Stan provocó una crisis productiva que costó 10 años en el desarrollo del estado
La sierra de Chiapas vive un desastre social cuyo eje latente es la hambruna
Remesas y ayuda humanitaria paliaron el problema; difícil, el panorama para 2007
Ampliar la imagen En el municipio de Siltepec la mayoría de los niños sufren de desnutrición; la única leche que toman es la materna Foto: David Viñuales
Siltepec, Chis., 2 de diciembre. Son las siete de la mañana y ya el hombre se bambolea en completo estado de ebriedad. Una noche antes, entre la densa neblina y pronunciadas curvas que hacen casi imposible el asenso a la cabecera de este municipio, otro de los lugareños se precipitaba peligrosamente sobre el camino, enturbiados sus sentidos por el alcohol.
Las imágenes se repiten en los caminos de la sierra, la zona más pobre de Chiapas, estado que dejará de ser gobernado por Pablo Salazar Mendiguchía el primer minuto del próximo viernes 8 de diciembre.
Es la desesperanza, la impotencia ante la pobreza. Desde antes ya vivían en estas condiciones, pero luego de la pérdida de productividad en el campo, de los estragos que dejó a su paso el ciclón Stan, la situación en la sierra se ha tornado un verdadero desastre social, explica Raúl Benet, representante del organismo humanitario Oxfam.
Lucio Roblero Pérez, originario del municipio de Motozintla, quien a sus 26 años asumió la tarea de organizar la ayuda humanitaria y proyectos productivos que llegaron a la zona luego del paso del fenómeno meteorológico, plantea un diagnóstico certero y contundente.
"En noviembre de hace un año, un mes después del huracán, notamos que se perdieron entre 40 y 50 por ciento de las plantaciones de café en la sierra, al deslavarse los terrenos y perderse físicamente la tierra fértil."
La cosecha en las plantaciones sobrevivientes, que justo empezaba ese mes, sólo se logró en 40 por ciento, 10 por ciento del cual no se pudo vender por la falta de calidad que provocó el exceso de humedad y el corte a destiempo por la carencia de mano de obra.
En resumen, cada caficultor recogió en ese mes y en los dos cortes subsecuentes sólo 25 por ciento de la producción normal, detalló Lucio Roblero.
Cifras del Consejo Nacional de Población indican que en Siltepec 85 por ciento de la población, distribuida en 156 poblados, se dedica a las labores del campo, y de ellos 65 por ciento no recibe salario alguno.
El único ingreso anual que obtienen es por la venta de café, que les sirve para comprar azúcar, aceite y otros productos con los que completan su dieta compuesta por el maíz y algunas hortalizas que ellos siembran.
Es decir, durante el año pasado, luego del paso de Stan, los cafetales, milpas y hortalizas han producido menos de la mitad de lo que hasta entonces era su capacidad y que servía para alimentar a la población, aún bajo los índices de "alta marginación" en que está catalogada la zona.
A raíz de esta crisis productiva, se registró en Siltepec y en el resto de los poblados de la sierra un millar en los municipios de Motozintla, Chicomuselo, La Grandeza, El Porvenir y Bejucal de Ocampo un incremento de la migración. Miles de personas han abandonado la región para buscar emplearse en Estados Unidos o en las maquiladoras de la frontera norte del país.
"No se ha podido elaborar un censo de las personas que han salido, porque el proceso es cambiante. Cada vez que llegamos a una comunidad es común que informen sobre nuevas personas o familias completas que han salido; es algo que se ha vuelto constante", explica Lucio Roblero.
Hay casos muy significativos, como el del poblado Rincón del Bosque, del municipio Motozintla, donde 80 por ciento de la población ha migrado, y ahora sólo quedan unas 51 personas habitándolo. O Francisco I. Madero, de ese mismo municipio, de donde han emigrado la mitad de sus habitantes.
"Teóricamente la migración apoya el sostenimiento alimentario, aunque por las condiciones del endurecimiento en la frontera las remesas son mucho menos de las esperadas, y llegan sólo ocasionalmente", explica Raúl Benet.
Según los dos especialistas, este año que pasó, los apoyos asistenciales de organismos humanitarios, los recursos emergentes que de manera esporádica repartieron las autoridades de gobierno y las llegadas de algunas remesas, paliaron la crisis alimentaria que se vive en la zona.
Sin embargo, el panorama para 2007 es poco alentador. Un factor es el cambio en las administraciones estatal y federal, de las que no se sabe la política de desarrollo que pondrán en práctica; y el anuncio por parte de los tres órganos de gobierno respecto de que la emergencia provocada por Stan ya culminó, suspendiendo, en la práctica, diversos programas como el de reconstrucción de caminos y puentes, que según los reportes oficiales quedaron concluidos, aunque en realidad esto no sucedió.
"Lo que existe en la zona es la pérdida de la capacidad productiva, el aislamiento de las comunidades por la destrucción de las vías de comunicación y la falta de seguridad alimentaria; lo que se traduce en un desastre social cuyo eje es la hambruna", refiere Benet.
Aunado a ello, dijo, la falta de caminos y puentes está haciendo cada vez más difícil que los servicios educativos y de salud lleguen a la zona. Hay un número importante de infraestructura educativa que está instalada de forma provisional e inadecuada, como la telesecundaria 924 del poblado Cruz de Piedra.
El representante de la organización inglesa dedicada a la cooperación para el desarrollo y la ayuda humanitaria para comunidades empobrecidas de América Latina, explica que en la zona se formó un círculo del que parece difícil salir.
"Si las personas perdieron sus cafetales, que es su forma de obtener recursos líquidos, y perdieron la milpa, que es su forma ancestral de sobrevivencia, la generación actual de niños está acumulando una desnutrición que le obstaculizará cualquier proceso de aprendizaje en las aulas, en los lugares donde estas existen. Estos factores en conjunto, y a la larga, repercutirán de forma negativa en sus posibilidades de progreso."
Los diagnósticos del gobierno del estado indican que en la sierra de Chiapas Stan dejó un retroceso de 10 años en su desarrollo.