueva realizó El Torito, en el que trató de ajustarse al sentido rítmico y al colorido de Rivera, sobre todo en el fondo de la parte inferior; sin embargo es diferente el concepto de dibujo y de composición entre ambos pintores.
El edificio de la SEP también alberga el trabajo pictórico de otros artistas, aunque no a todos se tiene acceso. Roberto Montenegro realizó en los muros del Templo de la Encarnación, el fresco La unión de América Latina o alegoría de América Latina y Fray Servando Teresa de Mier (1924). En el patio de los lavaderos del segundo piso, pintó Retrato de sor Juana Inés de la Cruz (1930).
En el Auditorio Miguel Hidalgo y en el vestíbulo están los murales Artes y oficios (1931), de Eric Mosse y Federico Canessi, y Encuentro de dos culturas o mestizaje (1993), de Raúl Anguiano (1915-2006). En el vestíbulo de la sala de prensa se encuentra la obra Fray Bernardino de Sahagún y su rescate de la historia de la cultura mexicana (1991) que realizó José Chávez Morado (1909-2002).
Luis Nishizawa (1920) realizó en cerámica vidriada La imagen del hombre (1991), en el soto coro del Templo de la Encarnación o salón de usos múltiples. En la escalera principal de la ex aduana de Santo Domingo se encuentra el mural Patricios y patricidas (1945-1971) de David Alfaro Siqueiros (1896-1974).
En su obra, Siqueiros utilizó la técnica de masonite recubrimiento con fibra de vidrio y pintada con piroxilina y acrílico. Para la realización de este fresco contó con la colaboración de destacados artistas como Arnold Belkin, Orlando Silva, George Reed, Franck Armitage, Phil Stein, Alipio Jaramillo, Orlando Suárez, José Venturelli y Luis Arenal.
En este invierno, una excelente opción para no quedarse encerrado en casa durante las vacaciones es conocer las manifestaciones del arte pictórico mexicano, y de paso recorrer los enormes edificios y monumentos del primer cuadro de la ciudad de México.
Las entradas de la Secretaría de Educación Pública son por República de Argentina 18 y República de Brasil 31. Horario: Lunes a viernes de 9 a 15 horas. Cerrado 25 de diciembre de 2006 y primero de enero de 2007.