Putin rechaza acusación de que ordenó el asesinato y expresa sus condolencias
Sustancia radiotóxica mató al ex espía ruso Litvinenko: autoridades de GB
Ampliar la imagen Walter Litvinenko, padre del ex agente secreto ruso Aleksandr Litvinenko, durante una conferencia de prensa en Londres. El ex espía culpó de su muerte al presidente Vladimir Putin, de acuerdo con un documento que dictó dos días antes de perecer Foto: Ap
Moscú, 24 de noviembre. Calificada de "muerte no explicable" por Scotland Yard hasta que pueda establecer su causa en lo que tiene los visos de ser una nueva modalidad de eliminar físicamente a los adversarios políticos mediante el uso de inéditas fórmulas tóxicas y radiactivas, el fallecimiento de Aleksandr Litvinenko, ex agente de los servicios secretos rusos que rompió con el Kremlin, deja ciertamente muchas preguntas sin respuesta.
Pero casi todas las hipótesis acerca de cuándo y cómo Litvinenko ingirió o tal vez, inhaló la mortífera dosis de lo que, según las más recientes investigaciones del londinense University College Hospital donde ocurrió el deceso, apunta hacia el polonio-210, elemento químico de gran radiotoxicidad, coinciden en señalar que en Moscú se tomó la decisión de envenenar a este ex coronel del antiguo KGB soviético.
Litvinenko, exiliado en Gran Bretaña desde 2001, empezó a sentirse mal el pasado primero de noviembre, día en que almorzó en un restaurante de comida japonesa con un "contacto" italiano, Mario Scaramella, quien le había prometido dar información sobre los asesinos de la periodista Anna Politkovskaya.
Horas después, acudió a una cita en el bar de un hotel con Andrei Lugovoi, ex compañero suyo en el Servicio Federal de Seguridad (FSB, sucesor del KGB) y ahora empresario, que estaba acompañado de quien fue presentado a Litvinenko como Dmitri Kovtun, socio del primero. En algún momento se incorporó a la plática Viacheslav Sokolenko, otro visitante moscovita.
Lugovoi asegura haber viajado a Londres con un grupo de familiares y amigos para ver el partido de futbol, en la Liga de Campeones, del TsSKA de Moscú contra el Arsenal. De esa segunda reunión, según declaró a la policía, Litvinenko sólo pudo recordar la insistencia de "Vladimir", un acompañante de Lugovoi "alto y callado, rondando los cuarenta", en servirle té.
Por razones obvias Scaramella y Lugovoi se han deslindado de toda culpabilidad y Scotland Yard enfrenta la nada fácil labor de determinar quién es en realidad el enigmático "Vladimir", que mencionó Litvinenko y ya considerado el principal sospechoso de haberlo envenenado.
El entorno de Litvinenko, quien a finales de octubre anterior culpó al Kremlin de asesinar a Politkovskaya por las duras críticas que contiene su libro La Rusia de Putin, tiene claro que él mismo fue víctima de una venganza.
Afirman que mataron a Litvinenko aquellos que lo consideraban "traidor" desde que publicó su polémico volumen El FSB explota Rusia, donde denuncia que sus antiguos jefes ordenaron colocar las bombas que causaron más de 300 muertos en Moscú, en septiembre de 1999, semanas antes de lanzar el ejército contra Chechenia.
Distintos voceros oficiales de Rusia calificaron hoy de "carente de fundamento" la imputación al Kremlin, ya sea minimizando el papel de "peón" del ex agente o insinuando que "alguien" está orquestando una campaña de desprestigio de Rusia y su presidente, Vladimir Putin.
Un asesor de éste llegó a decir hoy que le parecía una extraña coincidencia que hubiera "muertes de resonancia" de opositores en vísperas de eventos internacionales con participación de Putin, como la cumbre entre Rusia y la Unión Europea, la cual concluyó este viernes en Helsinki dicho sea de paso con estrepitoso fracaso, no por la muerte de Litvinenko, sino por el veto de Polonia.
El propio Litvinenko, dos días antes de morir y la última vez que su esposa pudo hablar con él (esa noche entró en fase terminal), firmó la transcripción de una declaración dictada por él, leída hoy por Aleksandr Goldfarb, el amigo que lo ayudó a salir de Rusia vía Ucrania con su mujer y pequeño hijo a finales de 2000, en la puerta del hospital londinense.
"Puedes lograr silenciarme, pero ese silencio tiene un precio. Te has mostrado como un despiadado bárbaro, tal y como te describimos tus críticos. Has demostrado que no tienes ningún respeto por la vida, la libertad o cualquier otro valor civilizado. Eres indigno del puesto que ocupas. No te mereces la confianza que han depositado en ti mujeres y hombres civilizados", dedica Litvinenko a quien hace responsable directo de su muerte, el titular del Kremlin.
"Puedes silenciar a un hombre, pero no podrás evitar que el gran grito de protesta por todo el mundo, señor Putin, resuene en tus oídos el resto de tu vida. Que Dios te perdone por lo que has hecho, no sólo a mí, sino a mi querida Rusia y su pueblo", concluye así la declaración.
Putin rechazó esta grave acusación en Finlandia y afirmó que toda muerte es siempre una tragedia, por lo cual, agregó: "expreso mis condolencias a los deudos del señor Litvinenko, a su familia".
Al mismo tiempo, añadió Putin, "hasta dónde tengo entendido, el certificado de defunción expedido por los médicos británicos no señala que se haya tratado de un asesinato. No lo señala. Y, por tanto, nada hay que hablar al respecto".
El mandatario ruso puso en duda que Litvinenko haya dejado una declaración póstuma. "Es lamentable que hechos tan trágicos como la muerte de una persona se utilicen en provocaciones políticas", enfatizó Putin.