Plantea profundizar la integración con Estados Unidos en el terreno energético
El TLCAN no es opción de crecimiento para México, considera Banco Mundial
Proponen vicepresidentes del organismo impulsar reformas para elevar competitividad
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no es una opción de crecimiento para México, afirmó este martes el Banco Mundial. "Ya se le acabó lo bonito al TLCAN; los objetivos que se podían lograr con ese acuerdo ya se alcanzaron y hay que repensar la situación", sostuvo Danny Leipziger, vicepresidente y jefe de la red de reducción de la pobreza del organismo multilateral.
Mientras en México la opción del gobierno federal es profundizar la integración con Estados Unidos como se ha planteado en el terreno energético Leipziger dijo que "México ya no debe concentrarse tanto en Estados Unidos".
En tanto, Francois Bourgignon, también vicepresidente y economista en jefe del Banco Mundial, recomendó al próximo gobierno "impulsar poco a poco" reformas que aumenten la competitividad de la economía y generen mayor crecimiento. "Como no se puede hacer todo al mismo tiempo, se deben elegir prioridades", añadió.
Ambos directivos participaron ayer en la segunda y última jornada de la conferencia internacional "Equidad y competencia para un alto crecimiento en México", organizada por el Banco Mundial y el Centro David Rockefeller de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard.
En el mismo foro, Stephen Haber, especialista en desarrollo económico de la Universidad de Stanford, planteó que la economía mexicana ha crecido de forma muy deficiente desde la entrada en vigor, en enero de 1994, del TLCAN, un acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá, que liberalizó el comercio y las inversiones.
Entre 1994 y 2005, abundó Haber, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) real per cápita sólo fue en promedio de 1.3 por ciento al año, "tasa lenta con respecto a cualquier medida de comparación".
Añadió que en el periodo del TLCAN la tasa de crecimiento de México fue 38 por ciento más lenta que la de países comparables, de ingresos medios y en desarrollo, que repuntaron 2.1 por ciento al año; 43 por ciento más lenta que la de Estados Unidos (que fue de 2.3 por ciento al año) y 54 por ciento más lenta que la del mismo México entre 1950 y 1980 (de 2.8 por ciento por año).
"También resultó lenta comparada con la tasa de crecimiento que habría sido necesaria para dar empleo a los cerca de un millón de nuevos participantes cada año en el mercado laboral mexicano. Más de la mitad de estos nuevos trabajadores no encontró empleo en México. En su lugar, emigraron hacia Estados Unidos", comentó Haber.
En el foro, Leipziger planteó la duda sobre la conveniencia para México de seguir concentrando el comercio, y la actividad económica y financiera en general, con Estados Unidos.
"La productividad en las maquiladoras (asentadas en México) se ha estancado. Si a esto se añade la concentración de exportaciones hacia Estados Unidos (85 por ciento del comercio exterior de México se realiza con ese país), los beneficios del TLCAN se han visto reducidos", dijo Leipziger.
En este sentido, abundó, México no debe concentrarse tanto en Estados Unidos. Incluso, mencionó, existen experiencias como las de España y Portugal, que al momento de integrarse a la Unión Europea asumieron como política que por lo menos una cuarta parte de sus exportaciones se realizaran con naciones fuera del bloque comunitario.
"Se debe integrar a la gente al crecimiento, porque con tasas de aumento de 2 a 3 por ciento del PIB al año como las registradas en los últimos años no habrá avances en reducción de la pobreza y otros países rebasarán a México. El gobierno mexicano debe pensar lo que se está haciendo en otro países", apuntó.
Por su parte, Francois Bourgignon, vicepresidente y economista en jefe del Banco Mundial, manifestó que la inequidad persistente en México, atribuida en parte por el organismo a la existencia de monopolios y grupos de poder corporativo que lastran el crecimiento, ya está diagnosticada, por lo que se requiere ahora una estrategia para solucionar este problema.
Es importante pasar del nivel de diagnóstico a una estrategia de reforma; una vez definida la agenda, debe ser comunicada apropiadamente porque cuesta trabajo convencer al público de la necesidad de cambios, planteó. Se debe, dijo, elegir prioridades, cuál reforma primero y cuál después "porque no se puede combatir en varios frentes".