Usted está aquí: sábado 2 de diciembre de 2006 Opinión ¿El doctor Córdova evaluará los "éxitos" del Seguro Popular?

Gustavo Leal F.*

¿El doctor Córdova evaluará los "éxitos" del Seguro Popular?

Después de que en agosto el Instituto Electoral del Distrito Federal multara al PAN capitalino "por la difusión del Seguro Popular como logro partidista", fue claro que su "operación" nacional era un consumado fracaso.

Además de "brindar" un escuálido paquete de (249) intervenciones "esenciales" y sobrecargar ­con pautas centralistas y sin recursos­ a los sistemas estatales de salud, el fraudulento segurito no había logrado siquiera hacer funcionar el plan de abasto de medicamentos en farmacias, ni entregar las tarjetas con chip a los "asegurados", porque seguían sin instalarse los equipos de radiofrecuencia requeridos. La "joya" foxista tampoco había podido ingresar la red de "atención", incluidos los consultorios privados.

Pero para Juan Antonio Fernández, comisionado de Protección Social en Salud, ese fenomenal engendro "no tiene hospitales, médicos ni farmacias acreditadas que suministren los servicios". Entonces, ¿qué tiene? El programita "funciona", según él, con 8 mil médicos, 18 mil farmacias y 4 mil 37 hospitales, de los cuales "99 por ciento pertenecen a la Ssa", además de que ­a marzo­ "menos de 7 por ciento de los afiliados recibieron sus medicamentos. Los gobiernos estatales hacen lo que pueden con el dinero que reciben". ¡Bárbaro!

Hasta una de las cadenas afiliadas, Farmacias El Fénix, reconoce que la "estrella" foxista usa "la red de centros de salud y hospitales públicos, abiertos a toda la población, y distribuye los medicamentos que el Estado ya compró", aunque, como puntualizan los ejecutivos del laboratorio Novartis, la fracasada idea "original" contemplaba "crear un sistema tripartita donde los gobiernos federal y estatales aportarían 3 mil 800 pesos y entre mil 200 y mil 400 pesos por familia, respectivamente, en tanto que las familias afiliadas ­ubicadas por encima del decil II­ pagarían una cuota anual de 640 pesos anuales".

Lamentablemente la "instrumentación" del segurito muestra otro sendero: Fernández asume que, de los 24 mil 500 millones de pesos de que dispuso en 2006, 17 mil son aportación federal y "sólo 10 estados ponen el total de su cuota, cuando 93 por ciento de las familias afiliadas no pagan los 640 pesos al año". Y agrega: "sólo 15 entidades han firmado el compromiso de implementar el sistema como se planteó originalmente, y falta para concretarlo, pues muchos estados esperan completar inventarios para empezar a licitar bajo el nuevo esquema". La propia industria farmacéutica aún no indica cuándo empezará a fabricar medicamentos con el chip de radiofrecuencia, cuyo costo será absorbido por ese generoso "Seguro Popular".

Con todo, Fernández sigue estimando que la "joya" es un auténtico "paliativo para los pobres": gracias a esta vía de "acceso universal a la salud", calcula que pronto los derechohabientes de IMSS, ISSSTE y el "popular" engendro podrán "transitar por las tres instituciones con tan sólo presentar una tarjeta electrónica". De tal forma que, si alguien pierde su empleo, podrá ir al Seguro Popular "presentando la tarjeta que contiene su expediente clínico. Y teniendo alguno de los tres seguros, el afiliado podrá solicitar atención en la unidad que decida". ¡Un sueño!

Y aún más: como para Fernández el segurito "opera en mil 611 municipios, tarde o temprano tendrá más afiliados que el IMSS o el ISSSTE". Claro que le faltó establecer si además de "afiliados" podrán ser efectivamente atendidos, y dónde, porque ­siempre optimista­ Fernández Ortiz confiesa sin empacho que "en infraestructura nos faltaría incorporar 6 mil unidades más para llegar a 2010 con casi 11 mil centros de salud".

Tal vez por todos estos "éxitos" y frente a las seguridades de "continuidad" que (entre protestas) Fox predicaba por doquier, el grupo parlamentario del PRI (como antes lo había también comunicado el PRD) ha manifestado que su agenda contempla "revisar" el funcionamiento del Seguro Popular, la descentralización y operación del Sistema Nacional de Salud, así como aprobar una reforma que garantice el acceso de los jornaleros y sus familias a la seguridad social.

Ello, porque siguiendo la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, cada vez son más los mexicanos que utilizan los servicios privados y menos los que se atienden en instituciones públicas, además de que 48.5 por ciento de la población "no cuenta con ningún tipo de protección" por parte de instituciones o programas de seguridad social. La encuesta precisa que los derechohabientes de IMSS e ISSSTE han disminuido en "casi 5 y 1 por ciento, respectivamente".

Por algo Julio Frenk, primer secretario "macroeconomista" de la salud, se atrevió casi a gritar en Funsalud que en México existe "una tara mental que impide aprovechar la infraestructura de los servicios privados para ampliar la cobertura", para después amenazar con usar la ley para que la Ssa inicie "gestiones con proveedores particulares".

Y, mientras los médicos que "contrata" Fernández deben conformarse con 10 mil pesitos mensuales (sin prestación alguna), como "premio" al garrafal "diseño" de este anunciado Frankenstein, Frenk abandona el foxismo embolsándose sólo 3 millones 229 pesitos extras gracias al Seguro de Separación Individualizado que opera la aseguradora Metlife.

¿Cuántos recursos dispondrá el presupuesto 2007 para este "popular" engendro del que también se valió Frenk como la carta "fuerte" de su segunda estruendosa derrota para dirigir la OMS? Los "retos" que establece el doctor Córdova ­nuevo secretario de Salud­, como el de "avanzar en la desaparición de las desigualdades", ¿ya contemplan evaluar estos "éxitos" del foxismo?

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 
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