La teacher
¿Acaso serás mosca para que te acaben a periodicazos? No, de ninguna manera. Este escandalito con lo de tu yerno no va a durar. Es apenas un cerillazo, un round de sombra, el democrático derecho al pataleo. A ver quién se cansa primero, si ellos con sus escandalitos o tú con tu concha de caguama.
¿Cuál es el problema de que Fernando González, tu yerno, sea subsecretario de Educación Pública? ¿No fue gracias a él que Luis Carlos Ugalde llegó al Instituto Federal Electoral (IFE)? ¿Nepotismo? ¿Compadrazgo? ¿Influyentismo? ¿Quién en este país tiene autoridad para hablar en contra de los usos y costumbres del poder? ¿Felipe? Pero si su cuñado y no el incómodo está ya bien colocado en PRISA, por aquello del Bicentenario. Al rato, cuando Santillana publique libros de texto en México, ¿alguien de tus nuevos críticos se va acordar del nepotismo? ¿O acaso los virulentos editoriales de El País contra Andrés Manuel López Obrador no tienen que ver con el asunto?
Cierto. Fernado es tu yerno, ¿y? Cualquiera que te conozca sabe que eres generosa con los meros tuyos. Tus hijas tienen una carrera política, al igual que tus yernos y hasta tus ex yernos, que siguen trabajando para ti. Tus parejas sentimentales (y sus hijos) disfrutan de tus favores (chambas, casas, viajes y autos incluidos) incluso cuando ha llegado la hora del adiós.
Cierto, estás en medio de una pequeña tormenta mediática. Los periodicazos en tu contra están a la orden del día. Algunos medios apenas comienzan hoy a descubrir sobre ti lo que otros te decían desde hace muchos años. Hasta lo publican a ocho columnas. ¿Qué pasó? ¿No fuiste tú la que, en 1989, recomendaste a tus muchachos en el Comité Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que a los periodistas se les controlaba con dinero o con información?
De veras: ¿qué pasó? ¿Será Beatriz o Margarita? ¿Acaso serán las dos? ¿Te excediste al decirle a la nueva secretaria que ése era el puesto que querías para ti? ¿Te habrás pasado al ordenarle a Rafael Ochoa Guzmán que gruñera como los canes serviciales cuando sienten amenazado el territorio de su amo?
Te lo deben, tú sabes que están en deuda contigo. Y en política lo que se debe se paga. Te dicen que te des por bien servida con que Roberto Madrazo no haya llegado, con que conserves las posiciones que tenías, con que el escándalo con los fraudes de Vivienda Magisterial (Vima) no salgan a luz pública. Pero no. Tú sabes que te deben mucho más. Les allegaste votos, les acercaste a los gobernadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el norte, les operaste el fraude en el mero momento difícil. No, eso no se paga respetándote lo que tenías. Hiciste que ellos ganaran y ahora creen que de verdad ganaron y solitos...
¿Te acuerdas? En 1988 lo habías perdido casi todo. El Señor, como le decías a Carlos Jonguitud Barrios, te había hecho a un lado, a pesar de haber contestado el Informe presidencial de Miguel de la Madrid en 1987 y organizado el fraude patriótico contra el PAN. Te sentías cerca de la secretaría general del SNTE y te hicieron a un lado. Visitaste la calle de Andes y coqueteaste con la Corriente Democrática. Pero Manuel Camacho te recuperó para el PRI y te hizo delegada en Gustavo A. Madero, para luego llevarte a la secretaría general del sindicato de maestros.
¿Recuerdas 1989? No puedes haberlo olvidado. Tus amargas caminatas rumbo al edificio de la Secretaría de Educación Pública en Santo Domingo, frente a decenas de miles de maestros que te gritaban: "¡Asesina!", en remembranza de Misael Núñez Acosta, su dirigente asesinado por tu sindicato en 1981. ¿Qué son esos periodicazos de ahora al lado de los gritos de esos maestros entonces?
Pero sobreviste. Te deshiciste de tus antiguos aliados y te acercaste a Luis Donaldo Colosio. Y sobreviviste, incluso, a Ernesto Zedillo. ¿Acaso se te ha olvidado el congreso sindical en Mérida, cuando Liébano Saénz se alió con el secretario general del SNTE saliente, Humberto Dávila, para hacerte a un lado de la dirección del gremio? De seguro una sonrisa aparece en tu boca al recordar que el secretario particular de Dávila, encargado de operar el acto sindical, "desapareció" hasta que lo encontraron absolutamente borracho, con más de una botella de tequila en el torrente sanguíneo, y tú le presentaste telefónicamente al secretario del Presidente de la República al nuevo líder del magisterio nacional, que no había sido aún nombrado: Tomás Vázquez Vigil. De seguro te regodeas al imaginar la cara de Liébano del otro lado de la línea telefónica. Y, que no se le olvide a tus nuevos enemigos, generosa como puedes ser, tienes a Dávila trabajando para ti como diputado por tu franquicia de ocasión: Nueva Alianza.
¿Dónde están los que quisieron rivalizar contigo en el movimiento sindical? ¿Habrá algún dirigente sindical que pueda hacerte sombra? ¿Quién se acuerda hoy del nombre del líder actual de la CTM? ¿Dónde está Francisco Hernández Juárez? ¿Acaso Napoleón Gómez Urrutia no sigue escondido?
Sí, lo tuyo es remontar los días difíciles. Hoy te atacan, pero mañana estarán comiendo en tu mesa en el Suntory o en el Churchill, como tantos otros de tus enemigos lo han hecho. Te necesitan para partir la sección sindical en Oaxaca. Requieren tus servicios para tantos otros trabajos de plomería política que los panistas bisoños no saben hacer.
Adversidad, es la hora de la adversidad. O casi. En momentos así recuerdas el Gloria, de Salvador Díaz Mirón. "Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan... ¡mi plumaje es de ésos!", te repites.
No, de ninguna manera te van a acabar a periodicazos. Ni locos van a ir a fondo contra ti. Eres La Maestra, la representante de todo lo que el "nuevo" sistema requiere del viejo para sobrevivir. El gobierno de Calderón podrá mandar a sus plumíferos para recordarte algunos pecados, quemar pólvora en infiernitos y levantar muros de humo, pero, a la hora de la verdad, te necesitan. Eres la teacher.