La CNO cierra la Temporada 2006 con opereta de Johann Strauss
Parangón operístico entre la era de Maximiliano y el México actual
Agradable para el oído y sano para el humor resulta el montaje que la Compañía Nacional de Opera (CNO) presenta de la opereta El murciélago, de Johann Strauss, con el cual la instancia cierra la Temporada 2006 y, de paso, su gestión sexenal.
Cuatro son las funciones que se tienen programadas de esta obra, una de las clásicas del género, la primera efectuada la noche del pasado martes en el Palacio de Bellas Artes, que dejó grato sabor de boca y una prolongada sonrisa al público, no sólo por la jocosa trama de enredos del libreto, debido a Karl Halffner y Richard Genée, sino por el equilibrio entre los elementos musical y escénico, así como el homogéneo nivel del reparto.
Destacó la actuación de la soprano Irasema Terrazas en el papel de Adele, la criada, con el que refrendó la transparencia y cálida belleza de su voz, amén de una alta capacidad histriónica, determinada por su natural facilidad para el humor.
La cantante participó en dos funciones, la del martes 14 y jueves 17; y las dos restantes, el domingo 19 y este martes 21, están a cargo de la soprano Rosa Elvira Sierra.
Puesta de época
También es de subrayarse el trabajo del director concertador, Kamal Khan, al frente de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, la cual, bajo la batuta del músico estadunidense, se desempeñó como maquinaria de reloj suizo, si bien en la parte inicial le faltó un tanto de empuje, de enjundia al sonido.
El director escénico José Solé se inclinó por una puesta de época, con vestuario y escenografía que remiten a la aristocracia de Viena de finales del siglo XIX.
Sin embargo, en el transcurso de las tres horas que suman los tres actos de la obra se da licencia para insertar, en voz del elenco, varios chistes y comentarios jocosos que hacen referencia al México contemporáneo, en particular a la situación política.
Este es un aspecto muy palpable que se disfruta sobre todo al comienzo del tercer acto, cuando el personaje de Frosch, el carcelero, interpretado por el actor Hernán del Riego, se avienta un monólogo muy al estilo de los cómicos del teatro de revista o las carpas.
En él sale a relucir el parangón entre la época actual y el imperio de Maximiliano (''el emperador no puede gobernar a gusto porque por ahí anda un revoltoso que dice que es el presidente legítimo"), o de plano críticas abiertas a cómo el presidente Fox insiste en afirmar que en el país todo está de maravilla.
Este es fue de los momentos más aplaudidos, como lo fue también la participación del dúo de piano y violín del matrimonio de Dominique y Carlos Vierich, con larga pieza de origen gitano.
El anillo del Nibelungo, entre los logros
En El murciélago intervienen asimismo las sopranos Eugenia Garza y Carla Madrid, la mezzo Grace Echauri, los barítono Oziel Garza y Armando Gama y los tenores Peter Svensson, Mario Hoyos y Oscar de la Torre.
La escenografía es de David Antón, mientras Manolo Toledo se encarga de la iluminación.
Es éste, entonces, el último título que Raúl Falcó programa como titular de la Compañía Nacional de Opera, a cuya dirección llegó tras la salida del director de coro Gerardo Rábago, quien dejó el cargo a los pocos meses de asumido ante la presión que integrantes de esa compañía ejercieron por considerarlo incapaz para hacerse cargo de la instancia.
Han sido seis años que, en términos de la compañía, serán recordados por el regreso al escenario del Palacio de Bellas Artes de algunos cantantes consumados, la oportunidad que se brindó a varios artistas jóvenes y, sobre todo, por el montaje íntegro de la tetralogía de El anillo del Nibelungo, en coproducción con el Festival de México en el Centro Histórico.