Cuestionado sobre su inocencia en el delito de encubrimiento a pederasta
"No rebuznan porque no saben la tonada", dice el cardenal Rivera de sus acusadores
"Ya veremos", respondió a la posibilidad de contrademandar a los denunciantes
A pregunta expresa sobre su proclamación de inocencia en el delito de encubrimiento a un pederasta, el cardenal Norberto Rivera Carrera respondió: "había una burra que quiso rebuznar y nunca pudo, porque nunca se aprendió la tonada", en clara alusión a sus acusadores.
Cobijado por un grupo de laicos que por segundo domingo consecutivo lanzó consignas en su favor en la Catedral Metropolitana, mientras la curia exhibió supuestas pruebas los ejemplares de dos periódicos católicos, L'Osservatore Romano y Desde la Fe que reflejarían la estadía del prelado en Roma, cuando se le acusó de que el 27 de noviembre de 1997 se habría entrevistado con cuatro víctimas del sacerdote pederasta, Nicolás Aguilar, para disuadirlos de no denunciar el abuso de que fueron objeto, el cardenal se mostraba feliz.
Aceptó por primera vez, ante diversos medios de comunicación, responder a la pregunta: "Sin necesidad de acudir a tribunales, el arzobispado de México exhibe lo que a su parecer son pruebas de una estancia suya en Roma, ¿esto representa un triunfo, como para decir que se demuestra su inocencia?": confirmó, sonriente, el dicho citado.
También se le cuestionó si contrademandaría a sus denunciantes y dijo: "ya veremos". Por lo pronto, tras escuchar muestras de apoyo como "yo si le voy, le voy a Rivera" y otras porras, el prelado aseguró que de diversas partes de la República recibe "amor y cariño".
Sin embargo, en una entrevista previa con La Jornada, su vocero, el sacerdote Hugo Valdemar, y el abogado del arzobispado, Bernando Fernández del Castillo, aceptaron que así como los medios informativos, donde la periodista San Juana Martínez, la Red de Sobrevivientes de Víctimas de Abuso Sexual de Sacerdotes y dos de las víctimas de Nicolás Aguilar (Joaquín Aguilar y un testigo protegido) no son admitidos como pruebas en los tribunales, tampoco lo son los periódicos católicos citados.
Insistieron en la inocencia del cardenal y en no adelantar ninguna prueba de defensa por "estrategia jurídica", hasta no ser exhibidas ante la Corte, y para "no alertar" a la parte acusadora de las querellas interpuestas contra el prelado (la primera en septiembre pasado y la segunda el jueves anterior).
Aseguraron que nunca reconocerán la competencia del tribunal de Los Angeles, "ni nos someteremos a su jurisdicción", porque antes se requiere que se nos notifique oficialmente, por los conductos diplomáticos establecidos en la Convención Interamericana sobre exhortos o cartas rogatorias de 1978, y la Convención de la Haya, para lo cual pueden transcurrir hasta ocho meses.
El procedimiento explicaron obliga al tribunal de Los Angeles a dirigirse al Tribunal Superior de Justicia de California; éste a la Secretaría de Estado de Estados Unidos, y de allí a la Secretaría de Relaciones Exteriores, por medio de una carta rogatoria, para luego pasar al Poder Judicial y finalmente se notifique al prelado.
"Eso no quiere decir afirmó el abogado que no comparezcamos nosotros, no el cardenal, y argumentemos y le digamos al juez: no tienes ninguna validez para tratar este asunto. Eso en su momento se hará, si es que nos llegan a notificar".
Ambos reiteraron que los argumentos base de las demandas son "vagos, oscuros y que carecen de fundamento", por lo cual el religioso "no tiene que ampararse de nada".
Rechazaron "el peligro inminente de que el cardenal esté a punto de pisar la cárcel. Es una falsedad", sostuvo.