Usted está aquí: sábado 9 de diciembre de 2006 Opinión Doctor Córdova: un pedigree a prueba

Gustavo Leal F.*

Doctor Córdova: un pedigree a prueba

Frente al virtual silencio que despertaron la casi totalidad de los nombramientos del nuevo gobierno, el del gastroenterólogo José Angel Córdova Villalobos para el despacho de Salud concitó una auténtica avalancha de felicidad sin par.

Además del entusiasmo con que la Iglesia católica "saludó" la designación ­exhortándolo, de paso, a que se desempeñe en el "justo medio" entre sus valores y los que marca la Constitución­ hay que destacar los nueve insertos celebratorios que pagó en medios nacionales la industria farmacéutica, seguidos de los 14 financiados por sociedades, asociaciones, academias, federaciones, consejos, fundaciones, uniones, redes, colegios médicos y facultades que, con justa razón, aplauden el arribo del primer médico de carne y hueso ¡en los últimos 24 años!, después de que el biomédico Guillermo Soberón recalara en la SSA (1982) trayendo consigo la cansina tonada de las "reformas". También están otros cuatro reconocimientos que pagaron diferentes actores presentes en la arena de la política pública.

A diferencia de sus predecesores y como él mismo presume, Córdova sí porta pedigree médico: práctica clínica, jefe de servicios en Guanajuato y subdirector en el IMSS. Y hasta se atreve a ubicar el gran foco de la inconformidad sectorial: la situación de los equipos de salud. Considera que "hacer programas sin haber vivido en carne propia lo que pasan médicos y enfermeras a diario, a veces limita la apreciación". ¿Se refiere, acaso, a los programas y apreciaciones de Julio Frenk?

Y aún más, Córdova agrega que las quejas se originan en la "falta de recursos" y "sobredemanda"; que los médicos tengan que ver "muchos pacientes en un tiempo corto, sin incentivos y con un salario apenas digno. Es imposible pedirles que den todo cuando trabajan en situaciones tan complejas". ¿Como les exigía Santiago Levy a los trabajadores del IMSS?

Pero su gran pendiente consiste en que viniendo de un clínico con pedigree, de entrada y de plano desvía el bulto del Seguro Popular. Córdova esquiva tramposamente ocuparse del fondo del asunto: su real capacidad para brindar alguna atención médica resolutiva, cuando se limita a acusar a las entidades federativas de no ajustar el uso de los recursos a lo que "está en la ley" y destinarlo a "resarcir todo lo que les faltó durante muchos años y no puede ser. Tenemos que vigilar".

Con ello termina robusteciendo ­ahora bajo la figura de una suerte de neocomisario sanitario­ los tintes fuertemente centralistas incorporados al diseño del impopular segurito; tintes que recargan financiera y laboralmente a las secretarías locales de Salud y las ubican, de facto, un una ruta de devolución de los servicios a la Federación (casos de Tlaxcala y Guerrero), tal y como ya aconteció con la "descentralización" educativa (Zacatecas).

Como presidente de la Comisión de Salud de la 59 Legislatura, el propio Córdova presionó a los estados para que sus gobernadores firmaran el convenio del fantástico segurito y así evitaran quedar fuera del presupuesto federal. Ahora sólo recoge su cosecha.

Pero lo más grave es que Córdova se encuentra ante un serio predicamento; si no evalúa el engendro "popular" ocupándose con seriedad clínica del fondo de su fraudulenta estructura sanitaria ­que ofrece lo que no va a cumplir­ y sigue repitiendo que el problema reposa en el uso inadecuado de los recursos que hacen los estados, tampoco podrá hacerles justicia a aquellos que ­invocados en sus manifiestos­ dice "conocer y entender muy bien": los equipos de salud.

Quedará inevitablemente prensado ­¿todo el sexenio?­ entre sus dichos y sus hechos; "vigilando" celosamente los recursos de su despacho; esgrimiendo autoritariamente el garrote del gran "regulador" de la "política" nacional de salud, pero incapaz de cumplir con su máxima de partida: "se necesita mejorar las condiciones de los trabajadores y darles lo necesario para laborar".

De algo puede estar, desde ahora, seguro: como claramente mostraron los deprimentes años de la "democratización" de la salud foxista, los médicos, enfermeras y profesionales le recordarán, día con día, que eso no es un "seguro", ni mucho menos "popular". Además de que, si como clínico con pedigree, realmente está comprometido con la prevención ("prevenir es la mejor inversión", ha dicho), no puede seguir declarando ­al incompetente estilo Levy­ que hay que "extrapolar la experiencias exitosas como el Prevenimss". ¿Dónde queda su autodeclarada experiencia en "trabajo comunitario y en hospitales"?

Aunque nunca falta el prietito en el arroz. Para el asambleísta Marco Antonio García Ayala ­sobrino de Joel Ayala y secretario general del Sntssa­, el nombramiento de Córdova genera "satisfacción" debido a que se trata de un profesionista "con notable experiencia en el ramo, particularmente en el tema del financiamiento de los servicios". Curioso: ¡justamente lo que no es Córdova!, y que de tener la tentación de serlo, justamente lo que no debería ser, como ya mostró más que sobradamente el caso del "macroeconomista" de la salud, Julio Frenk. Ciertamente, el foxismo atrajo algunos nuevos (y etiquetados) recursos económicos para el sector salud ­sobre todo a los salarios de los mandos medios y altos­, y sin embargo, los servicios están peor que como se los heredaron los priístas de Zedillo.

Entonces ¿qué es lo que hace falta, doctor Córdova? Tal vez cumplirle al pedigree: prevenir y curar bien. No inventar ­a hurtadillas­ un igualmente fraudulento Seguro Popular petit, ahora ¡sólo para los recién nacidos!

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 
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