Ilegales condiciones de trabajo causan accidentes prevenibles: federación internacional
Mueren al año en el mundo más de 100 mil obreros en labores de construcción
Ampliar la imagen Más de 21 mil albañiles sufren alguna discapacidad, según datos del INEGI Foto: Alfredo Domínguez
De acuerdo con la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera, a escala mundial cada año "al menos 108 mil obreros de la construcción mueren en sus sitios de labor, lo cual representa 30 por ciento de todas las lesiones fatales"; es decir, ocurre un deceso "cada cinco minutos a causa de ilegales y malas condiciones de trabajo, pese a que la mayoría de estos accidentes son prevenibles".
Estudios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que las labores relacionadas con la construcción están entre los que producen más riesgos y que los factores que pueden poner en peligro la salud presentan gran variabilidad de oficio a oficio, de obra a obra e incluso de día a día y de hora a hora.
La OIT resalta que los trabajadores de la construcción están expuestos a los riesgos químicos por aspiración de humos, vapores o gases, así como por contacto con sustancias dañinas.
Diversas enfermedades tienen origen en la exposición a sustancias químicas, por ejemplo la silicosis (padecimiento crónico del aparato respiratorio originado por el polvo de sílice), la cual es común entre los aplicadores de chorros de arena, excavadores de túneles y barreneros.
En tanto, se exponen a la asbestosis (enfermedad pulmonar producida por las aspiración de polvo de asbesto) los obreros de las demoliciones, los aplicadores de aislamientos con amianto y los instaladores de sistemas de vapor. Se arriesgan a contraer bronquitis los soldadores; alergias cutáneas los albañiles que trabajan con cemento e intoxicaciones por plomo los pintores.
Entre los más importantes riesgos físicos que amenazan a los obreros están el ruido y las vibraciones. Así, una de las principales discapacidades del sector es la auditiva, originada principalmente por los sonidos de altos decibeles producidos por la mecanización de la actividad.
"Todos creen que la albañilería es muy pesada, pero no es así, porque ahora las constructoras tienen maquinaria para casi todo; la revoltura la hacen máquinas;
las compresoras apisonan la tierra; con las poleas (malacates) subimos el cemento; para los tablados nos ayudan los vibradores. Ya no es un trabajo que demanda tanta fuerza, pero sí ensucia", relató Marcos López Martínez, alarife de una obra.
La OIT remarca que esos ruidos no sólo afectan físicamente a los trabajadores, sino que también encubren señales de alerta,
ya que pueden impedir que alguien oiga una señal de peligro de sus compañeros.
También las vibraciones reiteradas pueden generar enfermedades, como el síndrome de Raynaud: "los martillos neumáticos, las herramientas de mano que producen impacto y la maquinaria para movimiento de tierras someten a los trabajadores a vibraciones en todo el cuerpo".
De igual forma están los riesgos biológicos, que ocurren cuando hay contacto con microorganismos infecciosos, como hongos y bacterias que se encuentren en el terreno de trabajo. Esto sucede generalmente cuando se labora en lugares inhóspitos.
Más de 21 mil discapacitados
En México, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) refiere que al principio de este milenio más de 21 mil albañiles presentaron algún tipo de discapacidad, siendo las de mayor proporción la motriz, la visual y la auditiva. Cada una de las dos primeras afectan a seis de cada 10 trabajadores (que pueden padecer más de una discapacidad), y la última a tres de cada 10.
Carlos Rodríguez, otro oficial albañil contó a La Jornada que debido a una mala maniobra prácticamente perdió la visión de un ojo hace 20 años, y agregó que quizás ello no hubiera ocurrido si hubiese habido mejores condiciones y contado con Seguro Social.
Mario González, otro albañil, opinó que a él "no le fue tan mal" cuando cayó de un andamio. "Eran como siete metros, o tantito más; se cortó una cuerda y me fui al suelo, azoté como piedra, me quebré una pierna, un brazo y tuve una contusión en la cabeza. Los ingenieros se portaron bien. Me llevaron a un hospital privado porque no teníamos Seguro Social. Estuve casi cinco meses sin trabajar, y ellos sólo me pudieron apoyar con el sueldo de la mitad de mi enfermedad. Sólo quedé un poco mal de la rodilla, la que con estos fríos me empieza a doler, pero sigo trabajando".
Mientras en los países en desarrollo no se ha logrado una reducción importante de los riesgos en la construcción, las naciones europeas reportan una baja de los accidentes en el sector.
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo refiere que los percances se han ido reduciendo de forma constante y la tasa de accidentes mortales bajó 29 por ciento y la de leves y graves descendió 20 puntos porcentuales.
Pero no sólo los accidentes pueden obligar a un paréntesis laboral. También están las clausuras de obras por sindicatos o seudogremios.
Según el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción, Actividades Similares y Conexas de la República Mexicana, cuyo dirigente es Rodolfo Bastida Marín, "existe una mafia de sindicatos que buscan obras donde haya trabajadores independientes; buscan a los representantes de la constructora y los amagan con clausurar la obra, con el argumento de que no hay trabajadores de esas centrales (de la CTM, generalmente) en ella".
Obreros de la construcción independientes coincidieron en que hay gremios que "se la pasan fastidiando con clausurar las obras; es obligatorio poner el letrero (de la CTM) afuera de la obra, porque vienen y exigen que se ponga; no sabemos si a cambio de alguna cuota, pero lo que es verdad es que si nosotros nos quedamos sin trabajo o nos accidentamos, no nos apoyan ni defienden nuestros derechos".
De hecho, el Sindicato de Trabajadores de la Construcción de la CTM, mediante una página de Internet, no sólo ofrece contratos colectivos para obras, tanto a empresas como a personas físicas, sino que advierte:
"Existen varios sindicatos que dejan en las obras un citatorio, sin membrete alguno del sindicato o central a la que pertenecen, o se identifican con una leyenda de secretaría jurídica y de inspección (que no son de ninguna dependencia), y que únicamente es un gancho para que acuda a sus oficinas, donde le obligarán a firmar un contrato colectivo de trabajo (CCT) para su obra con las consecuencias económicas menos esperadas para usted."
A diferencia de esto, los gremios afiliados a la CTM según la propia central cuentan con CCT registrado legalmente ante la junta local de conciliación y arbitraje correspondiente y presentan a continuación un formato para un "contrato para tu obra", el cual se llena y envía por correo electrónico. También se precisa que otorgan asesoría sobre relaciones obrero patronales y listas de precios de mano de obra.
La construcción es una de las principales actividades económicas de un país, y el porcentaje al producto interno bruto (PIB) que aporta está vinculado con el grado de desarrollo de una nación.
Según la OIT, más de 72 por ciento de las obras de construcción se realizan en economías de libre mercado y desarrolladas, y a escala mundial los obreros del sector representan entre 5 y 10 por ciento de la población activa.
En México la construcción representa 4.9 por ciento del PIB y abarca a 8.3 por ciento de la población ocupada.