TOROS

Reveladores estatutos confirman el proyecto monopolizador

Taurinos autorregulados pretenden controlar la fiesta de toros en el país

Participan en el plan la Codeme y la Asociación Mexicana de Tauromaquia AC

LEONARDO PAEZ

Los estatutos sociales de la Asociación Mexicana de Tauromaquia, AC, en poder de La Jornada, constan de 12 capítulos, 130 artículos y tres transitorios, el segundo de los cuales señala como miembros fundadores de la citada organización al licenciado Pedro Haces Barba, a Cuauhtémoc Román Camacho, a Cayetano Víctor Leal López ­conocido en el medio taurino como Curro Leal y actual empresario de la Plaza México­
y a Jorge Alejandro Lago Robles, quienes además "integran permanentemente el consejo nacional".

Salvo el matador en retiro Curro Leal, el resto de las personas citadas carece de trayectoria profesional en el medio taurino y ninguna agrupación oficialmente constituida ha elegido como presidente de la Asociación Mexicana de Tauromaquia (AMT) a Rubén Haces, por lo que de entrada la conformación de su mesa directiva es unilateral al carecer de aprobación entre los sectores de la fiesta, así aparezcan como vocales representantes espurios de varias de las agrupaciones.

Dicha mesa directiva está integrada también por dos vicepresidentes: el matador en retiro Miguel Espinosa y Juan Castañeda, operador del antiguo promotor de la Plaza México, Rafael Herrerías, así como por 15 vocales, entre otros: José Antonio González de los empresarios y socio de Curro Leal, Beny Carmona de los subalternos, Sergio Hernández de los ganaderos, Guillermo Montero de los matadores, Jesús Dávila de jueces y asesores, Javier García de la Peña de los veterinarios, Ana Mari Miñón de relaciones públicas, Fernando Jiménez de comunicación social y Alfredo Flórez de prensa, todos afines al citado Herrerías.

El artículo uno de los estatutos temerariamente afirma que la AMT "está integrada por los miembros fundadores de las Delegaciones Estatales, las Organizaciones y los Organismos afines de (sic) tauromaquia que han solicitado y obtenido su filiación".

El artículo tres advierte que "la duración de la AMT, conforme a su constitución y registro respectivo, es de 99 años a partir del primero de noviembre de 2006"... Y el artículo cinco conmueve al señalar que "el lema de la AMT es por (résic) Preservar e impulsar la fiesta brava".

Entre otras lindezas, el artículo ocho dispone: "La AMT tiene por objeto y principios fundamentales irrevocables I. Regular, promover, planear y difundir el desarrollo y la práctica organizada deporte-arte (sicazo imparable) de la lidia de toros a través de sus asociados...; II. Representar a la tauromaquia (sic que da la mano) ante los organismos públicos y privados, Gobierno (ic sin ese) federal, estatal del Distrito Federal y municipal en el Sinade (Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte), así como frente a las instancias legales de la tauromaquia que se constituyan (sicucha esperanzada) en el ámbito nacional e internacional"...

"IV. Solicitar el apoyo económico de las autoridades correspondientes para que sus asociados lleven a cabo su Programa Anual de Actividades... VIII. ...promover la capacitación y certificación de directivos, matadores, jueces, veterinarios y entrenadores (sic que no rompió récord)... XI. Gestionar ante los órganos gubernamentales y la iniciativa privada la obtención de patrocinios y donativos (sicazo autorregulado pero agradecido) que le permitan llevar a cabo su objeto social."

En el mismo tenor transcurre todo el articulado de los estatutos sociales de la AMT ­control absoluto de la fiesta, solicitud de donativos, patrocinios y subvenciones, calificación o descalificación de cuantos intervengan en el espectáculo taurino, etcétera­, empeñada en ser reconocida por la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme) como un organismo afín ­el toreo como deporte artístico­ el próximo mes de marzo.

Y si bien Codeme, Conade, COM y demás organismos-negocio durante el priato y los primeros seis años del panismo en el gobierno federal han resultado un verdadero fiasco deportivamente hablando, quizá no sea absurdo suponer que la danza de los millones alcance para el repunte definitivo de la fiesta de los toros en México.

Si aún no hablan los directamente afectados, sí deben hacerlo los responsables de rechazar o aceptar tan jugosa petición: Alonso Pérez, titular de la Codeme, y Carlos Hermosillo, de la Conade, o, en última instancia, el en teoría aficionado taurino más consciente de México: el presidente Felipe Calderón. Tanto cachondeo es inexcusable.