Elvira Arellano, un símbolo de la lucha contra las deportaciones
Tregua en redadas, piden de Navidad inmigrantes indocumentados en EU
Según Pew Hispanic Center hay dos millones de familias con "estatus mixto"
Chicago, 23 de diciembre. Con la Navidad en puerta, Elvira Arellano envió a su hijo de 8 años a Washington para declarar por ella y otras familias inmigrantes que temen verse separadas por la deportación.
Arellano, nacida en México y de 31 años, no puede ir ella misma porque desde agosto ha estado peleando contra una orden de deportación desde una iglesia de Chicago, en donde se encerró, invocando una antigua protección medieval de asilo.
Según el Pew Hispanic Center, hay 2 millones de familias en Estados Unidos con "estatus mixto", lo que significa que algunos miembros son indocumentados. Las familias tienen cerca de 4 millones de niños, de los cuales la mayoría nació en Estados Unidos. Estos deben esperar hasta cumplir 21 años para pedir que sus padres inmigrantes se les unan legalmente en el país.
Arellano, sosteniendo un nervioso perro chihuahua que parece ser la única alarma de la iglesia contra intrusos, dijo que vivía con el temor de que los agentes de inmigración irrumpieran en cualquier momento y la deportaran a México. La idea de que su madre pueda desaparecer pesa mucho sobre Saúl, su hijo.
"La mayor parte del tiempo, trabajo diligentemente para continuar con la lucha", dijo Arellano en español. "Estoy organizando a la gente para que este tipo de cosas no sucedan y las familias puedan permanecer juntas", indicó.
Agregó que al principio no se decidió por temor, pero que desde entonces se ha dedicado a organizar el trabajo. El aislamiento la llevó a leer más, meditar diariamente y volverse más "espiritual".
Saúl, que nació en Estados Unidos, estuvo entre unos 20 hijos de inmigrantes que el jueves marcharon a la Casa Blanca para demandar el fin de las redadas federales en viviendas y lugares de trabajo.
Fue el segundo viaje de Saúl a Washington, quien viajó a la ciudad de México para buscar apoyo para la causa de su madre y a Miami para demandar el fin a los allanamientos.
Elvira Arellano recibió la orden de deportación, por segunda vez, en 2002. Fue deportada por primera vez en 1997, cuando intentó cruzar la frontera Estados Unidos-México con documentos falsos.
Esta mujer se convirtió en símbolo de la creciente furia de los inmigrantes contra las políticas estadunidenses, pero para otros, representa la inmigración ilegal enloquecida y la denigraron por intentar ganarse el derecho a quedarse en el país utilizando un "bebé-ancla", un término que su pastor, califica de racista.