América Latina pasó de ser destino de emigrantes a fuente de emigración, afirma
FMI: México, origen de la mayor comunidad no estadunidense en EU
En la última década, de cada 100 extranjeros que llegaron a ese país 24.7% son mexicanos
Explorado principalmente en su faceta económica, por la relevancia de las remesas, el éxodo de miles de mexicanos que cada año cruza la frontera con Estados Unidos en busca de empleo constituye uno de los fenómenos migratorios más relevantes de la actualidad, según un estudio publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En la última década México se ha convertido en el país de origen de la mayor comunidad no estadunidense en aquel país, con 24.7 por ciento del total de los migrantes. ''América Latina se ha transformado de destino importante para emigrantes a fuente de emigración'', indicó.
El FMI publicó una serie de estudios, bajo el título general de La demografía desde el ámbito económico, en la que se detiene a examinar un momento, sobre el que afirma: ''la explosión demográfica más grande de la historia afecta al desarrollo mundial''.
En uno de los estudios publicados por el FMI, elaborado por Jeffrey G. Williamson, catedrático de economía de la Universidad de Harvard, señala que de cada 100 inmigrantes a Estados Unidos en la última década, 24.7 por ciento fueron mexicanos, cifra que contrasta ampliamente con la registrada en la década de 1971 a 1980 es decir, antes del inicio de las crisis económicas cíclicas que han azotado al país, cuando la proporción era de 14.2 por cada 100 y con la reportada para la década de 1951 a 1960, cuando por cada 100 inmigrantes que llegaban a Estados Unidos, 12 eran mexicanos.
América Latina se ha consolidado como la región de donde más ciudadanos emigran hacia Estados Unidos. Por cada 100 inmigrantes que llegan a aquel país, 47.2 son de alguna nación latinoamericana, una proporción mayor a la de 40.3 reportada para la década de 1971 a 1980.
En la última década, para comparar la magnitud de la emigración mexicana y latinoamericana en general hacia Estados Unidos, el estudio menciona que de cada 100 inmigrantes a ese país, 14.9 son de Europa, 30.7 de Asia, y 3.9 de Africa, cifras superadas ampliamente por 24.7 de cada 100 que son ciudadanos mexicanos y el 47.2 que corresponde a América Latina.
En el estudio se identifican ''cuatro cambios masivos'' en los modelos actuales de migración mundial, observado el fenómeno a partir del término de la segunda Guerra Mundial. Uno de esos cuatro cambios es protagonizado por América Latina.
Uno es la disminución en el número de emigrantes europeos; el segundo, la emigración desde los países de Europa del este, sobre todo después de la caída del Muro de Berlín en 1989. Otro es el de los migrantes de Asia, Africa y Oriente Medio, que han pasado del ''goteo a la inundación'', y que el autor identifica como el ''principal cambio de la posguerra''.
Pero uno de los cuatro ''cambios masivos'' es protagonizado por América Latina, que se transformó de destino importante para emigrantes a fuente de emigración.
Se creyó, dice, ''que al industrializarse, los países pobres, agrarios y de salarios bajos debían enviar más emigrantes al exterior, pero que llegado cierto punto debían empezar a retenerlos y a recibir inmigrantes al ampliar su industrialización y aumentar los salarios. América Latina es una excepción a la regla: en 1960 acogió 1.8 millones (neto, es decir, la diferencia entre los que inmigraron y los que emigraron) de inmigrantes; pero en 1980 envió 1.8 millones, también neto de los suyos al exterior'', tendencia que continúa.
''La explicación parece ser su vecino del norte, mucho más rico y con un crecimiento más rápido''.
El autor identifica dos ''siglos de migración mundial''. Primero, el ocurrido entre 1820 y 1915, y el segundo después del fin de la segunda Guerra Mundial y hasta la fecha.
Establece que la migración europea del siglo XIX redujo la pobreza. Los niveles de vida de los países de origen y de los receptores convergieron y la ''migración masiva contribuyó más a esa convergencia que el floreciente comercio mundial''.
Es una experiencia que, asegura, no se repetirá ahora en el caso de los países pobres. ''En el primer siglo mundial de migración, la emigración aumentó mucho el nivel de vida de los países de origen. En el segundo siglo es decir, en la época actual la emigración podría aumentar el nivel de vida en los países de origen pobres, pero comúnmente no lo hace. ¿Por qué? Primero, hoy el desarrollo de los países pobres depende más de un crecimiento rápido de la productividad en el país; segundo, los países ricos de hoy han cerrado sus fronteras''.